"Debo decirlo lisa y llanamente, por extraño que parezca a primera vista: las comodidades de la vida son la causa principal de nuestra falta de amor a Dios; por mucho que nos lamentemos y luchemos, hasta que no aprendamos a prescindir en buena medida de ellas no venceremos.
Hasta que, en cierto sentido, nos despeguemos de nuestros cuerpos, nuestros espíritus no estarán en condiciones de recibir impresiones divinas y poner en práctica aspiraciones celestiales. Una vida fácil y suave, el goce ininterrumpido de los bienes de la providencia, comidas abundantes, prendas de vestir suaves, hogares bien amueblados, los placeres de los sentidos, el sentimiento de seguridad…, estas cosas y otras parecidas, si no las vigilamos, obstruyen todas las avenidas del alma a través de las cuales puede llegar hasta nosotros el aire y la luz del cielo.
La esencia de la verdadera conversión es la rendición de sí mismo, un rendirse incondicional y sin reservas… ¿Qué nos falta, pues, a los que profesamos la religión? Lo repito: la voluntad de ser cambiados, la voluntad de soportar, si puedo usar esta palabra, que Dios omnipotente nos cambie. No nos gusta soltar nuestro antiguo yo".
Beato John Henry Newman
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