General: Los sacerdotes.
Para que los sacerdotes, unidos al Corazón de Cristo, sean siempre verdaderos testigos del amor solícito y misericordioso de Dios.
Misionera: Las vocaciones misioneras.
Para que el Espíritu Santo haga surgir en nuestras comunidades numerosas vocaciones misioneras, dispuestas a consagrarse plenamente a difundir el reino de Dios.
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