Javier Leoz 2010
Te adoramos, Señor y te bendecimos.
Ensalzamos tu nombre, Señor y pregonamos tu grandeza
Nada ni nadie como Tú, Señor
Al llegar un año más la fiesta de tu Corazón Sagrado
queremos consagrarnos, de palabra y obra,
a la causa de tu Evangelio.
No permitas, Señor, que el latido de nuestros corazones
se agiten sin el impulso de tu amor.
No dejes, Señor, que la sangre que corre por nuestras venas
se enfríe por la ausencia del perdón y de la fraternidad.
Son muchos, Señor, los riesgos que nos acechan:
falta de fe y ausencia de temor de Dios,
el “no” a la vida del no nacido,
que nuestra sociedad proclama
defiende, legisla e impone como derecho
o la ley del más fuerte que actúa humillando al más débil.
¡Bendícenos, Señor¡
Nos consagramos a tu Corazón Divino
No permitas que nos apartemos de tu mensaje:
Aquí nos tienes, queremos ser heraldos de tu Palabra
Aquí estamos, somos de los tuyos
Dispón de nosotros, permaneceremos fieles para siempre.
Nos consagramos a tu Corazón Santo
porque en tu Corazón, Señor,
encontramos descanso ante tanto desasosiego
luz frente a tanta incertidumbre y oscuridad
ilusión cuando el pesimismo nos invade
valor y coraje…ante la deserción o el abandono.
Nos consagramos a tu Corazón Sagrado:
Que tus proyectos, Señor, sean los nuestros
Que tus sentimientos, Señor, broten de nuestros corazones
Que tus manos, Señor, se prolonguen en las nuestras
Que tus ojos, iluminen nuestras miradas
Que tus labios, se abran en nuestras palabras
Que tu Corazón, ame y comprenda por nuestro amor.
Bendice a nuestros sacerdotes, infúndeles ánimo
Protege a nuestras familias, que sean escuela cristiana
Dirige a nuestros gobernantes, que no vivan de espaldas a Ti
Orienta los confundidos, que se encuentren en Ti
Consuela a los afligidos, se levanten por Ti y en Ti
Acompaña al triste, alégralos por tu presencia
Y que, un día, todos podamos alcanzar
lo que tu Corazón nos dicta y nos enseña:
el Amor de Dios que nos espera en su Gloria
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