Aquella que viene del cielo, que
es azul y sólida
que me recuerda que es posible un
orden nuevo
con unas metas y miras más altas.
DAME DE
TU PAZ, SEÑOR
La que nace de un costado
que, traspasado por una lanza,
me enseña que –la paz- es
consecuencia
de una vida entregada, con
renuncias,
con valor y con un corazón
regalándose
DAME DE
TU PAZ, SEÑOR
La paz que, en manos traspasadas
por clavos,
me insinúa que, la fraternidad,
sólo será posible cuando existan
brazos abiertos
ojos que miren con mirada de
hermanos
con pisadas que ayuden e indiquen
el camino
a la gente que se encuentra
perdida.
DAME DE
TU PAZ, SEÑOR
No me des la paz que anuncia la
televisión
No me des la paz que se
confunde con una tregua
No me des la paz en la que siempre
pierden los mismos
No me des la paz que orquesta el
mundo.
Yo, Señor, quiero tu paz:
La paz que respeta a todos
La paz que nace desde lo más
profundo del cielo
La paz que es consecuencia del
amor
La paz que es fuente del calor del
corazón
La paz que es alegría de tu ser
resucitado
DAME DE
TU PAZ, SEÑOR
Esa paz que, todavía, muchos no
conocen
Esa paz que, algunos, no desean
porque les viene grande
Esa paz que, por ser celestial,
sólo la puedes ofrecer Tú
desde la cruz y por tu
Resurrección
DAME DE
TU PAZ, SEÑOR
Tan diferente de la que ofrecen
los pacifistas
Tan gigante que deja diminuta a la
de la tierra
Tan inalcanzable que sólo Tú la
puedes ofrecer
Tan duradera que sólo Dios la
puede firmar
Tan necesaria que, por nosotros
mismos,
nunca la podremos conquistar
DAME DE
TU PAZ, SEÑOR
Y, si no puedes dármela Señor,
reina en mis entrañas
Vive en mi corazón y….sé que
entonces
yo seré artífice de tu paz.
Amén.
Javier
Leoz
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