Encomendemos a Dios a todas las madres como María:
Han transmitido la fe a sus hijos.
Han sobrellevado en silencio los problemas y contrariedades.
Han luchado por sacar adelante a sus familias.
Han sacrificado su comodidad y su belleza.
Han pasado noches en vela cuando las necesitaban.
Han enseñado a rezar a sus pequeños.
Han permanecido fieles al pie de la cruz.
Han cumplido la voluntad de Dios.
Han sido esposas y madres ejemplares.
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