sábado, 30 de abril de 2011
Beatificación de SS. Juan Pablo II pp.
El último viaje de Juan Pablo II –el Papa que recorrió el equivalente a 29 veces la vuelta al mundo- empezó este viernes a las nueve de la mañana con un desplazamiento de tan sólo quince metros hasta reposar frente a la tumba de San Pedro en espera de la ceremonia del domingo. Sor Tobiana Sobotka, la religiosa y enfermera que escuchó sus últimas palabras -«Dejadme ir a la casa del Padre»- asistió al traslado del féretro.
Fue un momento de gran emoción, que reunió de nuevo en la Grutas Vaticanas a toda la «familia» de Juan Pablo II: su fiel secretario durante casi cuarenta años, Stanislaw Dziwisz, ahora cardenal de Cracovia; las seis religiosas que cuidaban el apartamento papal a las órdenes de Sor Tobiana; el discreto mayordomo Ángelo Gugel; e incluso el maestro de ceremonias, Piero Marini, testigo del sepelio bajo una lápida blanca que pronto viajará a Cracovia pues ha sido regalada como recuerdo para la nueva iglesia del beato Juan Pablo II.
Triple ataúd
De modo espontáneo, «don Estanislao» se adelantó a besar el féretro de madera, gesto repetido por el cardenal secretario de Estado Tarcisio Bertone, Sor Tobiana, las demás religiosas y otros asistentes bajo la mirada conmovida de los operarios de la basílica, así como los jefes de la Gendarmería Vaticana y la Guardia Suiza. En realidad se trata de un triple ataúd, construido en torno al primer féretro de madera de ciprés -forrado en su interior de terciopelo carmesí-, que el mundo entero vio durante los funerales el 8 de abril de 2005. Ese féretro fue introducido en un segundo, de plomo, perfectamente sellado, introducido a su vez en un tercero, de madera de nogal, visible durante el traslado y que se encontraba en buen estado de conservación.
Una vez trasladado hasta dejarlo ante la tumba de San Pedro, los operarios lo cubrieron con un gran paño blanco bordado en oro que seguirá recubriéndolo por completo los días 1 y 2 de mayo, cuando reciba el homenaje de los fieles frente al altar central de la basílica de San Pedro. La ceremonia duró un cuarto de hora y fue acompañado por el canto de las letanías y del «Regina Coeli».
El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, anunció que a la misa de beatificación del domingo a las diez de la mañana, celebrada exclusivamente por el Papa y los cardenales, se sumará el actual arzobispo latino de Lviv, en Ucrania, Mieczyslaw Mokrzycki, conocido como «Mietek», secretario personal adjunto de Juan Pablo II durante los últimos diez años de Pontificado.
Para mayor solemnidad, el itinerario de los concelebrantes será distinto al habitual. Saldrán por el Portón de Bronce y recorrerán el pasillo central de la plaza de San Pedro para subir después la rampa de piedra hasta el altar, cuyos alrededores están ya espléndidamente adornados con flores, setos, cipreses y olivos regalados por la región de Puglia.
El cáliz de Juan Pablo II
El Papa celebrará con el cáliz que Juan Pablo II usaba habitualmente en los últimos años de su Pontificado y utilizará también una casulla y una mitra usadas con frecuencia por su predecesor. El hermoso relicario de Juan Pablo II, con forma de ramos de olivo, contiene una ampolla de sangre extraída algunos días antes de su muerte con vistas a estudiar una posible transfusión. Será llevado hasta el altar por dos religiosas, sor Tobiana Sobotka, que era el «ángel custodio» del Papa, y la hermana Marie Simon-Pierre, cuya curación repentina de un parkinson fue declarado como el milagro requerido para la beatificación.
La imagen de Juan Pablo II que será descubierta en la fachada de la basílica cuando Benedicto XVI lea la formula de beatificación no es un cuadro o acuarela, como suele ser habitual, sino una fotografía de Juan Pablo II tomada en 1995.
A pesar de su tamaño resultará pequeña comparada con la foto gigante, alta casi el doble de la columnata de Bernini, que adorna el lado sur de la plaza de San Pedro junto a las palabras «Abrid las puertas a Cristo» de su primer mensaje como Papa. Entre los peregrinos que se hacían fotos de recuerdo frente a esa gran imagen había un numeroso grupo de estudiantes de la Universidad de Lublin, en la que Karol Wojtyla fue profesor de Teología Moral y Ética Social. Los jóvenes cantaban en polaco el «Pescador de hombres» de Cesáreo Gabaráin, una canción que gustaba a Karol Wojtyla y cuyo estribillo venía a su cabeza en el momento de la elección papal: «Señor, me has mirado a los ojos/ sonriendo has dicho mi nombre / en la arena he dejado mi barca / junto a ti buscaré otro mar».
Frenéticos preparativos
A su alrededor y en el resto de la ciudad continuaban los preparativos frenéticos para recibir a un millón de peregrinos y 87 delegaciones oficiales, lógicamente menos que en los funerales por tratarse esta vez de un acto exclusivamente religioso y no de Estado. La beatificación será narrada al mundo por 2.300 periodistas acreditados, procedentes de 101 países.
Las Grutas Vaticanas están cerradas, pero los peregrinos pueden visitar ya la exposición «Juan Pablo II. Un homenaje de Benedicto XVI con motivo de la Beatificación», organizada conjuntamente por el Vaticano y la Republica de Polonia, instalada en el «Brazo de Carlomagno», que enlaza el lado sur de la columnata de Bernini con la basílica.
Allí se pueden ver las fotos de la familia Wojtyla, los pósters de su época de actor, el libro de Luis María Grignon de Montfort que leía en la fábrica de Solvay, sus calificaciones en el seminario clandestino de Cracovia e incluso un informe del párroco sobre su primer destino como coadjutor. Allí están una canoa de las excursiones a los lagos, su sombrero negro de la época de cardenal, así como docenas de objetos y fotografías de sus 26 años como Papa, el tercer Pontificado más largo de la historia.
ABC.es
viernes, 29 de abril de 2011
Tras la Semana Santa...
Alma mía, ama a un Dios arrestado como reo por ti, a un Dios flagelado como esclavo por ti, a un Dios hecho rey de burlas por ti, a un Dios, finalmente, muerto en cruz como malhechor por ti.
Sí, Salvador mío, Dios mío, te amo, te amo; recuérdame siempre cuánto padeciste por mí, para que yo no vuelva a olvidarme de amarte.
Cordeles que atasteis a Jesús, atadme también a mí con él; espinas que coronasteis a Jesús, heridme de amor por él; clavos que clavasteis a Jesús, clavadme en la cruz con él, para que con él viva y muera.
Sangre de Jesús, embriágame en tu santo amor; muerte de Jesús, hazme morir a todo afecto terreno; pies traspasados de mi Señor, os abrazo para que me libréis de las penas del infierno.
¡Oh María, Madre de mi Salvador y refugio de pecadores!, ayuda a un pecador que quiere amar a Dios y a ti se encomienda: por el amor que tienes a Dios, ven en mi socorro.
(San Alfonso María de Ligorio)
Sí, Salvador mío, Dios mío, te amo, te amo; recuérdame siempre cuánto padeciste por mí, para que yo no vuelva a olvidarme de amarte.
Cordeles que atasteis a Jesús, atadme también a mí con él; espinas que coronasteis a Jesús, heridme de amor por él; clavos que clavasteis a Jesús, clavadme en la cruz con él, para que con él viva y muera.
Sangre de Jesús, embriágame en tu santo amor; muerte de Jesús, hazme morir a todo afecto terreno; pies traspasados de mi Señor, os abrazo para que me libréis de las penas del infierno.
¡Oh María, Madre de mi Salvador y refugio de pecadores!, ayuda a un pecador que quiere amar a Dios y a ti se encomienda: por el amor que tienes a Dios, ven en mi socorro.
(San Alfonso María de Ligorio)
jueves, 28 de abril de 2011
Oración ante el Cirio Pascual
1. Escúchanos, Señor Dios nuestro, Luz inextingible, luz de la única luz,
Luz que iluminas todo cuanto creaste,
Luz de los ángeles y arcángeles,
de todos los santos.
2. Sean nuestras almas como antorchas en tu presencia,
cercanas a ti, iluminadas por ti.
Brillen por la verdad y ardan por la caridad.
Brillen y no se oscurezcan.
Ardan y no se consuman.
3. Por esta luz encendida disiparemos las tinieblas de la noche.
Disipa tú las tinieblas de nuestros corazones.
4. Que seamos morada tuya, iluminada por ti, iluminada en ti.
Que brillemos sin sombra alguna y siempre te veneraremos.
Que de ti nos encendamos y nunca nos apaguemos.
5. Para que llenos de la luz del señor, brillemos interiormente
y borrada la oscuridad de nuestros pecados,
persevere en nosotros la luz de la fe y de la caridad.
Amén. Aleluya
lunes, 25 de abril de 2011
Secuencia pascual
Ofrezcan los cristianos ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables unió con nueva alianza.
Lucharon vida y muerte en singular batalla
y, muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.
¿Qué has visto de camino, María, en la mañana?
A mi Señor glorioso, la tumba abandonada,
los ángeles testigos, sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!
Venid a Galilea, allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos la gloria de la Pascua.
Primicia de los muertos, sabemos por tu gracia
que estás resucitado; la muerte en ti no manda.
Rey vencedor, apiádate de la miseria humana
y da a tus fieles parte en tu victoria sana.
Amén. Aleluya.
a gloria de la Víctima propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables unió con nueva alianza.
Lucharon vida y muerte en singular batalla
y, muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.
¿Qué has visto de camino, María, en la mañana?
A mi Señor glorioso, la tumba abandonada,
los ángeles testigos, sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!
Venid a Galilea, allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos la gloria de la Pascua.
Primicia de los muertos, sabemos por tu gracia
que estás resucitado; la muerte en ti no manda.
Rey vencedor, apiádate de la miseria humana
y da a tus fieles parte en tu victoria sana.
Amén. Aleluya.
domingo, 24 de abril de 2011
Cristo ha resuccitado
¡¡ALELUYA!!
¡FELÍZ PASCUA DE RESURRECCIÓN!
ALEGRATE, CRISTO VIVE,
LAS TINIEBLAS DE LA MUERTE HAN DESAPARECIDO,
LA LUZ BRILLA EN NUESTRAS VIDAS,
PORQUE CRISTO, EL SEÑOR,
HA REUCCITADO
- V/Alégrate, reina del cielo, aleluya.
- R/Porque el que mereciste llevar en tu seno; aleluya.
- V/Ha resucitado, según predijo; aleluya.
- R/Ruega por nosotros a Dios ; aleluya.
- V/Gózate y alégrate, Virgen María; aleluya.
- R/Porque ha resucitado verdaderamente el Señor; aleluya.
- V/Oremos.
- Oh Dios, que por la resurrección de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, te has dignado dar la alegría al mundo, concédenos que por su Madre, la Virgen María, alcancemos el goce de la vida eterna. Por el mismo Cristo Nuestro Señor. Amén.
Domingo de Pascua de Resurrección
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 20, 1-9
El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue a donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien quería Jesús, y le dijo:
—Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro; vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que Él había de resucitar de entre los muertos.
El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue a donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien quería Jesús, y le dijo:
—Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro; vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que Él había de resucitar de entre los muertos.
sábado, 23 de abril de 2011
viernes, 22 de abril de 2011
Pasión de Nuestro Señor Jesucristo
PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 18, 1-19,42
C. En aquel tiempo, salió Jesús con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, y entraron allí él y sus discípulos. Judas, el traidor, conocía también el sitio, porque Jesús se reunía a menudo allí con sus discípulos. Judas entonces, tomando la patrulla y unos guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos, entró allá con faroles, antorchas y armas. Jesús, sabiendo todo lo que venía sobre él, se adelantó y les dijo:
+ ¿A quién buscáis?
C. Le contestaron:
S. A Jesús, el Nazareno.
C. Les dijo Jesús:
+ Yo soy.
C. Estaba también con ellos Judas, el traidor. Al decirles: «Yo soy», retrocedieron y cayeron a tierra. Les preguntó otra vez: + -«¿A quién buscáis?»
C. Ellos dijeron:
S. A Jesús, el Nazareno.
C. Jesús contestó:
+ Os he dicho que soy yo. Si me buscáis a mí, dejad marchar a éstos.
C. Y así se cumplió lo que había dicho: “No he perdido a ninguno de los que me diste”.
Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al criado del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Dijo entonces Jesús a Pedro:
+ Mete la espada en la vaina. El cáliz que me ha dado mi Padre, ¿no lo voy a beber?
C. La patrulla, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, lo ataron y lo llevaron primero a Anás, porque era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año; era Caifás el que había dado a los judíos este consejo: “Conviene que muera un solo hombre por el pueblo”. Simón Pedro y otro discípulo seguían a Jesús. Este discípulo era conocido del sumo sacerdote y entró con Jesús en el palacio del sumo sacerdote, mientras Pedro se quedó fuera a la puerta. Salió el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló a la portera e hizo entrar a Pedro. La criada que hacía de portera dijo entonces a Pedro:
S. ¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?
C. Él dijo:
S. No lo soy.
C. Los criados y los guardias habían encendido un brasero, porque hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos de pie, calentándose.
El sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de la doctrina. Jesús le contestó:
+Yo he hablado abiertamente al mundo; yo he enseñado continuamente en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada a escondidas. ¿Por qué me interrogas a mí? Interroga a los que me han oído, de qué les he hablado. Ellos saben lo que he dicho yo.
C. Apenas dijo esto, uno de los guardias que estaba allí le dio una bofetada a Jesús, diciendo:
S. ¿Así contestas al sumo sacerdote?
C. Jesús respondió:
+ Si he faltado al hablar, muestra en qué he faltado; pero si le hablado como se debe, ¿por qué me pegas?
C. Entonces Anás lo envió atado a Caifás, sumo sacerdote.
C. Simón Pedro estaba en pie, calentándose, y le dijeron:
S. ¿No eres tú también de sus discípulos?
C. Él lo negó, diciendo:
S. No lo soy.
C. Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro le cortó la oreja, le dijo:
S. ¿No te he visto yo con él en el huerto?
C. Pedro volvió a negar, y enseguida cantó un gallo.
C. Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era el amanecer, y ellos no entraron en el pretorio para no incurrir en impureza y poder así comer la Pascua. Salió Pilato afuera, adonde estaban ellos, y dijo:
S. ¿Qué acusación presentáis contra este hombre?
C. Le contestaron:
S. Si éste no fuera un malhechor, no te lo entregaríamos.
C. Pilato les dijo:
S. Lleváoslo vosotros y juzgadlo según vuestra ley.
C. Los judíos le dijeron:
S. No estamos autorizados para dar muerte a nadie.
C. Y así se cumplió lo que había dicho Jesús, indicando de qué muerte iba a morir.
Entró otra vez Pilato en el pretorio, llamó a Jesús y le dijo:
S. ¿Eres tú el rey de los judíos?
C. Jesús le contestó:
+ ¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?
C. Pilato replicó:
S. ¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?
C. Jesús le contestó:
+ Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí.
C. Pilato le dijo:
S. Con que, ¿tú eres rey?
C. Jesús le contestó:
+ Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz.
C. Pilato le dijo:
S. Y, ¿qué es la verdad?
C. Dicho esto, salió otra vez adonde estaban los judíos y les dijo:
S. Yo no encuentro en él ninguna culpa. Es costumbre entre vosotros que por Pascua ponga a uno en libertad. ¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?
C. Volvieron a gritar:
S. A ése no, a Barrabás.
C. El tal Barrabás era un bandido.
C. Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar. Y los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le echaron por encima un manto color púrpura; y, acercándose a él, le decían:
S. ¡Salve, rey de los judíos!
C. Y le daban bofetadas.
Pilato salió otra vez afuera y les dijo:
S. Mirad, os lo saco afuera, para que sepáis que no encuentro en él ninguna culpa.
C. Y salió Jesús afuera, llevando la corona de espinas y el manto color púrpura. Pilato les dijo:
S. Aquí lo tenéis.
C. Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias, gritaron:
S. ¡Crucifícalo, crucifícalo!
C. Pilato les dijo:
S. Lleváoslo vosotros y crucificadlo, porque yo no encuentro culpa en él. C. Los judíos le contestaron:
S. Nosotros tenemos una ley, y según esa ley tiene que morir, porque se ha declarado Hijo de Dios.
C. Cuando Pilato oyó estas palabras, se asustó aún más y, entrando otra vez en el pretorio, dijo a Jesús:
S. ¿De dónde eres tú?
C. Pero Jesús no le dio respuesta. Y Pilato le dijo:
S. ¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y autoridad para crucificarte?
C. Jesús le contestó:
+ No tendrías ninguna autoridad sobre mí, si no te la hubieran dado de lo alto. Por eso el que me ha entregado a ti tiene un pecado mayor.
C. Desde este momento Pilato trataba de soltarlo, pero los judíos gritaban:
S. Si sueltas a ése, no eres amigo del César. Todo el que se declara rey está contra el César.
C. Pilato entonces, al oír estas palabras, sacó afuera a Jesús y lo sentó en el tribunal, en el sitio que llaman «el Enlosado» (en hebreo Gábbata). Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia el mediodía. Y dijo Pilato a los judíos:
S. Aquí tenéis a vuestro rey.
C. Ellos gritaron:
S. ¡Fuera, fuera; crucifícalo!
C. Pilato les dijo:
S. ¿A vuestro rey voy a crucificar?
C. Contestaron los sumos sacerdotes:
S. No tenemos más rey que al César.
C. Entonces se lo entregó para que lo crucificaran.
C. Tomaron a Jesús, y él, cargando con la cruz, salió al sitio llamado “de la Calavera” (que en hebreo se dice Gólgota), donde lo crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio, Jesús. Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito: “Jesús, el Nazareno, el rey de los judíos”. Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a Jesús, y estaba escrito en hebreo, latín y griego. Entonces los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato:
S. No escribas: "El rey de los judíos", sino: "Este ha dicho: Soy el rey de los judíos".
C. Pilato les contestó:
S. Lo escrito, escrito está.
C. Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, cogieron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba abajo. Y se dijeron:
S. No la rasguemos, sino echemos a suerte, a ver a quién le toca.
C. Así se cumplió la Escritura: “Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica”. Esto hicieron los soldados.
C. Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre:
+ Mujer, ahí tienes a tu hijo.
C. Luego, dijo al discípulo:
+ Ahí tienes a tu madre.
C. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.
C. Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura dijo:
+ Tengo sed.
C. Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo:
+ Está cumplido.
C. E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.
(Todos se arrodillan, y se hace una pausa)
C. Y al punto salió sangre y agua
C. Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: “No le quebrarán un hueso”; y en otro lugar la Escritura dice: “Mirarán al que atravesaron”.
C. Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo clandestino de Jesús por miedo a los judíos, pidió a Pilato que le dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó. Él fue entonces y se llevó el cuerpo. Llegó también Nicodemo, el que había ido a verlo de noche, y trajo unas cien libras de una mixtura dé mirra y áloe. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo vendaron todo, con los aromas, según se acostumbra a enterrar entre los judíos. Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto un sepulcro nuevo donde nadie había sido enterrado todavía. Y como para los judíos era el día de la Preparación, y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús.
Palabra del Señor
C. En aquel tiempo, salió Jesús con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, y entraron allí él y sus discípulos. Judas, el traidor, conocía también el sitio, porque Jesús se reunía a menudo allí con sus discípulos. Judas entonces, tomando la patrulla y unos guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos, entró allá con faroles, antorchas y armas. Jesús, sabiendo todo lo que venía sobre él, se adelantó y les dijo:
+ ¿A quién buscáis?
C. Le contestaron:
S. A Jesús, el Nazareno.
C. Les dijo Jesús:
+ Yo soy.
C. Estaba también con ellos Judas, el traidor. Al decirles: «Yo soy», retrocedieron y cayeron a tierra. Les preguntó otra vez: + -«¿A quién buscáis?»
C. Ellos dijeron:
S. A Jesús, el Nazareno.
C. Jesús contestó:
+ Os he dicho que soy yo. Si me buscáis a mí, dejad marchar a éstos.
C. Y así se cumplió lo que había dicho: “No he perdido a ninguno de los que me diste”.
Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al criado del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Dijo entonces Jesús a Pedro:
+ Mete la espada en la vaina. El cáliz que me ha dado mi Padre, ¿no lo voy a beber?
C. La patrulla, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, lo ataron y lo llevaron primero a Anás, porque era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año; era Caifás el que había dado a los judíos este consejo: “Conviene que muera un solo hombre por el pueblo”. Simón Pedro y otro discípulo seguían a Jesús. Este discípulo era conocido del sumo sacerdote y entró con Jesús en el palacio del sumo sacerdote, mientras Pedro se quedó fuera a la puerta. Salió el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló a la portera e hizo entrar a Pedro. La criada que hacía de portera dijo entonces a Pedro:
S. ¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?
C. Él dijo:
S. No lo soy.
C. Los criados y los guardias habían encendido un brasero, porque hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos de pie, calentándose.
El sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de la doctrina. Jesús le contestó:
+Yo he hablado abiertamente al mundo; yo he enseñado continuamente en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada a escondidas. ¿Por qué me interrogas a mí? Interroga a los que me han oído, de qué les he hablado. Ellos saben lo que he dicho yo.
C. Apenas dijo esto, uno de los guardias que estaba allí le dio una bofetada a Jesús, diciendo:
S. ¿Así contestas al sumo sacerdote?
C. Jesús respondió:
+ Si he faltado al hablar, muestra en qué he faltado; pero si le hablado como se debe, ¿por qué me pegas?
C. Entonces Anás lo envió atado a Caifás, sumo sacerdote.
C. Simón Pedro estaba en pie, calentándose, y le dijeron:
S. ¿No eres tú también de sus discípulos?
C. Él lo negó, diciendo:
S. No lo soy.
C. Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro le cortó la oreja, le dijo:
S. ¿No te he visto yo con él en el huerto?
C. Pedro volvió a negar, y enseguida cantó un gallo.
C. Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era el amanecer, y ellos no entraron en el pretorio para no incurrir en impureza y poder así comer la Pascua. Salió Pilato afuera, adonde estaban ellos, y dijo:
S. ¿Qué acusación presentáis contra este hombre?
C. Le contestaron:
S. Si éste no fuera un malhechor, no te lo entregaríamos.
C. Pilato les dijo:
S. Lleváoslo vosotros y juzgadlo según vuestra ley.
C. Los judíos le dijeron:
S. No estamos autorizados para dar muerte a nadie.
C. Y así se cumplió lo que había dicho Jesús, indicando de qué muerte iba a morir.
Entró otra vez Pilato en el pretorio, llamó a Jesús y le dijo:
S. ¿Eres tú el rey de los judíos?
C. Jesús le contestó:
+ ¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?
C. Pilato replicó:
S. ¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?
C. Jesús le contestó:
+ Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí.
C. Pilato le dijo:
S. Con que, ¿tú eres rey?
C. Jesús le contestó:
+ Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz.
C. Pilato le dijo:
S. Y, ¿qué es la verdad?
C. Dicho esto, salió otra vez adonde estaban los judíos y les dijo:
S. Yo no encuentro en él ninguna culpa. Es costumbre entre vosotros que por Pascua ponga a uno en libertad. ¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?
C. Volvieron a gritar:
S. A ése no, a Barrabás.
C. El tal Barrabás era un bandido.
C. Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar. Y los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le echaron por encima un manto color púrpura; y, acercándose a él, le decían:
S. ¡Salve, rey de los judíos!
C. Y le daban bofetadas.
Pilato salió otra vez afuera y les dijo:
S. Mirad, os lo saco afuera, para que sepáis que no encuentro en él ninguna culpa.
C. Y salió Jesús afuera, llevando la corona de espinas y el manto color púrpura. Pilato les dijo:
S. Aquí lo tenéis.
C. Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias, gritaron:
S. ¡Crucifícalo, crucifícalo!
C. Pilato les dijo:
S. Lleváoslo vosotros y crucificadlo, porque yo no encuentro culpa en él. C. Los judíos le contestaron:
S. Nosotros tenemos una ley, y según esa ley tiene que morir, porque se ha declarado Hijo de Dios.
C. Cuando Pilato oyó estas palabras, se asustó aún más y, entrando otra vez en el pretorio, dijo a Jesús:
S. ¿De dónde eres tú?
C. Pero Jesús no le dio respuesta. Y Pilato le dijo:
S. ¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y autoridad para crucificarte?
C. Jesús le contestó:
+ No tendrías ninguna autoridad sobre mí, si no te la hubieran dado de lo alto. Por eso el que me ha entregado a ti tiene un pecado mayor.
C. Desde este momento Pilato trataba de soltarlo, pero los judíos gritaban:
S. Si sueltas a ése, no eres amigo del César. Todo el que se declara rey está contra el César.
C. Pilato entonces, al oír estas palabras, sacó afuera a Jesús y lo sentó en el tribunal, en el sitio que llaman «el Enlosado» (en hebreo Gábbata). Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia el mediodía. Y dijo Pilato a los judíos:
S. Aquí tenéis a vuestro rey.
C. Ellos gritaron:
S. ¡Fuera, fuera; crucifícalo!
C. Pilato les dijo:
S. ¿A vuestro rey voy a crucificar?
C. Contestaron los sumos sacerdotes:
S. No tenemos más rey que al César.
C. Entonces se lo entregó para que lo crucificaran.
C. Tomaron a Jesús, y él, cargando con la cruz, salió al sitio llamado “de la Calavera” (que en hebreo se dice Gólgota), donde lo crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio, Jesús. Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito: “Jesús, el Nazareno, el rey de los judíos”. Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a Jesús, y estaba escrito en hebreo, latín y griego. Entonces los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato:
S. No escribas: "El rey de los judíos", sino: "Este ha dicho: Soy el rey de los judíos".
C. Pilato les contestó:
S. Lo escrito, escrito está.
C. Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, cogieron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba abajo. Y se dijeron:
S. No la rasguemos, sino echemos a suerte, a ver a quién le toca.
C. Así se cumplió la Escritura: “Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica”. Esto hicieron los soldados.
C. Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre:
+ Mujer, ahí tienes a tu hijo.
C. Luego, dijo al discípulo:
+ Ahí tienes a tu madre.
C. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.
C. Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura dijo:
+ Tengo sed.
C. Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo:
+ Está cumplido.
C. E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.
(Todos se arrodillan, y se hace una pausa)
C. Y al punto salió sangre y agua
C. Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: “No le quebrarán un hueso”; y en otro lugar la Escritura dice: “Mirarán al que atravesaron”.
C. Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo clandestino de Jesús por miedo a los judíos, pidió a Pilato que le dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó. Él fue entonces y se llevó el cuerpo. Llegó también Nicodemo, el que había ido a verlo de noche, y trajo unas cien libras de una mixtura dé mirra y áloe. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo vendaron todo, con los aromas, según se acostumbra a enterrar entre los judíos. Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto un sepulcro nuevo donde nadie había sido enterrado todavía. Y como para los judíos era el día de la Preparación, y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús.
Palabra del Señor
Viernes Santo
ORACIÓN UNIVERSAL
Hoy nuestra oración toma un tono más solemne, y sobre todo quiere ser una oración que alcance a todos. Para que a todos llegue la salvación que nace de la vida entregada por Jesús en la cruz. Por eso a cada intención todos rezaremos un momento de en silencio, y después de la oración del celebrante todos responderemos con nuestro Amén. Pongámonos en pie.
Por la Santa Iglesia
Oremos por la Iglesia santa de Dios, para que el Señor le dé la paz, la mantenga en la unidad, la proteja en toda la tierra, y a todos nos conceda una vida confiada y serena, para gloria de Dios, Padre todopoderoso.
Sacerdote: Dios todopoderoso y eterno, que en Cristo manifiestas tu gloria a todas las naciones, vela solícito por la obra de tu amor, para que la Iglesia, extendida por todo el mundo, persevere con fe inquebrantable en la confesión de tu nombre. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Oremos también por nuestro obispo Bernardo, por todos los obispos, presbíteros y diáconos, y por todos los miembros del pueblo santo de Dios.
Sacerdote: Dios todopoderoso y eterno, cuyo espíritu santifica y gobierna todo el cuerpo de la Iglesia, escucha las súplicas que te dirigimos por todos sus ministros, para que, con la ayuda de tu gracia, cada uno te sirva fielmente en la vocación a que le has llamado. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Por los catecúmenos
Oremos por los catecúmenos, para que Dios nuestro Señor les ilumine interiormente, les abra con amor las puertas de la Iglesia, y así encuentren en el bautismo el perdón de sus pecados y la incorporación plena a Cristo, nuestro Señor.
Sacerdote: Dios todopoderoso y eterno, que haces fecunda a tu Iglesia dándole constantemente nuevos hijos, acrecienta la fe y la sabiduría de los catecúmenos, para que, al renacer en la fuente bautismal, sean contados entre los hijos de adopción. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Por la unidad de los cristianos
Oremos también por todos aquellos hermanos nuestros que creen en Cristo, para que Dios nuestro Señor asista y congregue en una sola Iglesia a cuantos viven de acuerdo con la verdad que han conocido.
Sacerdote: Dios todopoderoso y eterno, que vas reuniendo a tus hijos dispersos y velas por la unidad ya lograda, mira con amor a toda la grey que sigue a Cristo, para que la integridad de la fe y el vínculo de la caridad congregue en una sola Iglesia a los que consagró un solo bautismo. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén
Por los judíos
Oremos por el pueblo judío, el primero a quien Dios habló desde antiguo por los profetas. Para que el Señor acreciente en ellos el amor de su nombre y la fidelidad a la alianza que selló con sus padres; y de este modo sean, en todo lugar, portadores de paz y de espíritu de concordia.
Sacerdote: Dios todopoderoso y eterno, que confiaste tus promesas a Abrahán y su descendencia, escucha con piedad las súplicas de tu Iglesia, para que el pueblo de la primera alianza llegue a conseguir en plenitud la redención. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Por los que no creen en Cristo
Oremos por los que no creen en Cristo: los musulmanes, los budistas, los hinduistas, los hombres y mujeres de todas la religiones. Para que, iluminados por el Espíritu Santo, encuentren también ellos el camino de la salvación.
Sacerdote: Dios todopoderoso y eterno, concede a quienes no creen en Cristo que, viviendo con sinceridad ante ti, lleguen al conocimiento pleno de la verdad, y a nosotros concédenos también que, progresando en la caridad fraterna y en el deseo de conocerte más, seamos ante el mundo testigos más convincentes de tu amor. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Por los que no creen en Dios
Oremos por los que no creen en Dios: por los que no lo conocen, y por los que, conociéndolo, no se sienten atraídos a la fe. Para que por la rectitud y sinceridad de s vida alcancen el premio de llegar a él.
Sacerdote: Dios todopoderoso y eterno, que creaste a todos los hombres para que te busquen y, cuando te encuentren, descansen en ti, concédeles que, en medio de sus dificultades, los signos de tu amor y el testimonio de los creyentes les lleven al gozo de reconocerte como Dios y Padre de todos los hombres. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Por los gobernantes
Oremos por los gobernantes de todas las naciones. Para que Dios nuestro Señor, según sus designios, los guíe en sus pensamientos y decisiones hacia la paz y la libertad de todos los seres humanos; que trabajen decididamente al servicio de una vida más digna para toda persona, y se esfuercen por lograr que los países más pobres puedan salir de la situación injusta en que se encuentran.
Hoy nuestra oración toma un tono más solemne, y sobre todo quiere ser una oración que alcance a todos. Para que a todos llegue la salvación que nace de la vida entregada por Jesús en la cruz. Por eso a cada intención todos rezaremos un momento de en silencio, y después de la oración del celebrante todos responderemos con nuestro Amén. Pongámonos en pie.
Por la Santa Iglesia
Oremos por la Iglesia santa de Dios, para que el Señor le dé la paz, la mantenga en la unidad, la proteja en toda la tierra, y a todos nos conceda una vida confiada y serena, para gloria de Dios, Padre todopoderoso.
Sacerdote: Dios todopoderoso y eterno, que en Cristo manifiestas tu gloria a todas las naciones, vela solícito por la obra de tu amor, para que la Iglesia, extendida por todo el mundo, persevere con fe inquebrantable en la confesión de tu nombre. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Por el Papa
Oremos por nuestro Santo padre el Papa Benedicto XVI, para que Dios, que lo llamó al orden episcopal, lo asista y proteja para bien de la Iglesia, como guía del pueblo santo de Dios.
Sacerdote: Dios todopoderoso y eterno, cuya sabiduría gobierna todas las cosas, atiende bondadoso nuestras súplicas y protege al Papa, para que el pueblo cristiano, gobernado por ti bajo el cayado del Sumo Pontífice, progrese siempre en la fe. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Por todos los ministros y por los fieles
Oremos también por nuestro obispo Bernardo, por todos los obispos, presbíteros y diáconos, y por todos los miembros del pueblo santo de Dios.
Sacerdote: Dios todopoderoso y eterno, cuyo espíritu santifica y gobierna todo el cuerpo de la Iglesia, escucha las súplicas que te dirigimos por todos sus ministros, para que, con la ayuda de tu gracia, cada uno te sirva fielmente en la vocación a que le has llamado. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Por los catecúmenos
Oremos por los catecúmenos, para que Dios nuestro Señor les ilumine interiormente, les abra con amor las puertas de la Iglesia, y así encuentren en el bautismo el perdón de sus pecados y la incorporación plena a Cristo, nuestro Señor.
Sacerdote: Dios todopoderoso y eterno, que haces fecunda a tu Iglesia dándole constantemente nuevos hijos, acrecienta la fe y la sabiduría de los catecúmenos, para que, al renacer en la fuente bautismal, sean contados entre los hijos de adopción. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Por la unidad de los cristianos
Oremos también por todos aquellos hermanos nuestros que creen en Cristo, para que Dios nuestro Señor asista y congregue en una sola Iglesia a cuantos viven de acuerdo con la verdad que han conocido.
Sacerdote: Dios todopoderoso y eterno, que vas reuniendo a tus hijos dispersos y velas por la unidad ya lograda, mira con amor a toda la grey que sigue a Cristo, para que la integridad de la fe y el vínculo de la caridad congregue en una sola Iglesia a los que consagró un solo bautismo. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén
Por los judíos
Oremos por el pueblo judío, el primero a quien Dios habló desde antiguo por los profetas. Para que el Señor acreciente en ellos el amor de su nombre y la fidelidad a la alianza que selló con sus padres; y de este modo sean, en todo lugar, portadores de paz y de espíritu de concordia.
Sacerdote: Dios todopoderoso y eterno, que confiaste tus promesas a Abrahán y su descendencia, escucha con piedad las súplicas de tu Iglesia, para que el pueblo de la primera alianza llegue a conseguir en plenitud la redención. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Por los que no creen en Cristo
Oremos por los que no creen en Cristo: los musulmanes, los budistas, los hinduistas, los hombres y mujeres de todas la religiones. Para que, iluminados por el Espíritu Santo, encuentren también ellos el camino de la salvación.
Sacerdote: Dios todopoderoso y eterno, concede a quienes no creen en Cristo que, viviendo con sinceridad ante ti, lleguen al conocimiento pleno de la verdad, y a nosotros concédenos también que, progresando en la caridad fraterna y en el deseo de conocerte más, seamos ante el mundo testigos más convincentes de tu amor. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Por los que no creen en Dios
Oremos por los que no creen en Dios: por los que no lo conocen, y por los que, conociéndolo, no se sienten atraídos a la fe. Para que por la rectitud y sinceridad de s vida alcancen el premio de llegar a él.
Sacerdote: Dios todopoderoso y eterno, que creaste a todos los hombres para que te busquen y, cuando te encuentren, descansen en ti, concédeles que, en medio de sus dificultades, los signos de tu amor y el testimonio de los creyentes les lleven al gozo de reconocerte como Dios y Padre de todos los hombres. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Por los gobernantes
Oremos por los gobernantes de todas las naciones. Para que Dios nuestro Señor, según sus designios, los guíe en sus pensamientos y decisiones hacia la paz y la libertad de todos los seres humanos; que trabajen decididamente al servicio de una vida más digna para toda persona, y se esfuercen por lograr que los países más pobres puedan salir de la situación injusta en que se encuentran.
Sacerdote: Dios todopoderoso y eterno, que tienes en tus manos el destino de todos los hombres y los derechos de todos los pueblos, asiste a los que gobiernan, para que, por tu gracia, se logre en todas las naciones la paz, el desarrollo y la libertad religiosa de todos los hombres. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Por los atribulados
Oremos a Dios Padre todopoderoso, para que libre al mundo de toda falsedad, del hambre y la miseria. Oremos por los que sufren los horrores de la guerra, de las dictaduras crueles, de la tortura, del terrorismo y de toda violencia. Oremos también por los perseguidos y encarcelados, y por los que son tratados injustamente por los hombres. Oremos por las familias que están en situaciones difíciles, por los que no tienen trabajo, por los pobres. Y oremos por los que son víctimas del racismo, por los emigrantes y desterrados, por los que se encuentran solos, por los enfermos, los moribundos y todos los que sufren.
Sacerdote: Dios todopoderoso y eterno, consuelo de los que lloran y fuerza de los que sufren, lleguen hasta ti las súplicas de quienes te invocan en su tribulación, para que sientan en sus adversidades la ayuda de tu misericordia. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
jueves, 21 de abril de 2011
martes, 19 de abril de 2011
Oración por el XXVIIº Capítulo Provincial que se celebrará en Burgos la próxima semana.
ORACIÓN CAPITULAR
Señor Dios nuestro, en este tiempo de gracia te rogamos por nuestros hermanos reunidos en el nombre de Jesús y en representación de nuestras comunidades, en el Capítulo Provincial. Concédeles la luz y la fuerza de tu Espíritu.
Te pedimos que todos los carmelitas estemos determinados a hacer eso poquito que está en nosotros para el servicio de tu Reino.
Haznos sensibles a las grandes necesidades de tu Iglesia y de todos los hombres.
Estáse ardiendo el mundo: no permitas que perdamos el tiempo en tareas estériles ni en problemas ficticios.
Haz que aquí todos nos ayudemos, todos nos amemos, todos nos respetemos. Haznos conscientes de la casta de donde venimos, fieles al carisma de Santa Teresa, Nuestra Madre, pero a la vez capaces de renovar nuestros ideales religiosos, dispuestos a ir comenzando siempre de bien en mejor.
Confiados en tu gran bondad, que nunca falta de ayudar a quien por él se determina a dejarlo todo, te pedimos el don de la firme determinación en la adversidad.
Danos paz en la fraternidad para ser testigos y portadores de ella en nuestro mundo, tan salpicado de violencia, de odios y de sufrimiento.
Señor nuestro, si de veras os conociésemos, no se nos daría nada de nada, porque dais mucho a los que de veras se quieren fiar de Vos.
Haznos dóciles a la palabra de la Iglesia y a las mociones e inspiraciones de tu Espíritu, a imagen e imitación de la Virgen María, Madre y Reina del Carmelo.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
lunes, 18 de abril de 2011
Horarios Semana Santa
Jueves Santo.
11,30h.: Celebración Penitencial.
18,30h.: Misa "in coena Domini"
22.00h.: Hora Santa y Oración ante el Santísimo de la Adoración Nocturna.
Viernes Santo.
10,30h.: Vía Crucis.
17,30h.: Conmemoración de la Muerte del Señor y Adoración de la Cruz.
Sábado Santo.
10,30h.: Oración de la soledad de María.
23.00h.: Solemne Vigilia Pascual en el Templo Parroquial de San Sebastián.
Domingo de Resurrección.
10,00h/ 11,30h/ 20,00h. Eucaristía
13,00h.: Celebración de la Eucaristía solemne de la Resurrección del Señor.
XV Encuentro Pascual del Arciprestazgo de Montesclaros.
Día 30 de Abril, sábado, a las 12,00h.
11,30h.: Celebración Penitencial.
18,30h.: Misa "in coena Domini"
22.00h.: Hora Santa y Oración ante el Santísimo de la Adoración Nocturna.
Viernes Santo.
10,30h.: Vía Crucis.
17,30h.: Conmemoración de la Muerte del Señor y Adoración de la Cruz.
Sábado Santo.
10,30h.: Oración de la soledad de María.
23.00h.: Solemne Vigilia Pascual en el Templo Parroquial de San Sebastián.
Domingo de Resurrección.
10,00h/ 11,30h/ 20,00h. Eucaristía
13,00h.: Celebración de la Eucaristía solemne de la Resurrección del Señor.
XV Encuentro Pascual del Arciprestazgo de Montesclaros.
Día 30 de Abril, sábado, a las 12,00h.
domingo, 17 de abril de 2011
Salmo 21
R.- DIOS MÍO, DIOS MÍO, ¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO?
Al verme, se burlan de mí,
hacen visajes, menean la cabeza:
Acudió al Señor, que lo ponga a salvo;
que lo libre, si tanto lo quiere. R.-
Me acorrala una jauría de mastines,
me cerca una banda de malhechores;
me taladran las manos y los pies,
puedo contar mis huesos. R.-
Se reparten mi ropa,
echan a suertes mi túnica.
Pero tú, Señor, no te quedes lejos;
fuerza mía, ven corriendo a ayudarme. R.-
Contaré tu fama a mis hermanos,
en medio de la asamblea te alabaré.
Fieles del Señor, alabadlo;
linaje de Jacob, glorificadlo;
tenedlo, linaje de Israel. R.-
Domingo de Ramos
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 21, 1-11
Cuando se acercaban a Jerusalén y llegaron a Betfagé, junto al monte de los Olivos, Jesús mandó dos discípulos, diciéndoles:
-- Id a la aldea de enfrente, encontraréis enseguida una borrica atada con su pollino, desatadlos y traédmelos. Si alguien os dice algo, contestadle que el Señor los necesita y los devolverá pronto.
Esto ocurrió para que se cumpliese lo que dijo el profeta: "Decid a la hija de Sión: 'Mira a tu rey, que viene a ti, humilde, montado en un asno, en un pollino, hijo de acémila'."
Fueron los discípulos e hicieron lo que les había mandado Jesús: trajeron la borrica y el pollino, echaron encima sus mantos, y Jesús se montó. La multitud extendió sus mantos por el camino; algunos cortaban ramas de árboles y alfombraban la calzada. Y la gente que iba delante y detrás gritaba:
-- ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en el cielo!
Al entrar en Jerusalén, toda la ciudad preguntaba alborotada:
-- ¿Quién es éste?
La gente que venía con él decía:
-- Es Jesús, el Profeta de Nazaret de Galilea.
Cuando se acercaban a Jerusalén y llegaron a Betfagé, junto al monte de los Olivos, Jesús mandó dos discípulos, diciéndoles:
-- Id a la aldea de enfrente, encontraréis enseguida una borrica atada con su pollino, desatadlos y traédmelos. Si alguien os dice algo, contestadle que el Señor los necesita y los devolverá pronto.
Esto ocurrió para que se cumpliese lo que dijo el profeta: "Decid a la hija de Sión: 'Mira a tu rey, que viene a ti, humilde, montado en un asno, en un pollino, hijo de acémila'."
Fueron los discípulos e hicieron lo que les había mandado Jesús: trajeron la borrica y el pollino, echaron encima sus mantos, y Jesús se montó. La multitud extendió sus mantos por el camino; algunos cortaban ramas de árboles y alfombraban la calzada. Y la gente que iba delante y detrás gritaba:
-- ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en el cielo!
Al entrar en Jerusalén, toda la ciudad preguntaba alborotada:
-- ¿Quién es éste?
La gente que venía con él decía:
-- Es Jesús, el Profeta de Nazaret de Galilea.
sábado, 16 de abril de 2011
Muéveme
No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
jueves, 14 de abril de 2011
miércoles, 13 de abril de 2011
Conviérteme, Señor
Si alguien necesita libertad, y puedo abrir puertas:
conviérteme en un pequeño libertador
Si me creo mejor que nadie, y concluyo que mi vida es perfecta:
Alienta, Señor, mi corazón con la humildad
Si pienso que, tu llamada, es para otros:
convierte, mis oídos sordos, en antena abierta a tus Palabras
Si caigo en el error de cavilar, que el pecado es cosa de viejos:
infúndeme una conciencia clara para diferenciar lo bueno de lo malo
Si me incomodo por caminar, y me detengo en la búsqueda de tu rostro:
cambia mi cansancio en fuerzas redobladas de inquietud apostólica
Si, en la preparación hacia la Pascua, no me alimento de tu Eucaristía:
convierte mi debilidad en aprecio por tu Cuerpo y tu Sangre
Si este tiempo de gracia no tiene relevancia en mi vida:
haz, Señor, que lo recupere como un momento de reflexión
Si me creo libre de todo, cuando en realidad vivo esclavo de mucho:
convierte mis sensaciones en gusto por conocer la libertad de estar junto a Ti
Si me siento sólo y abatido, deprimido o angustiado:
convierte mi soledad en seguridad de saber que Tú siempre me buscas
Si pregunto demasiado sobre Ti o exijo otro tanto de tu mano:
convierte mis caprichos en comprensión tu voluntad
Si, como la higuera, no doy frutos porque me aprisiona la seducción:
convierte mi seca vida en algo fructífero
Si siento que, Tú estás cerca, pero no vivo según tus designios:
conviérteme en un instrumento para tu alabanza
Si me dejo llevar por la falsa apariencia:
convierte mis impulsos en pensamientos rectos
Si acepto las ofertas paganas que surgen en la vida cotidiana:
conviérteme a Ti y haz que valore lo que en verdad merece la pena.
conviérteme en un pequeño libertador
Si me creo mejor que nadie, y concluyo que mi vida es perfecta:
Alienta, Señor, mi corazón con la humildad
Si pienso que, tu llamada, es para otros:
convierte, mis oídos sordos, en antena abierta a tus Palabras
Si caigo en el error de cavilar, que el pecado es cosa de viejos:
infúndeme una conciencia clara para diferenciar lo bueno de lo malo
Si me incomodo por caminar, y me detengo en la búsqueda de tu rostro:
cambia mi cansancio en fuerzas redobladas de inquietud apostólica
Si, en la preparación hacia la Pascua, no me alimento de tu Eucaristía:
convierte mi debilidad en aprecio por tu Cuerpo y tu Sangre
Si este tiempo de gracia no tiene relevancia en mi vida:
haz, Señor, que lo recupere como un momento de reflexión
Si me creo libre de todo, cuando en realidad vivo esclavo de mucho:
convierte mis sensaciones en gusto por conocer la libertad de estar junto a Ti
Si me siento sólo y abatido, deprimido o angustiado:
convierte mi soledad en seguridad de saber que Tú siempre me buscas
Si pregunto demasiado sobre Ti o exijo otro tanto de tu mano:
convierte mis caprichos en comprensión tu voluntad
Si, como la higuera, no doy frutos porque me aprisiona la seducción:
convierte mi seca vida en algo fructífero
Si siento que, Tú estás cerca, pero no vivo según tus designios:
conviérteme en un instrumento para tu alabanza
Si me dejo llevar por la falsa apariencia:
convierte mis impulsos en pensamientos rectos
Si acepto las ofertas paganas que surgen en la vida cotidiana:
conviérteme a Ti y haz que valore lo que en verdad merece la pena.
martes, 12 de abril de 2011
¿Qué tienes, Jesús?
Que perdonas, lo que el hombre no perdona
Que olvidas, lo que el ser humano no olvida
Que vas al fondo de las cosas, cuando nosotros,
nos quedamos satisfechos en lo superficial.
¿Qué tienes, Jesús?
¿Por qué te interesa el rescate del corazón de las personas y, muy poco,
las historias que ocurrieron en ellas?
¿Por qué miras siempre al futuro, a nosotros,
nos gusta tanto urgar en el pasado?
Tienes, Señor, la fuerza del amor de Dios
Tienes, Señor, la garantía de quien te envía
Tienes, Señor, la Ley del Amor, no la ley humana
Tienes, Señor, compasión por el hombre
Tienes, Señor, ojos que ven lo que nosotros no vemos
Tienes, Señor, ojos que no ven, lo que nosotros, frecuentemente, vemos, aunque no exista.
¿Qué tienes, Jesús?
Tienes la medida de Dios, muy distinta de la humana
Tienes pensamientos divinos
¡Tan contrarios a los humanos!
Aborreces el pecado,
y comprendes y amas al pecador
¡Aquí estoy yo, Señor!
Soy pecador, pero muchas veces,
las más de las veces,
me convierto en duro juez, Señor
Haz, que –aun teniendo razones para lanzar la primera piedra- cuente hasta tres ¡y hasta cien!
para utilizar lo que es grande en Ti:
LA MISERICORDIA
Que olvidas, lo que el ser humano no olvida
Que vas al fondo de las cosas, cuando nosotros,
nos quedamos satisfechos en lo superficial.
¿Qué tienes, Jesús?
¿Por qué te interesa el rescate del corazón de las personas y, muy poco,
las historias que ocurrieron en ellas?
¿Por qué miras siempre al futuro, a nosotros,
nos gusta tanto urgar en el pasado?
Tienes, Señor, la fuerza del amor de Dios
Tienes, Señor, la garantía de quien te envía
Tienes, Señor, la Ley del Amor, no la ley humana
Tienes, Señor, compasión por el hombre
Tienes, Señor, ojos que ven lo que nosotros no vemos
Tienes, Señor, ojos que no ven, lo que nosotros, frecuentemente, vemos, aunque no exista.
¿Qué tienes, Jesús?
Tienes la medida de Dios, muy distinta de la humana
Tienes pensamientos divinos
¡Tan contrarios a los humanos!
Aborreces el pecado,
y comprendes y amas al pecador
¡Aquí estoy yo, Señor!
Soy pecador, pero muchas veces,
las más de las veces,
me convierto en duro juez, Señor
Haz, que –aun teniendo razones para lanzar la primera piedra- cuente hasta tres ¡y hasta cien!
para utilizar lo que es grande en Ti:
LA MISERICORDIA
lunes, 11 de abril de 2011
Dame un corazón como el tuyo.
Oh Cristo, Tú eres mi Rey.
Dame un corazón como el tuyo.
Dame un corazón grande en mi vida: escogiendo lo que se eleva y no lo que se arrastra.
Grande en mi trabajo: no viendo la carga que se me impone, sino la misión que se me confía.
Grande en mi sufrimiento: llevando con alegría mi cruz y siendo cirineo para los demás.
Grande con el mundo: perdonando sus pequeñeces y no cediendo a sus engaños.
Grande con los hombres: leal con todos, servicial con los necesitados y llevando a ti a todos los que me aman.
Grande con mis superiores: viendo en su autoridad la belleza de tu rostro.
Grande conmigo mismo: no encerrándome en mí, sino apoyándome en ti.
Grande contigo, oh Cristo: feliz de vivir para servirte, feliz de morir para verte.
Así sea.
(P. Tirso Arellano, S.I.)
domingo, 10 de abril de 2011
Domingo V de Cuaresma
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 11, 1-45
En aquel tiempo, un cierto Lázaro, de Betania, la aldea de María y de Marta, su hermana, había caído enfermo. María era la que ungió al Señor con perfume y le enjugó los pies con su cabellera; el enfermo era su hermano Lázaro. Las hermanas mandaron recado a Jesús, diciendo:-- Señor, tu amigo está enfermo.
Jesús, al oírlo, dijo:-- Esta enfermedad no acabará en la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.
Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando se enteró de que estaba enfermo, se quedó todavía dos días en donde estaba. Sólo entonces dice a sus discípulos:-- Vamos otra vez a Judea.
Los discípulos le replican:-- Maestro, hace poco intentaban apedrearte los judíos, ¿y vas a volver allí?
Jesús contestó:-- ¿No tiene el día doce horas? Si uno camina de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo; pero si camina de noche, tropieza, porque le falta la luz.
Dicho esto, añadió:-- Lázaro, nuestro amigo, está dormido; voy a despertarlo.»
Entonces le dijeron sus discípulos:--Señor, si duerme, se salvará.
Jesús se refería a su muerte; en cambio, ellos creyeron que hablaba del sueño natural.Entonces Jesús les replicó claramente:-- Lázaro ha muerto, y me alegro por vosotros de que no hayamos estado allí, para que creáis. Y ahora vamos a su casa.
Entonces Tomás, apodado el Mellizo, dijo a los demás discípulos:-- Vamos también nosotros y muramos con él.
Cuando Jesús llegó, Lázaro llevaba ya cuatro días enterrado. Betania distaba poco de Jerusalén: unos tres kilómetros; y muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María, para darles el pésame por su hermano. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa. Y dijo Marta a Jesús: -- Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá.
Jesús le dijo:-- Tu hermano resucitará.
Marta respondió:-- Sé que resucitará en la resurrección del último día.
Jesús le dice:-- Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?
Ella le contestó:-- Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.
Y dicho esto, fue a llamar a su hermana María, diciéndole en voz baja: -- El Maestro está ahí y te llama.
Apenas lo oyó, se levantó y salió adonde estaba él; porque Jesús no había entrado todavía en la aldea, sino que estaba aún donde Marta lo había encontrado. Los judíos que estaban con ella en casa consolándola, al ver que María se levantaba y salía deprisa, la siguieron, pensando que iba al sepulcro a llorar allí. Cuando llegó María adonde estaba Jesús, al verlo se echó a sus pies diciéndole:
-- Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano.
Jesús, viéndola llorar a ella y viendo llorar a los judíos que la acompañaban, sollozó y, muy conmovido, preguntó:-- ¿Dónde lo habéis enterrado?
Le contestaron:-- Señor, ven a verlo.
Jesús se echó a llorar. Los judíos comentaban:-- ¡Cómo lo quería!
Pero algunos dijeron:-- Y uno que le ha abierto los ojos a un ciego, ¿no podía haber impedido que muriera éste?
Jesús, sollozando de nuevo, llega al sepulcro. Era una cavidad cubierta con una losa. Dice Jesús:-- Quitad la losa.
Marta, la hermana del muerto, le dice:-- Señor, ya huele mal, porque lleva cuatro días.
Jesús le dice:-- ¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?
Entonces quitaron la losa.Jesús, levantando los ojos a lo alto, dijo:-- Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que tú me escuchas siempre; pero lo digo por la gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado.
Y dicho esto, gritó con voz potente:-- Lázaro, ven afuera.
El muerto salió, los pies y las manos atados con vendas, y la cara envuelta en un sudario. Jesús les dijo: -- Desatadlo y dejadlo andar.
Y muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él.
En aquel tiempo, un cierto Lázaro, de Betania, la aldea de María y de Marta, su hermana, había caído enfermo. María era la que ungió al Señor con perfume y le enjugó los pies con su cabellera; el enfermo era su hermano Lázaro. Las hermanas mandaron recado a Jesús, diciendo:-- Señor, tu amigo está enfermo.
Jesús, al oírlo, dijo:-- Esta enfermedad no acabará en la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.
Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando se enteró de que estaba enfermo, se quedó todavía dos días en donde estaba. Sólo entonces dice a sus discípulos:-- Vamos otra vez a Judea.
Los discípulos le replican:-- Maestro, hace poco intentaban apedrearte los judíos, ¿y vas a volver allí?
Jesús contestó:-- ¿No tiene el día doce horas? Si uno camina de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo; pero si camina de noche, tropieza, porque le falta la luz.
Dicho esto, añadió:-- Lázaro, nuestro amigo, está dormido; voy a despertarlo.»
Entonces le dijeron sus discípulos:--Señor, si duerme, se salvará.
Jesús se refería a su muerte; en cambio, ellos creyeron que hablaba del sueño natural.Entonces Jesús les replicó claramente:-- Lázaro ha muerto, y me alegro por vosotros de que no hayamos estado allí, para que creáis. Y ahora vamos a su casa.
Entonces Tomás, apodado el Mellizo, dijo a los demás discípulos:-- Vamos también nosotros y muramos con él.
Cuando Jesús llegó, Lázaro llevaba ya cuatro días enterrado. Betania distaba poco de Jerusalén: unos tres kilómetros; y muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María, para darles el pésame por su hermano. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa. Y dijo Marta a Jesús: -- Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá.
Jesús le dijo:-- Tu hermano resucitará.
Marta respondió:-- Sé que resucitará en la resurrección del último día.
Jesús le dice:-- Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?
Ella le contestó:-- Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.
Y dicho esto, fue a llamar a su hermana María, diciéndole en voz baja: -- El Maestro está ahí y te llama.
Apenas lo oyó, se levantó y salió adonde estaba él; porque Jesús no había entrado todavía en la aldea, sino que estaba aún donde Marta lo había encontrado. Los judíos que estaban con ella en casa consolándola, al ver que María se levantaba y salía deprisa, la siguieron, pensando que iba al sepulcro a llorar allí. Cuando llegó María adonde estaba Jesús, al verlo se echó a sus pies diciéndole:
-- Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano.
Jesús, viéndola llorar a ella y viendo llorar a los judíos que la acompañaban, sollozó y, muy conmovido, preguntó:-- ¿Dónde lo habéis enterrado?
Le contestaron:-- Señor, ven a verlo.
Jesús se echó a llorar. Los judíos comentaban:-- ¡Cómo lo quería!
Pero algunos dijeron:-- Y uno que le ha abierto los ojos a un ciego, ¿no podía haber impedido que muriera éste?
Jesús, sollozando de nuevo, llega al sepulcro. Era una cavidad cubierta con una losa. Dice Jesús:-- Quitad la losa.
Marta, la hermana del muerto, le dice:-- Señor, ya huele mal, porque lleva cuatro días.
Jesús le dice:-- ¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?
Entonces quitaron la losa.Jesús, levantando los ojos a lo alto, dijo:-- Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que tú me escuchas siempre; pero lo digo por la gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado.
Y dicho esto, gritó con voz potente:-- Lázaro, ven afuera.
El muerto salió, los pies y las manos atados con vendas, y la cara envuelta en un sudario. Jesús les dijo: -- Desatadlo y dejadlo andar.
Y muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él.
sábado, 9 de abril de 2011
viernes, 8 de abril de 2011
Cuaresma: 40 días, 40 ideas del Papa
Se proponen 40 frases extraídas de los mensajes que Benedicto XVI ha dirigido a los cristianos con motivo de la Cuaresma desde que ocupa la sede de Pedro.
1. Que en cada familia y comunidad cristiana se valore la Cuaresma para alejar todo lo que distrae el espíritu y para intensificar lo que alimenta el alma y la abre al amor de Dios y del prójimo. Pienso, especialmente, en un mayor empeño en la oración, en la lectio divina, en el Sacramento de la Reconciliación [la confesión] y en la activa participación en la Eucaristía, sobre todo en la Santa Misa dominical. (2009)2. El ayuno es una gran ayuda para evitar el pecado y todo lo que induce a él. (2009)
3. El verdadero ayuno, repite en otra ocasión el divino Maestro, consiste más bien en cumplir la voluntad del Padre celestial, que "ve en lo secreto y te recompensará" (2009)
4. Si, por lo tanto, Adán desobedeció la orden del Señor de "no comer del árbol de la ciencia del bien y del mal", con el ayuno el creyente desea someterse humildemente a Dios, confiando en su bondad y misericordia. (2009)
5. Ayunar es bueno para el bienestar físico, pero para los creyentes es, en primer lugar, una "terapia" para curar todo lo que les impide conformarse a la voluntad de Dios. (2009)
6. Esta antigua práctica penitencial, que puede ayudarnos a mortificar nuestro egoísmo y a abrir el corazón al amor de Dios y del prójimo, primer y sumo mandamiento de la nueva ley y compendio de todo el Evangelio. (2009)
7. La práctica fiel del ayuno contribuye, además, a dar unidad a la persona, cuerpo y alma, ayudándola a evitar el pecado y a acrecer la intimidad con el Señor. (2009)
8. Privarse del alimento material que nutre el cuerpo facilita una disposición interior a escuchar a Cristo y a nutrirse de su palabra de salvación. Con el ayuno y la oración Le permitimos que venga a saciar el hambre más profunda que experimentamos en lo íntimo de nuestro corazón: el hambre y la sed de Dios. (2009)
9. El ayuno nos ayuda a tomar conciencia de la situación en la que viven muchos de nuestros hermanos (...).Al escoger libremente privarnos de algo para ayudar a los demás, demostramos concretamente que el prójimo que pasa dificultades no nos es extraño. (2009)
10. Privarnos por voluntad propia del placer del alimento y de otros bienes materiales, ayuda al discípulo de Cristo a controlar los apetitos de la naturaleza debilitada por el pecado original, cuyos efectos negativos afectan a toda la personalidad humana. (2009)
11. "Quien ora, que ayune; quien ayuna, que se compadezca; que preste oídos a quien le suplica aquel que, al suplicar, desea que se le oiga, pues Dios presta oído a quien no cierra los suyos al que le súplica" (San Pedro Crisólogo). (2009)
12. Que la Virgen María, Causa nostræ laetitiæ, nos sostenga en el esfuerzo por liberar nuestro corazón de la esclavitud del pecado para que se convierta cada vez más en "tabernáculo viviente de Dios". (2009)
13. La Cuaresma nos ofrece una ocasión providencial para profundizar en el sentido y el valor de ser cristianos, y nos estimula a descubrir de nuevo la misericordia de Dios para que también nosotros lleguemos a ser más misericordiosos con nuestros hermanos. (2008)
14. La limosna representa una manera concreta de ayudar a los necesitados y, al mismo tiempo, un ejercicio ascético para liberarse del apego a los bienes terrenales. (2008)
15. ¡Cuán fuerte es la seducción de las riquezas materiales y cuán tajante tiene que ser nuestra decisión de no idolatrarlas! (2008)
16. No somos propietarios de los bienes que poseemos, sino administradores: por tanto, no debemos considerarlos una propiedad exclusiva, sino medios a través de los cuales el Señor nos llama, a cada uno de nosotros, a ser un instrumento de su providencia hacia el prójimo. (2008)
17. Socorrer a los necesitados es un deber de justicia aun antes que un acto de caridad. (2008)
18. No hay que alardear de las propias buenas acciones, para no correr el riesgo de quedarse sin la recompensa en los cielos (2008)
19. La limosna evangélica no es simple filantropía: es más bien una expresión concreta de la caridad, la virtud teologal que exige la conversión interior al amor de Dios y de los hermanos, a imitación de Jesucristo, que muriendo en la cruz se entregó a sí mismo por nosotros. (2008)
20. Quien sabe que "Dios ve en lo secreto" y en lo secreto recompensará, no busca un reconocimiento humano por las obras de misericordia que realiza. (2008)
21. Cuando actuamos con amor expresamos la verdad de nuestro ser: en efecto, no hemos sido creados para nosotros mismos, sino para Dios y para los hermanos (2008)
22. Cada vez que por amor de Dios compartimos nuestros bienes con el prójimo necesitado experimentamos que la plenitud de vida viene del amor y lo recuperamos todo como bendición en forma de paz, de satisfacción interior y de alegría. El Padre celestial recompensa nuestras limosnas con su alegría. (2008)
23. La limosna, acercándonos a los demás, nos acerca a Dios y puede convertirse en un instrumento de auténtica conversión y reconciliación con él y con los hermanos. (2008)
24. Podemos aprender [de Cristo] a hacer de nuestra vida un don total; imitándolo estaremos dispuestos a dar, no tanto algo de lo que poseemos, sino a darnos a nosotros mismos. (2008)
25. Que María, Madre y Esclava fiel del Señor, ayude a los creyentes a proseguir la "batalla espiritual" de la Cuaresma armados con la oración, el ayuno y la práctica de la limosna (2008)
26. La Cuaresma es un tiempo propicio para aprender a permanecer con María y Juan, el discípulo predilecto, junto a Aquel que en la cruz consuma el sacrificio de su vida por toda la humanidad (2007)
27. En el misterio de la cruz se revela plenamente el poder irrefrenable de la misericordia del Padre celeste. (2007)
28. Miremos a Cristo traspasado en la cruz. Él es la revelación más impresionante del amor de Dios (...). En la cruz Dios mismo mendiga el amor de su criatura: tiene sed del amor de cada uno de nosotros. (2007)
29. El Todopoderoso espera el "sí" de sus criaturas como un joven esposo el de su esposa. (2007)
30. Sólo el amor en el que se unen el don gratuito de uno mismo y el deseo apasionado de reciprocidad infunde un gozo tan intenso que convierte en leves incluso los sacrificios más duros. (2007)
31. La respuesta que el Señor desea ardientemente de nosotros es ante todo que aceptemos su amor y nos dejemos atraer por él. (2007)
32. Vivamos, pues, la Cuaresma como un tiempo "eucarístico", en el que, aceptando el amor de Jesús, aprendamos a difundirlo a nuestro alrededor con cada gesto y cada palabra. (2007)
33. El apóstol Tomás reconoció a Jesús como "Señor y Dios" cuando metió la mano en la herida de su costado. No es de extrañar que, entre los santos, muchos hayan encontrado en el Corazón de Jesús la expresión más conmovedora de este misterio de amor.
34. Cristo "me atrae hacia sí" para unirse a mí, a fin de que aprenda a amar a los hermanos con su mismo amor. (2007)
35. De ningún modo es posible dar respuesta a las necesidades materiales y sociales de los hombres sin colmar, sobre todo, las profundas necesidades de su corazón. (2006)
36. Quien no da a Dios, da demasiado poco. (2006)
37. Es preciso ayudar a descubrir a Dios en el rostro misericordioso de Cristo (2006)
38. Mientras el tentador nos mueve a desesperarnos o a confiar de manera ilusoria en nuestras propias fuerzas, Dios nos guarda y nos sostiene. (2006)
39. La Cuaresma es el tiempo privilegiado de la peregrinación interior hacia Aquél que es la fuente de la misericordia. Es una peregrinación en la que Él mismo nos acompaña a través del desierto de nuestra pobreza (2006).
40. Aunque parezca que domine el odio, el Señor no permite que falte nunca el testimonio luminoso de su amor. A María, "fuente viva de esperanza", le encomiendo nuestro camino cuaresmal, para que nos lleve a su Hijo.
jueves, 7 de abril de 2011
El Papa invita a leer “Historia de un Alma”
Roma-Italia (06-04-2011).- El papa Benedicto XVI invitó hoy a los fieles congregados en la Plaza de San Pedro a leer “Historia de un alma”, de Santa Teresa del Niño Jesús y de la santa Faz.
El Pontífice ha dedicó la audiencia de este miércoles a presentar la vida y la doctrina de la carmelita francesa que Juan Pablo II declaró Doctora de la Iglesia en 1997 y a la que definió como “experta de la Scientia Amoris” en la Carta Apostólica “Novo Millennio Ineunte”.
La “pequeña Teresa”, señaló Benedicto XVI, “no ha dejado de ayudar a las almas más sencillas, los pequeños, los pobres, los que sufren, y que le rezan, pero también ha iluminado toda la Iglesia, con su profunda doctrina espiritual”.
“Quisiera invitaros a redescubrir este pequeño-gran tesoro, ¡este luminoso comentario del Evangelio plenamente vivido! Historia de un alma, de hecho, ¡es una maravillosa historia de Amor, relatada con tal autenticidad, sencillez y frescura ante la que el lector no puede sino quedar fascinado!”, afirmó el Papa.
Benedicto XVI subrayó que “Teresa es uno de los “pequeños” del Evangelio que se deja llevar por Dios a la Profundidad de su Misterio” y propuso a la Patrona de las Misiones como “guía para todos”, pero especialmente “para los que de desarrollan el ministerio de teólogos”.
Además el Papa señaló como clave central de la doctrina de Santa Teresita la “Confianza y el Amor”, “dos palabras –dijo- que como faros, han iluminado todo su camino de santidad, para poder guiar a otros sobre su mismo “pequeño camino de confianza y amor”, de la infancia espiritual”.
El Pontífice invitó a todos los fieles a repetir como Santa Teresita “que queremos vivir de amor al Señor y a los demás”. “Teresa nos indica a todos nosotros que la vida cristiana consiste en vivir plenamente la gracia del Bautismo en el don total de sí al Amor del Padre, para vivir como Cristo, en el fuego del Espíritu Santo, Su mismo amor por los demás”, concluyó.
miércoles, 6 de abril de 2011
martes, 5 de abril de 2011
Intenciones para Abril
General: Evangelizar las nuevas generaciones.
Para qué, por el anuncio creible del Evangelio, la Iglesia sepa ofrecer a las nuevas generaciones razones siempre nuevas de vida y esperanza.
Misionera: La expansión misionera.
Para que los misioneros, mediante la proclamación del Evangelio y el testimonio de vida, sepan llevar a Cristo a los que aún no lo conocen.
Para qué, por el anuncio creible del Evangelio, la Iglesia sepa ofrecer a las nuevas generaciones razones siempre nuevas de vida y esperanza.
Misionera: La expansión misionera.
Para que los misioneros, mediante la proclamación del Evangelio y el testimonio de vida, sepan llevar a Cristo a los que aún no lo conocen.
lunes, 4 de abril de 2011
“Se lavó; cuando volvió, veía”
Gregorio de Narek (hacia 944 †1010ca.), monje y poeta armenio de la Iglesia Católica - Libro de oraciones, nº 40
Dios todopoderoso, Bienhechor, creador del universo
escucha mis gemidos, que estoy en peligro.Líbrame del temor y de la angustia;
líbrame por tu fuerza poderosa, tú que todo lo puedes…Señor Jesucristo, corta la malla de mi red con la espada de tu cruz victoriosa, el arma de vida.
Por todas partes esta red me envuelve, a mí, cautivo, para hacerme perecer;
conduce al lugar de tu reposo mis pasos vacilantes y desviados.
Cura la fiebre de mi corazón que me ahoga.
Soy culpable ante ti, quita de mi alma la turbación, fruto de la invención diabólica,
haz desaparecer la oscuridad de mi alma angustiada…
Renueva en mi alma la imagen de luz de la gloria de tu nombre, grande y poderoso.
Intensifica el resplandor de tu gracia sobre la belleza de mi rostro
y sobre la efigie de los ojos de mi espíritu, a mi, nacido de tierra (Gn 2,7)
Corrige en mí, restaura más fielmente, la imagen que refleja la tuya (Gn 1,26)
A través de una pureza luminosa, haz desaparecer mis tinieblas, a mí que soy pecador.
Inunda mi alma de tu luz divina, viviente, eterna, celeste,
para que crezca en mí la semejanza con Dios Trinidad.
Sólo tú, oh Cristo, eres bendito con el Padre
para la alabanza de tu Espíritu Santo
por los siglos de los siglos. Amén
escucha mis gemidos, que estoy en peligro.Líbrame del temor y de la angustia;
líbrame por tu fuerza poderosa, tú que todo lo puedes…Señor Jesucristo, corta la malla de mi red con la espada de tu cruz victoriosa, el arma de vida.
Por todas partes esta red me envuelve, a mí, cautivo, para hacerme perecer;
conduce al lugar de tu reposo mis pasos vacilantes y desviados.
Cura la fiebre de mi corazón que me ahoga.
Soy culpable ante ti, quita de mi alma la turbación, fruto de la invención diabólica,
haz desaparecer la oscuridad de mi alma angustiada…
Renueva en mi alma la imagen de luz de la gloria de tu nombre, grande y poderoso.
Intensifica el resplandor de tu gracia sobre la belleza de mi rostro
y sobre la efigie de los ojos de mi espíritu, a mi, nacido de tierra (Gn 2,7)
Corrige en mí, restaura más fielmente, la imagen que refleja la tuya (Gn 1,26)
A través de una pureza luminosa, haz desaparecer mis tinieblas, a mí que soy pecador.
Inunda mi alma de tu luz divina, viviente, eterna, celeste,
para que crezca en mí la semejanza con Dios Trinidad.
Sólo tú, oh Cristo, eres bendito con el Padre
para la alabanza de tu Espíritu Santo
por los siglos de los siglos. Amén
domingo, 3 de abril de 2011
IV Domingo de Cuaresma
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 9, 1-41
En aquel tiempo, al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. Y sus discípulos le preguntaron:-- Maestro, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que naciera ciego?
Jesús contestó:-- Ni éste pecó ni sus padres, sino para que se manifiesten en él las obras de Dios. Mientras es de día, tenemos que hacer las obras del que me ha enviado; viene la noche, y nadie podrá hacerlas. Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo.
Dicho esto, escupió en tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego y le dijo:-- Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado).
Él fue, se lavó, y volvió con vista. Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna preguntaban:-- ¿No es ése el que se sentaba a pedir?
Unos decían:-- El mismo.
Otros decían:-- No es él, pero se le parece.
Él respondía:-- Soy yo.
Y le preguntaban:-- ¿Y cómo se te han abierto los ojos?
Él contestó:-- Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, me lo untó en los ojos y me dijo que fuese a Siloé y que me lavase. Entonces fui, me lavé, y empecé a ver.
Le preguntaron:-- ¿Dónde está él?
Contestó:-- No sé.
Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. Era sábado el día que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. También los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista.
Él les contestó:-- Me puso barro en los ojos, me lavé, y veo.
Algunos de los fariseos comentaban:-- Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado.
Otros replicaban: -- ¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?
Y estaban divididos. Y volvieron a preguntarle al ciego:-- Y tú, ¿qué dices del que te ha abierto los ojos?
Él contestó:-- Que es un profeta.
Pero los judíos no se creyeron que aquél había sido ciego y había recibido la vista, hasta que llamaron a sus padres y les preguntaron: -- ¿Es éste vuestro hijo, de quien decís vosotros que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?
Sus padres contestaron:-- Sabemos que éste es nuestro hijo y que nació ciego; pero cómo ve ahora, no lo sabemos nosotros, y quién le ha abierto los ojos, nosotros tampoco lo sabemos. Preguntádselo a él, que es mayor y puede explicarse.
Sus padres respondieron así porque tenían miedo a los judíos; porque los judíos ya habían acordado excluir de la sinagoga a quien reconociera a Jesús por Mesías. Por eso sus padres dijeron: "Ya es mayor, preguntádselo a él."
Llamaron por segunda vez al que había sido ciego y le dijeron:-- Confiésalo ante Dios: nosotros sabemos que ese hombre es un pecador.
Contestó él:-- Si es un pecador, no lo sé; sólo sé que yo era ciego y ahora veo. Le preguntan de nuevo: -- ¿Qué te hizo, cómo te abrió los ojos?
Les contestó:-- Os lo he dicho ya, y no me habéis hecho caso; ¿para qué queréis oírlo otra vez?; ¿también vosotros queréis haceros discípulos suyos?
Ellos lo llenaron de improperios y le dijeron:-- Discípulo de ése lo serás tú; nosotros somos discípulos de Moisés. Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios, pero ése no sabemos de dónde viene.
Replicó él:-- Pues eso es lo raro: que vosotros no sabéis de dónde viene y, sin embargo, me ha abierto los ojos. Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, sino al que es religioso y hace su voluntad. Jamás se oyó decir que nadie le abriera los ojos a un ciego de nacimiento; si éste no viniera de Dios, no tendría ningún poder.
Le replicaron:-- Empecatado naciste tú de pies a cabeza, ¿y nos vas a dar lecciones a nosotros?
Y lo expulsaron. Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo: -- ¿Crees tú en el Hijo del hombre?»
Él contestó:- ¿Y quién es, Señor, para que crea en él?
Jesús le dijo:-- Lo estás viendo: el que te está hablando, ése es.
Él dijo:-- Creo, Señor.
Y se postró ante él.
Jesús añadió:-- Para un juicio he venido yo a este mundo; para que los que no ven vean, y los que ven queden ciegos.
Los fariseos que estaban con él oyeron esto y le preguntaron:-- ¿También nosotros estamos ciegos?
Jesús les contestó: -- Si estuvierais ciegos, no tendríais pecado, pero como decís que veis, vuestro pecado persiste.
En aquel tiempo, al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. Y sus discípulos le preguntaron:-- Maestro, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que naciera ciego?
Jesús contestó:-- Ni éste pecó ni sus padres, sino para que se manifiesten en él las obras de Dios. Mientras es de día, tenemos que hacer las obras del que me ha enviado; viene la noche, y nadie podrá hacerlas. Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo.
Dicho esto, escupió en tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego y le dijo:-- Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado).
Él fue, se lavó, y volvió con vista. Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna preguntaban:-- ¿No es ése el que se sentaba a pedir?
Unos decían:-- El mismo.
Otros decían:-- No es él, pero se le parece.
Él respondía:-- Soy yo.
Y le preguntaban:-- ¿Y cómo se te han abierto los ojos?
Él contestó:-- Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, me lo untó en los ojos y me dijo que fuese a Siloé y que me lavase. Entonces fui, me lavé, y empecé a ver.
Le preguntaron:-- ¿Dónde está él?
Contestó:-- No sé.
Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. Era sábado el día que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. También los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista.
Él les contestó:-- Me puso barro en los ojos, me lavé, y veo.
Algunos de los fariseos comentaban:-- Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado.
Otros replicaban: -- ¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?
Y estaban divididos. Y volvieron a preguntarle al ciego:-- Y tú, ¿qué dices del que te ha abierto los ojos?
Él contestó:-- Que es un profeta.
Pero los judíos no se creyeron que aquél había sido ciego y había recibido la vista, hasta que llamaron a sus padres y les preguntaron: -- ¿Es éste vuestro hijo, de quien decís vosotros que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?
Sus padres contestaron:-- Sabemos que éste es nuestro hijo y que nació ciego; pero cómo ve ahora, no lo sabemos nosotros, y quién le ha abierto los ojos, nosotros tampoco lo sabemos. Preguntádselo a él, que es mayor y puede explicarse.
Sus padres respondieron así porque tenían miedo a los judíos; porque los judíos ya habían acordado excluir de la sinagoga a quien reconociera a Jesús por Mesías. Por eso sus padres dijeron: "Ya es mayor, preguntádselo a él."
Llamaron por segunda vez al que había sido ciego y le dijeron:-- Confiésalo ante Dios: nosotros sabemos que ese hombre es un pecador.
Contestó él:-- Si es un pecador, no lo sé; sólo sé que yo era ciego y ahora veo. Le preguntan de nuevo: -- ¿Qué te hizo, cómo te abrió los ojos?
Les contestó:-- Os lo he dicho ya, y no me habéis hecho caso; ¿para qué queréis oírlo otra vez?; ¿también vosotros queréis haceros discípulos suyos?
Ellos lo llenaron de improperios y le dijeron:-- Discípulo de ése lo serás tú; nosotros somos discípulos de Moisés. Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios, pero ése no sabemos de dónde viene.
Replicó él:-- Pues eso es lo raro: que vosotros no sabéis de dónde viene y, sin embargo, me ha abierto los ojos. Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, sino al que es religioso y hace su voluntad. Jamás se oyó decir que nadie le abriera los ojos a un ciego de nacimiento; si éste no viniera de Dios, no tendría ningún poder.
Le replicaron:-- Empecatado naciste tú de pies a cabeza, ¿y nos vas a dar lecciones a nosotros?
Y lo expulsaron. Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo: -- ¿Crees tú en el Hijo del hombre?»
Él contestó:- ¿Y quién es, Señor, para que crea en él?
Jesús le dijo:-- Lo estás viendo: el que te está hablando, ése es.
Él dijo:-- Creo, Señor.
Y se postró ante él.
Jesús añadió:-- Para un juicio he venido yo a este mundo; para que los que no ven vean, y los que ven queden ciegos.
Los fariseos que estaban con él oyeron esto y le preguntaron:-- ¿También nosotros estamos ciegos?
Jesús les contestó: -- Si estuvierais ciegos, no tendríais pecado, pero como decís que veis, vuestro pecado persiste.
sábado, 2 de abril de 2011
viernes, 1 de abril de 2011
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