Padre santo,
tú nos has llamado hijos tuyos y lo somos.
Te damos gracias por tu santidad y porque en Jesucristo,
tu Hijo, nos llamas a todos a ser santos.
Queremos que tu nombre sea santificado en todo el mundo
y especialmente en nuestras vidas.
Hijo justo del Padre, Dios y hombre verdadero,
que nos has hecho partícipes de la naturaleza divina.
Ayúdanos a imitarte y a ser santos como tú eres santos.
Espíritu Santo, que eres Señor y dador de vida,
ven a nuestras almas y llénalas con la plenitud de tus dones.
Haz en nuestro interior una casa
en la que habites junto al Padre y al Hijo.
Sigue guiando a la Iglesia, inspirando a sus pastores
y suscitando en todos nosotros obras de santidad
para que un día podamos compartir la gloria
de los que ya viven en el cielo.
Amén.
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