«Deseo hacer llegar a todos los hombres y mujeres que quieran
escuchar mi voz la invitación a buscar los caminos que conducen al
Dios vivo y verdadero también a través de las sendas trazadas por
la vida consagrada».
(Vita consecrata, 108)
«A lo largo de los siglos nunca han faltado hombres y mujeres que,
dóciles a la llamada del Padre y a la moción del Espíritu, han elegido
este camino de especial seguimiento de Cristo, para dedicarse
a Él con corazón “indiviso” (cf. 1 Co 7, 34). También ellos, como los
Apóstoles, han dejado todo para estar con Él y ponerse, como Él,
al servicio de Dios y de los hermanos. De este modo han contribuido
a manifestar el misterio y la misión de
carismas de vida espiritual y apostólica que les distribuía el Espíritu
Santo, y por ello han cooperado también a renovar la sociedad».
(Vita consecrata, 1)
RENOVACIÓN DE
Yo... como consagrado/a, comprometido/a en la construcción del Reino de Dios, quiero hoy ante la comunidad cristiana renovar mi consagración:
Desde el Instituto al que pertenezco quiero renovar mi fidelidad al carisma que lo fecunda.
Desde los votos de castidad, pobreza y obediencia quiero enraizarme apasionadamente en la voluntad amorosa de Dios que me llama a la solidaridad fecunda y al amor generoso.
Desde mi experiencia orante quiero seguir convirtiendo mi corazón al perdón, la justicia, la esperanza y la paz.
Porque el Señor me ha seducido y me sigue seduciendo a vivir desde Él en
Todos:
Acogemos vuestro proyecto junto al nuestro, compartiendo la experiencia de haber visto la salvación del Señor.
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