Junto a Dios estabas, Jesús
y al lado de nosotros te pones ahora, Señor:
Para darnos vida y sosiego
Infundirnos valor y encanto
Nos hablas ya no con palabras,
es que, ahora, nos hablas Tú,
directamente Tú, sin intermediarios
sin acontecimientos extraordinarios,
sin más promesas ni profetas:
ahora TÚ, Señor, hablas con tu presencia
Brillas, para que nuestros caminos
no permanezcan en un túnel sin salida
Eres luz, cuando en el mundo
abunda la oscuridad, el destierro,
las lágrimas, las tinieblas o la incertidumbre.
Ahora, Señor, ya no eres sólo Palabra:
apareces junto a nosotros,
para resplandecer como Aquel
que enseña la ruta definitiva
que une el cielo con la tierra,
al hombre con Dios
y a Dios con el hombre.
¿Se puede esperar más, Señor?
Hoy, al mirar hacia lo alto,
ya no vemos nubes ni tormentas
Porque, hoy, una fuente divina
ilumina la noche oscura de la humanidad:
¡ES DIOS QUE TODO LO TRANSFORMA!
Amén
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