Unidos a la Virgen María, te pedimos, Señor,
que nos des la pureza de un corazón humilde,
para comprender la verdad
y rechazar las ilusiones engañosas.
Concédenos la libertad de tu gracia y la sencillez de María,
para vivir en la justicia y el amor responsable.
Enséñanos a plasmar una cultura nueva
en la que sea posible la participación
de cada hombre, pueblo y raza.
Que el mundo no nos fascine nunca
con aquella paz aparente, oportunista y efímera
que tú rechazaste.
Señor Jesucristo, danos tu paz,
esa paz que brota de tu corazón traspasado;
paz en la verdad, en la justicia y en el amor...
Paz en la unión con el corazón de tu Madre.
Amén.
(Adaptado de una oración de Juan Pablo II por la paz)
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