sábado, 19 de diciembre de 2009
Bendita tú, María
Recordando las maravillas que Dios ha obrado en la Virgen para el bien de todos los hombres, invoquémosla diciendo:
Bendita tú, María, hija de los pobres,
que llegaste a ser Madre del Señor de los reyes.
En tu seno habitó Aquel de cuya alabanza
están llenos los cielos.
Bendito tu pecho que lo alimentó con amor
y tu boca, que lo arrulló,
y tus brazos, que lo estrecharon.
¡Tú eres un carro que lleva a un Dios de fuego!
Bendita tú,
bendita, porque por tu mediación
fue cancelada la maldición de Eva.
Gracias a ti se pagó la deuda común
contraída con la serpiente por generaciones.
Tú has engendrado al tesoro
que colmó al mundo de todo auxilio.
De ti salió la luz que destruyó
el reino de las tinieblas.
San Efrén el Sirio
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