sábado, 25 de mayo de 2013

La fe

"La fe no es tanto un acto intelectual, sino una forma de vivir, “un asunto de vida y corazón”, una fuerza creadora y transformadora que debe impregnar toda la vida de la persona.

Santa Teresa Benedicta de la Cruz, (Edith Stein)

Glorificad a la Trinidad

“Gloria al Padre
y al Hijo
y al Espíritu Santo.
 
Como era en el principio,
ahora y siempre
por los siglos de los siglos.
Amén”.
 
 
“¡Oh Dios mío, Trinidad a quien adoro!
Ayúdame a olvidarme totalmente de mí,
para instalarme en ti, inmóvil y serena,
como si mi alma estuviera ya en la eternidad.
Que nada pueda turbar mi paz,
ni hacerme salir de Ti” (Isabel de la Trinidad)

Oración del P. Arrupe


Espíritu Santo


domingo, 5 de mayo de 2013

Orar con los cinco dedos. Papa Francisco

1.El pulgar es el más cercano a ti. Así que empieza orando por quienes
estan más cerca de ti. Son las personas más fáciles de recordar. Orar por
nuestros seres queridos es "una dulce obligación"

2. El siguiente dedo es el índice. Ora por quienes enseñan, instruyen y
sanan. Esto incluye a los maestros, profesores, médicos y sacerdotes. Ellos
necesitan apoyo y sabiduría para indicar la dirección correcta a los demás.
Tenlos siempre presentes en tus oraciones.

3. El siguiente dedo es el más alto. Nos recuerda a nuestros líderes. Ora
por el presidente, los congresistas, los empresarios, y los gerentes. Estas
personas dirigen los destinos de nuestra patria y guían a la opinión
pública. Necesitan la guía de Dios.

4. El cuarto dedo es nuestro dedo anular. Aunque a muchos les sorprenda, es
nuestro dedo más débil, como te lo puede decir cualquier profesor de piano.
Debe recordarnos orar por los más débiles, con muchos problemas o postrados
por las enfermedades. Necesitan tus oraciones de día y de noche. Nunca será
demasiado lo que ores por ellos. También debe invitarnos a orar por los
matrimonios.

5.Y por último está nuestro dedo meñique, el más pequeño de todos los
dedos, que es como debemos vernos ante Dios y los demás. Como dice la
Biblia "los últimos serán los primeros". Tu meñique debe recordarte orar
por tí. Cuando ya hayas orado por los otros cuatro grupos verás tus
propias necesidades en la perspectiva correcta, y podrás orar mejor por las
tuyas.

Realidad



El silencio inunda ahora nuestro espacio
y hay momentos que me canso de esperar
tu palabra, tu presencia… un "te quiero",
el Misterio se hace duro de pelar.
La gaviota que surcaba al vuelo el cielo
con la esperanza de llegar al más allá,
al horizonte que marcaban los deseos,
ha chocado frente a frente con la cruda realidad.
TÚ NO ERES QUIÉN PENSABA
¿Y QUIÉN SOY YO
PARA ENCERRARTE EN UNA IDEA?,
HAS ROTO TODOS MIS ESQUEMAS, OH SEÑOR,
Y ME HE QUEDADO EN LA TINIEBLA.
TIRA TÚ MIS MUROS, ROMPE MIS CADENAS,
PON TUS DEDOS EN MIS OJOS
Y CURA MI CEGUERA,
CÓGEME LAS MANOS Y ALZA MI CABEZA,
DEJA QUE TOQUE TU MANTO Y SANA MI MISERIA.
La sonrisa de los niños de la calle,
la esperanza del anciano al despertar un día más,
la grandeza de los mares y un detalle,
donde antes te encontraba ya no estás.
Sé que no eres el culpable ni es bastante
cobijarme hasta que amaine el temporal,
que la duda no la cura un instante
pero sabes que sin ti no sé volar.
 Ain Karem.

Oración por el Papa Francisco

Señor Jesús,
Tú eres el Buen Pastor,
Siempre satisfaciendo nuestras necesidades y conduciéndonos a la vida eterna.

Te damos gracias por el Papa Francisco,
Tu Vicario en la tierra,
Siervo de los Siervos de Dios.

Dale santidad y fuerza para llevar a cabo su misión,
Y que sea para el mundo
Un signo de tu amor
Y una clara voz de verdad, de justicia,
Y de la santidad de la vida humana.

Que todo lo que diga y haga
Nos acerque más a ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos. ¡Amén!

En la casa de mi Padre hay muchas estancias

Sólo pretendo una cosa: comenzar a cantar lo que un día repetiré por toda la eternidad: «¡¡¡Las misericordias del Señor!!!» (Sl 88,1)...
Abriendo el Evangelio, mis ojos se encontraron con estas palabras: «Subió Jesús a una montaña y fue llamando a los que él quiso, y se fueron con él» (San Marcos, cap. II, v. 13). He ahí el misterio de mi vocación, de mi vida entera, y, sobre todo, el misterio de los privilegios que Jesús ha querido dispensar a mi alma... El no llama a los que son dignos, sino a los que él quiere, o, como dice san Pablo: «Tendré misericordia de quien quiera y me apiadaré de quien me plazca. No es, pues, cosa del que quiere o del que se afana, sino de Dios que es misericordioso» (Rm 9, 15-16).

Durante mucho tiempo me he preguntado por qué tenía Dios preferencias, por qué no recibían todas las almas las gracias en igual medida. Me extrañaba verle prodigar favores extraordinarios a los santos que le habían ofendido, como san Pablo o san Agustín, a los que forzaba, por así decirlo, a recibir sus gracias; y cuando leía la vida de aquellos santos a los que el Señor quiso acariciar desde la cuna hasta el sepulcro, retirando de su camino todos los obstáculos que pudieran impedirles elevarse hacia él... Jesús ha querido darme luz acerca de este misterio. Puso ante mis ojos el libro de la naturaleza y comprendí que todas las flores que él ha creado son hermosas... El ha querido crear grandes santos, que pueden compararse a los lirios y a las rosas; pero ha creado también otros más pequeños, y éstos han de conformarse con ser margaritas o violetas destinadas a recrear los ojos de Dios cuando mira a sus pies. La perfección consiste en hacer su voluntad, en ser lo que él quiere que seamos...

Santa Teresa del Niño Jesús

Mis ovejas escuchan mi voz

Puede ser que tú juzgues que es cosa difícil el orar porque no sabes como hacerlo. Cada uno de nosotros debe ayudarse a orar: en primer lugar, recurriendo al silencio, puesto que no podemos ponernos en presencia de Dios si no practicamos el silencio, tanto interior como exterior. Hacer silencio dentro de nosotros mismos no es cosa fácil, pero es un esfuerzo indispensable. Tan sólo en el silencio encontraremos una nueva fuerza y la verdadera unidad. La fuerza de Dios llegará a ser la nuestra para poder cumplir cualquier cosa tal como se debe; será lo mismo para llegar a que nuestros pensamientos estén unidos a los suyos, para la unión de nuestras oraciones con sus oraciones, para la unidad de nuestros actos con sus actos, de nuestra vida con su vida. La unidad es el fruto de la oración, de la humildad, del amor.

Dios habla en el silencio del corazón; si te pones frente a Dios en el silencio y la oración, Dios te hablará. Y sabrás entonces que tú no eres nada. Dios no puede llenarte de él mismo hasta que tú no conozcas tu nada, tu vaciedad. Las almas de los grandes orantes son almas de gran silencio.

El silencio hace cambiar nuestra visión de las cosas. Tenemos necesidad del silencio para llegar a «tocar» las almas de los demás. Lo esencial no es lo que nosotros decimos, sino lo que Dios dice, lo que nos dice, lo que dice a través de nosotros. En un silencio así, él nos escuchará; en un silencio así, hablará a nuestra alma, y escucharemos su voz.

Beata Teresa de Calcuta.