lunes, 15 de marzo de 2010
Oremos confiadamente
Jesús ha venido al mundo para salvar a los que vivían oprimidos por el pecado. Porque conocemos su amor, le decimos:
Muéstranos tu salvación.
Señor, como el hijo pródigo, hemos malgastado la herencia que nos has dado
- por tu misericordia haz que aprendamos el camino de retorno a la casa paterna.
Como la mujer adúltera, nos sentimos acosados por nuestras culpas y nadie puede librarnos de ellas,
-tú, que eres el Cordero inmaculado, concédenos tu perdón.
Como Pedro, que dijo que nunca te abandonaría, prometemos cosas, que están por encima de nuestras fuerzas,
- danos tu gracia para que podamos ser fieles discípulos tuyos.
Como la mujer samaritana, bebemos en fuentes que no sacian la sed de nuestro corazón,
- danos del agua viva que manó de tu costado traspasado por la lanza.
Como Juan y como la Virgen, nos gustaría permanecer junto a la cruz,
- ayúdanos a soportar las contrariedades y concédenos el don de la perseverancia.
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