Pongamos en manos de María las esperanzas del mundo y de los hombres:
A ti, Madre de los hombres y de las naciones,
te encomendamos llenos de confianza la humanidad
entera con sus temores y esperanzas.
No permitas que le falte la luz de la verdadera sabiduría.
Guíala en la búsqueda de la libertad
y de la justicia para todos.
Dirige sus pasos por los caminos de paz.
Haz que todos encuentren a Cristo, camino, verdad y vida.
Sostén, oh Virgen María, nuestro caminar en la fe
y alcánzanos la gracia de la salvación eterna.
¡Oh clementísima, oh piadosa,
oh dulce Madre de Dios y Madre nuestra, María!
Amén.
Juan Pablo II
A ti, Madre de los hombres y de las naciones,
te encomendamos llenos de confianza la humanidad
entera con sus temores y esperanzas.
No permitas que le falte la luz de la verdadera sabiduría.
Guíala en la búsqueda de la libertad
y de la justicia para todos.
Dirige sus pasos por los caminos de paz.
Haz que todos encuentren a Cristo, camino, verdad y vida.
Sostén, oh Virgen María, nuestro caminar en la fe
y alcánzanos la gracia de la salvación eterna.
¡Oh clementísima, oh piadosa,
oh dulce Madre de Dios y Madre nuestra, María!
Amén.
Juan Pablo II
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