Pequé, Señor, mas no porque he pecado
De tu amor y clemencia me despido;
Temo según mis culpas, ser perdido
Y espero en tu bondad ser perdonado.
Recélome, según me has esperado,
Ser por mi ingratitud aborrecido;
Y hace mi pecado más crecido
El ser tan digno Tú de ser amado.
Si no fuera por Ti, ¿de mí qué fuera?
Y a mí mismo de mí, ¿quién me librara,
si tu gracia la mano no me diera?
Más ¡ay! A no ser yo, ¿Quién no te amara?
Y si no fueras Tú, ¿quién me sufriera?
Y a Ti, sin Ti, mi Dios, ¿Quién me llevara?
Amén.
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