sábado, 29 de septiembre de 2012

San Miguel, arcangel

Oración original a San Miguel para ser realizada sosteniendo un crucifijo en alto
 (“Levanta el Crucifijo y reza esta oración con la señal de la cruz. Has esto en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Tú vencerás… Reza esta oración todos lo días, ya que la batalla es enorme…”)

 Oh Glorioso príncipe de la Hueste Celestial, San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla y en el terrible combate que estamos librando contra los principados y Potestades del aire, contra los Dominadores de este mundo tenebroso, en contra de todos los Espíritus del Mal. Ven en ayuda del hombre, a quien Dios Todopoderoso creó inmortal, hecho en ayuda del hombre, a quien Dios Todopoderoso creó inmortal, hecho a su imagen y semejanza, y redimido por un gran precio, de la tiranía de Satanás. Pelea en este día la batalla del Señor, junto con los santos ángeles, igual que combatiste al líder de los orgullosos ángeles, Lucifer, y a su hueste apóstata, quienes no tuvieron poder para resistirte y tampoco hubo ya lugar para ellos en el cielo. Esa cruel serpiente antigua, llamada el diablo o Satanás, que seduce al mundo entero, fue arrojada al abismo junto con sus ángeles. Mira, este enemigo primitivo y asesino del hombre ha tomado fuerza. Transformado en un ángel de luz, anda alrededor del mundo con una multitud de espíritus perversos, invadiendo la tierra para borrar el nombre de Dios y de Jesucristo, apoderarse, asesinar y arrojar a la eterna perdición de las almas destinadas a la corona de la gloria eterna. Este malvado dragón vierte, como la inundación más impura, el veneno de su malicia en los hombres de mente depravada y corrupto corazón; el espíritu de mentira de impiedad, de blasfemia, y de aire pestilente de impureza, y de todo vicio e iniquidad. Estos astutos enemigos han llenado y embriagado con hiel y amargura esta Iglesia, la esposa del Inmaculado Cordero, y han puesto sus manos impías en sus más sagradas posesiones. En el Santo Lugar, en donde la sede de San Pedro y el asiento de la verdad han sido colocados como la luz del mundo, ellos han levantado el trono de su abominable impiedad, con el designio inicuo de que cuando el Pastor sea herido, también las ovejas pueden ser heridas. Entonces levántate, oh Príncipe invencible, dale ayuda al pueblo de Dios en contra de los ataques de los espíritus perdidos. Dale la victoria al pueblo de Dios: Ellos te veneran como su protector y patrón; en ti la gloriosa Iglesia se regocija con tu defensa contra el maligno poder del infierno; a ti te ha confiado Dios las almas de los hombres para ser establecida en bienaventuranzas celestiales. Ora al Dios de la paz, para que ponga a Satanás bajo nuestros píes, derrotado para que no pueda más mantener al hombre en cautiverio y lastimar a la Iglesia. Ofrece nuestras oraciones a la vista del Altísimo, para que pronto pueda encontrar misericordia a los ojos del señor; y venciendo al dragón la antigua serpiente que es el diablo y Satanás, tú nuevamente lo pongas cautivo en al abismo, para que no pueda ya más seducir a las naciones. Amén.

 L: Miren la Cruz del Señor; y sean dispersos los poderes enemigos.
R: El León de la tribu de Judá ha conquistado la raíz de David.
L: Qué tu misericordia esté sobre nosotros, oh Señor.
R: Así como hemos tenido esperanza en Ti.
L: Oh Señor, escucha nuestra oración.
R: Y deja que mi llanto llegue a Ti.
L: Oremos Oh Dios, Padre nuestro, señor Jesucristo, invocamos a tu Santo Nombre, y suplicantes imploramos tu clemencia, para que por la intercesión de la siempre Virgen María, Inmaculada Madre nuestra, y por el glorioso San Miguel Arcángel, Tú te dignes ayudarnos contra Satanás y todos los demás espíritus inmundos, que andan por el mundo para hacer daño a la raza humana y para arruinar a las almas. Amén

viernes, 28 de septiembre de 2012

Y yo, cuando sea levantado, atraeré a todos hacia mi

Hay en la tierra
un árbol maravilloso,
 cuya raíz, ¡oh misterio!,
 se encuentra en el cielo.

 Acogido a su sombra,
 nada ni nadie te podrá alcanzar;
 sin miedo a la tormenta,
 bajo él puedes descansar.

 El árbol inefable
 lleva por nombre «amor».
 Su fruto deleitable
 se llama «el abandono».

 Ya en esta misma vida
 este fruto me da felicidad,
 mi alma se recrea
 con su divino aroma.

 Al tocarlo mi mano,
 me parece un tesoro.
 Al llevarlo a la boca,
 me parece más dulce todavía.

 Un mar de paz me da ya
 en este mundo,
 y en esta paz profunda
 descanso para siempre.

 Sólo el abandono
 me entrega a tus brazos,
 ¡oh Jesús mío!,
 y es el que me hace vivir la vida de tus elegidos.”

Que Dios nos conserve

Que el Creador del universo
conserve intacto sobre la tierra 
el nombre de sus elegidos, 
por su Hijo amado, Jesucristo.

     Por él nos ha llamado de las tinieblas a la luz,

de la ignorancia al conocimiento de la gloria de su nombre.
Ponemos en ti nuestra esperanza, 
Príncipe de toda la creación.

     Tú has abierto los ojos de nuestros corazones, 

para que te conozcamos
a ti el Altísimo en los cielos,
el Santo que descansa en medio de los santos.

     Tú humillas la insolencia de los soberbios,

desbaratas los planes de las naciones,
levantas a los humildes y derribas a los poderosos,
enriqueces a los empobrecidos,
tomas y das vida.

     Único bienhechor de los espíritus,

y Dios de toda carne,
escrutas las profundidades,
vigilas las obras de los hombres.
Auxilio en los peligros,
Salvador de los desesperados,
Creador y Guardián de todo espíritu viviente...

     Te pedimos, oh Todopoderoso,

que seas nuestro auxilio y defensor.
Salva a los oprimidos,
ten piedad de los pobres,
levanta a los que han caído.
Acude a los que están necesitados,
cura a los enfermos, 
vuelve a los de tu pueblo que se han extraviado, 
da el alimento a los que tienen hambre,
la libertad a nuestros presos;
levanta a los débiles,
consuela a los pusilánimes;
y que todos los pueblos reconozcan
que sólo tú eres Dios,
que Jesucristo es tu Hijo, 
que nosotros somos tu pueblo y las ovejas de tu rebaño.
San Clemente de Roma

Que tome su cruz y me siga



"El ser uno con Cristo es nuestra bienaventuranza y el progresivo hacerse uno con Él es nuestra felicidad en la tierra, porque el amor por la cruz y la gozosa filiación divina no son contradictorios. Ayudar a Cristo a ll
 evar la cruz proporciona una alegría fuerte y pura, y aquellos que pueden hacerlo son los constructores del reino de Dios, son los auténticos hijos de Dios. De ahí que la preferencia por el camino de la cruz no signifique ninguna contradicción ante el hecho de que el Viernes Santo ya haya pasado y la obra de la redención ya haya sido consumada. Solamente los redimidos, los hijos de la gracia, pueden ser portadores de la cruz de Cristo. El sufrimiento humano recibe fuerza expiatoria sólo si está unido al sufrimiento de la Cabeza divina.

Sufrir y ser felices en el sufrimiento, estar en la tierra, recorrer los sucios y ásperos caminos de esta tierra y, con todo, reinar con Cristo a la derecha del Padre; con los hijos de este mundo reír y llorar, y con los coros de los ángeles cantar ininterrumpidamente alabanzas a Dios; ésta es la vida del cristiano hasta el día en que rompa el alba de la eternidad".
Sta Teresa Benedicta de la Cruz, carmelita y mártir



Beato Juan Pablo II

Exhortación Apostólica "Eclessia in Europa" 28 de junio de 2003125. En esta contemplación, animada por auténtico amor, María se nos presenta como figura de la Iglesia que, alentada por la esperanza, reconoce la acción salvadora y misericordiosa de Dios, a cuya luz comprende el propio camino y toda la historia. Ella nos ayuda a interpretar también hoy nuestras vicisitudes bajo la guía de su Hijo Jesús. Criatura nueva plasmada por el Espíritu Santo, María hace crecer en nosotros la virtud de la esperanza.
A ella, Madre de la esperanza y del consuelo, dirigimos confiadamente nuestra oración: pongamos en sus manos el futuro de la Iglesia en Europa y de todas las mujeres y hombres de este Continente:
María, Madre de la esperanza,¡camina con nosotros!Enséñanos a proclamar al Dios vivo;ayúdanos a dar testimonio de Jesús,el único Salvador;haznos serviciales con el prójimo,acogedores de los pobres, artífices de justicia,constructores apasionadosde un mundo más justo;intercede por nosotros que actuamosen la historiaconvencidos de que el designiodel Padre se cumplirá.Aurora de un mundo nuevo,¡muéstrate Madre de la esperanzay vela por nosotros!Vela por la Iglesia en Europa:que sea trasparencia del Evangelio;que sea auténtico lugar de comunión;que viva su misiónde anunciar, celebrar y servirel Evangelio de la esperanzapara la paz y la alegría de todos.Reina de la Paz,¡protege la humanidad del tercer milenio!Vela por todos los cristianos:que prosigan confiados por la vía de la unidad,como fermentopara la concordia del Continente.Vela por los jóvenes,esperanza del mañana:que respondan generosamentea la llamada de Jesús;Vela por los responsables de las naciones:que se empeñen en construir una casa común,en la que se respeten la dignidady los derechos de todos.María, ¡danos a Jesús!¡Haz que lo sigamos y amemos!Él es la esperanza de la Iglesia,de Europa y de la humanidad.Él vive con nosotros,entre nosotros, en su Iglesia.Contigo decimos« Ven, Señor Jesús » (Ap 22,20):Que la esperanza de la gloriainfundida por Él en nuestros corazonesdé frutos de justicia y de paz.

«Haced el bien y prestad sin esperar nada»

Beata Teresa de CalcutaEs posible que en tu apartamento o en la casa de al lado de la tuya, viva un ciego que se alegraría que le hicieras una visita para leerle el periódico. Puede ser que haya una familia que esté necesitada de alguna cosa sin importancia a tus ojos, alguna cosa tan simple como el hecho de guardarle su hijo durante media hora. Hay muchísimas cosas que son tan pequeñas que mucha gente no se da cuenta de ellas. No creas que hace falta ser simple de espíritu para ocuparse de la cocina. No pienses nunca que sentarse, levantarse, ir y venir, que todo lo que haces no es importante a los ojos de Dios. Dios no va a pedirte cuántos libros has leído, ni cuántos milagros has hecho. Te preguntará si lo has hecho lo mejor que has podido, por amor a él. ¿Puedes, sinceramente, decir: «He hecho todo lo que he podido»? Aunque lo más y mejor acabe siendo un fracaso, debe ser nuestro más y mejor. Si realmente estás enamorado de Cristo, por modesto que sea tu trabajo, lo harás lo mejor que puedas, con todo el corazón. Es tu trabajo quien dará testimonio de tu amor. Puedes agotarte en el trabajo, e incluso puedes matarte, pero en tanto que no está impregnado de amor, es inútil.Es posible que en tu apartamento o en la casa de al lado de la tuya, viva un ciego que se alegraría que le hicieras una visita para leerle el periódico. Puede ser que haya una familia que esté necesitada de alguna cosa sin importancia a tus ojos, alguna cosa tan simple como el hecho de guardarle su hijo durante media hora. Hay muchísimas cosas que son tan pequeñas que mucha gente no se da cuenta de ellas. No creas que hace falta ser simple de espíritu para ocuparse de la cocina. No pienses nunca que sentarse, levantarse, ir y venir, que todo lo que haces no es importante a los ojos de Dios. Dios no va a pedirte cuántos libros has leído, ni cuántos milagros has hecho. Te preguntará si lo has hecho lo mejor que has podido, por amor a él. ¿Puedes, sinceramente, decir: «He hecho todo lo que he podido»? Aunque lo más y mejor acabe siendo un fracaso, debe ser nuestro más y mejor. Si realmente estás enamorado de Cristo, por modesto que sea tu trabajo, lo harás lo mejor que puedas, con todo el corazón. Es tu trabajo quien dará testimonio de tu amor. Puedes agotarte en el trabajo, e incluso puedes matarte, pero en tanto que no está impregnado de amor, es inútil.

Intenciones de Septiembre


General: Los políticos
Para que los políticos actúen siempre con honradez, integridad y amor a la verdad.

Misionera: Ayuda a las iglesias pobres
Para que aumente en las comunidades cristianas la disponibilidad al envío de misioneros, sacerdotes y laicos, y de recursos concretos a las iglesias más pobres.

Alejarse de Ti es caer


Oh Dios,
alejarse de Ti es caer, volver a Ti es resurgir, permanecer en Ti es construirse solidamente.
Oh Dios,
salir de Ti es morir, encaminarse a Ti es revivir, habitar en Ti es vivir.
Siento que debo volver a Ti; llamo para que se abra tu puerta; enséñame cómo se puede llegar hasta Ti. No tengo nada más que tu eterna voluntad.
Sólo sé que se deben despreciar las cosas caducas y pasajeras y que se deben buscar las eternas. Es todo cuánto sé, oh Padre,
pero ignoro de dónde hay que partir para llegar a Ti.
Sugiéremelo Tú, muéstrame Tú el camino y dame lo necesario para el viaje.
Si con la fe encuentran los que vueven a Ti, dame la fe; si con la virtud, dame el saber.
Auméntame la fe, auméntame la esperanza, auméntame la caridad,
oh Bondad única y admirable.
Soliloquios de San Agustín