domingo, 26 de agosto de 2012

JMJ Rio 2013

Domingo XXI del T.O.

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 6, 60- 69

En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron:

-- Este modo de hablar es inaceptable, ¿quién puede hacerle caso?

Adivinando Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo:

-- ¿Esto os hace vacilar, y si vierais al Hijo del Hombre subir adonde estaba antes? El Espíritu es quien da vida; la carne no sirve de nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida. Y con todo, algunos de vosotros no creen.

Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar. Y dijo:

-- Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede.

Desde entonces muchos discípulos se echaron atrás y no volvieron a ir con él. Entonces Jesús les dijo a los Doce:

-- ¿También vosotros queréis marcharos?

Simón Pedro le contestó:

-- Señor, ¿a quien vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos. Y sabemos que eres el Santo consagrado por Dios.

viernes, 24 de agosto de 2012

450 aniversario de la Reforma Teresiana

Amanecía el 24 de agosto de 1562. Los rayos de sol teñían de claridad el cielo azul intenso de Ávila mientras el eco lejano de una campana rota, rasgaba el silencio de la mañana, ante la mirada atónita de las gentes que allí se acercaban al escuchar la vieja campana.

En una pobre iglesia escondida entre casas del antiguo barrio de San Roque, tenía lugar el suceso más transcendental de toda la Historia del Carmelo.

Detrás de una tupida reja de madrea, vestidas de burdo sayal de lana, descalzas y tocadas con velos de lienzo blanco, estaban cuatro doncellas pobres. Y con ellas, la Madre Teresa de Jesús, con su 47 años de edad. “Fue para mi como estar en la gloria” (Vida 36, 6), diría ella más tarde embriagada de gozo y de nostalgia.

Llegó el Maestro Gaspar Daza. Celebró la Santa Misa con aquel misal que Doña Guiomar había comprado, junto con unas campanillas, en los días precedentes. Un altar sencillo con sus velas de cera encendidas. Y todo bajo la mirada del artesano de Nazaret, San José.

La Madre comulgó con más fervor que nunca, igual que sus novicias, como se acostumbraba en la Orden los días de la toma del hábito y de la Profesión. Y no pudo evitar mirar a sus hijas con lágrimas en los ojos: Úrsula de los Santos, Antonia del Espíritu Santo, María de la Cruz y María de San José. Ataviadas con sus capas blancas, parecían un nido de palomas; mejor, un coro de ángeles que Dios había puesto en sus manos para comenzar con ellas algo que…. Todavía no había podido imaginar.

Acabada la Eucaristía, Daza reservó el Santísimo Sacramento en el Sagrario. Y desde entonces, Nunca a través de los cuatro siglos y medio faltaría la alabanza divina a los pies del Amor de los amores en San José de Ávila.

“Pues todo concertado, fue el Señor servido que, día de San Bartolomé, tomaron hábito algunas, y puso el Santísimo Sacramento, y con toda autoridad y fuerza quedó hecho nuestro monasterio del gloriosísimo padre nuestro san José… y hecha una obra que tenía entendido era para servicio del Señor y honra del hábito de su gloriosa Madre, que éstas eran mis ansias” (Vida 36, 5-6).

Daza se sentía impactado por un no sé qué, que como no podía disimular su emoción y su ternura… el aíre cálido de aquella mañana de verano, mezclado con el olor del incienso y la fragancia de las flores, se respiraba un aroma especial, aroma que no se parecía a nada conocido, era la alegría de unos corazones alegres, empapados de la sencillez de Dios.

Doña Inés y Doña Ana de Tapia – dos primas de la Madre Teresa- religiosas del convento de La Encarnación, Juan de Ovalle y Juana de Ahumada, que presenciaron el acto, no salían de su asombro. No sabían si reír o llorar de tan emocionados como estaban. Aquello todo tan humilde, tan sencillo, tan autentico… Hubieran dado lo que fuera por detener el tiempo… La diminuta iglesia, con sus rejas y el altar con sus manteles blancos preparados con tanta ilusión por la Madre Teresa… Los ornamentos y vasos sagrados, sencillos pero dignísimos… Las miradas inocentes y luminosas de las novicias con sus manos cruzadas sobre el pecho bajo el escapulario de la Virgen… Pero, fue sobre todo, la figura maternal de la Fundadora, su alegría contagiosa, su fervor angélico, sus detalles de caridad para con todos, su condición suavísima y apacible que en todo sabía poner su toque de gracia y de oportunidad… De verdad que fue grande aquel día, como estar en la misma Gloria.

Una vez cerradas las puertas del Sagrario, la Madre Teresa con sus cuatro novicias se quedaron en el pequeño coro largo rato, en acción de gracias, de rodillas ante la reja que comunica con la iglesia, los ojos bajos y recogidos. Una iglesia más donde fuese adorado el Sacramento del Altar.

Ahora… La Madre Teresa de Jesús hubiera sido incapaz de sospechar la transcendencia histórica de la aventura que acababa de empezar en San José.

Y a la fundación del convento de San José, seguirían 18 fundaciones más: Medina del Campo (1567), Malagón (1568), Valladolid (1568) Durelo (1568), Toledo (1569), Pastrana (1569), Salamanca (1570), Alba de Tormes (1571), Segovia (1574), Beas (1575), Sevilla (1575), Caravaca de la Cruz (1576), Villanueva de la Jara (1580), Palencia (1580), Soria (1581), Granada (1582) y Burgos (1582).

Y "Como aquella primera vez el 24 de agosto de 1562, hoy vuelve a repicar la campanita rota o primitiva que compró la Santa a precio de saldo por el agujero con que salió de la fundición y cuyo peculiar tañido inauguró el Carmelo Descalzo el amanecer del 24 de agosto de 1562. Hoy, esa campana anuncia los 450 años de la consagración del convento de San José y el inicio de una gran historia que sigue viva..." 450 años de vida al servicio de la Iglesia y desde la Iglesia al mundo entero.

HOY EL CARMELO DESCALZO CUMPLE 450 AÑOS.

Que Santa Teresa de Jesús nos anime y nos ayude a reemprender el camino o mejor, abrirnos una ruta en medio de un paisaje que en ocasiones nos aparece como un desierto vacío y sin caminos, en el cual nos sentimos perdidos, y otras veces, como una selva impenetrable en la cual es imposible encontrar un sendero por el que avanzar.
DAVID ALARCON, OCD

MENSAJE DEL P. GENERAL DE LA ORDEN

Intenciones para Agosto

General: Los encarcelados
Para que los encarcelados sean tratados con justicia y con respeto de su dignidad humana.

Misionera: La juventud testimonie a Cristo
Para que los jóvenes, llamados al seguimiento de Cristo, proclamen y den testimonio del evangelio hasta los confines de la tierra.

Oh Santa María,

Oh Santa María, Virgen de los inicios,
confiados te invocamos en los inicios del tercer milenio
de la vida de la santa Iglesia de Cristo:
Iglesia tú misma, tienda humilde del Verbo,
mecida por el soplo del Espíritu.
Misericordiosa, acompaña nuestros pasos
hasta los confines de la humanidad
redimida y apaciguada,
y mantén contento y firme nuestro corazón
en la certeza de que el dragón
no es más fuerte que tu belleza,
Mujer frágil y eterna, salvada la primera
y amiga de las criaturas
que todavía en el mundo gimen y esperan
Amén.

Beato Juan Pablo II

El que pierda la vida por mi causa la encontrará

«El que pierda la vida por mi causa, la encontrarừMe hice perdidiza, y fui ganada»…Tal es el que anda enamorado de Dios, que no pretende ganancia ni premio, sino sólo perderlo todo y a sí mismo en su voluntad por Dios, y ésa tiene por su ganancia; y así lo es, según dice san Pablo (Fl. 1, 21) diciendo:
Mi morir por Cristo es mi ganancia, espiritualmente a todas las cosas y a sí mismo. Y por eso dice el alma: fui ganada, porque el que a sí no se sabe perder, no se gana, antes se pierde, según dice Nuestro Señor en el Evangelio (Mt. 16, 25), diciendo:

El que quisiere ganar para sí su alma, ése la perderá: y el que la perdiere para consigo por mí, ése la ganará.Y si queremos entender el dicho verso más espiritualmente y más al propósito que aquí se trata, es de saber, que cuando un alma en el camino espiritual ha llegado a tanto que se ha perdido a todos los caminos y vías naturales de proceder en el trato con Dios, que ya no le busca por consideraciones ni formas ni sentimientos ni otros modos algunos de criaturas ni sentido, sino que pasó sobre todo eso y sobre todo modo suyo y manera, tratando y gozando a Dios en fe y amor, entonces se dice haberse de veras ganado a Dios, porque de veras se ha perdido a todo lo que no es Dios ya lo que es en sí…
San Juan de la Cruz (1542-1591), carmelita descalzo, doctor de la Iglesia
Cántico espiritual, 20

Vende todo lo que tienes

"Es más fácil que un camellos pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los Cielos" (Mt 19,24). El rico que no obra como Jesús quiere, se juega la eternidad.
Pero todos somos ricos, mientras Jesús no llegue a vivir en nosotros en toda su plenitud. Incluso el pobre que lleva en su alforja un solo pedazo de pan y blasfema si alguien se lo toca, es un rico igual que los demás. Su corazón está apegado a algo que no es Dios. Y si no se hace pobre según el Evangelio, no entrará en el Reino de los Cielos. La senda que sube hasta allí es estrecha, y por ella sólo pasa la nada.
Hay quien es rico en ciencia y la satisfacción que ésta le produce le impide la entrada en el Reino y la entrada del Reino en él; por lo cual el Espíritu de la Sabiduría de Dios no tiene sitio en su alma.
Hay quien es rico de presunción, de jactancia, de afectos humanos y, hasta que no se desprende de todo eso, no es de Dios. Hay que quitarse todo del corazón para poner a Dios en él, y todo lo creado según el orden de Dios.
Hay quien es rico de preocupaciones y no sabe ponerlas en el Corazón de Dios y está atormentado. No tiene la alegría, la paz y la caridad que son del Reino de los Cielos.
No pasa.
Hay quien es rico de sus propios pecados y los llora y se tortura, en vez de quemarlos en la misericordia de Dios y mirar hacia adelante, amando a Dios y al prójimo por el tiempo que no ha amado. CHIARA LUBICH

domingo, 19 de agosto de 2012

Oración vocacional

AQUÍ ESTOY, SEÑOR, ¿QUÉ DEBO HACER?
ENVÍAME A DONDE QUIERAS.

Para servir a Dios y a todos los hermanos,
respondiendo a tu amor y a tu llamada.
AQUÍ ESTOY, SEÑOR.

Para entregar mi vida "por Cristo y por los
demás" ofreciendo mi voz y mis acciones,
mi caminar al lado... siguiendo tu camino.
¿QUÉ DEBO HACER, SEÑOR?

Para invocar tu nombre y anunciarlo,
sintiendo tu presencia
y tu palabra que llama y que convoca,
que envía y compromete...
ENVÍAME SEÑOR.

AQUÍ ESTOY, SEÑOR, ¿QUÉ DEBO HACER?
ENVÍAME A DONDE QUIERAS.

Domingo XX del T.O.

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 6, 51-58

En aquel tiempo dijo Jesús a la gente:

-- Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo: el que coma de este pan, vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne, para la vida del mundo.

Disputaban los judíos entre sí:

--¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?

Entonces Jesús les dijo:

-- Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del Hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que come vivirá por mí. Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que como este pan vivirá para siempre.

viernes, 3 de agosto de 2012

La Virgen del Carmen en Burgos

Bendición Irlandesa

Europa

La cultura del continente europea ha sido modelada por la fe cristiana y mezclada de manera inextricable a su historia, hasta el punto que ésta sería incomprensible sin referencia a los acontecimientos que han caracterizado primero el gran período de la evangelización, y después los largos siglos en el decurso de los cuales el cristianismo, a pesar de la dolorosa división entre Oriente y Occidente, se afirmó como la religión de los europeos como tales...


El camino hacia el futuro no puede dejar de tener en cuenta este hecho; los cristianos están llamados tomar conciencia de manera renovada para demostrar las potencialidades permanentes de esta realidad. Tienen el derecho de aportar una específica contribución a la construcción de Europa, la cual será de mayor valor y eficacia si saben renovarse a la luz del Evangelio. Entonces se harán los continuadores de esta larga historia de santidad que ha a atravesado las diversas regiones de Europa en el curso de estos dos milenios en los que, los santos oficialmente reconocidos no son más que exponentes propuestos como modelos para todos. En efecto, hay innumerables cristianos que por su vida recta y honesta, animados por el amor de Dios y del prójimo, han alcanzado, tanto dentro de las vocaciones consagradas como dentro de las laicales más diversas, una verdadera santidad ampliamente difundida, aunque haya sido de manera escondida. La Iglesia no duda de que este tesoro de santidad es, precisamente, el secreto de su vida pasada y la esperanza de su futuro...
BEATO JUAN PABLO II

Cristo nos llama a todos a la conversión

Cristo, que durante su vida hizo siempre lo que enseñaba, pasó cuarenta días y cuarenta noches en ayuno y oración antes de comenzar su ministerio. Inauguró su misión pública con este gozoso mensaje: «El Reino de Dios está cerca» y añadiendo seguidamente este mandamiento: «Convertíos y creed la Buena Noticia» (Mc 1,15). Es toda la vida cristina que se encuentra, en cierta manera, resumida en estas palabras. No se puede llegar al Reino anunciado por Cristo más que a través de la « metanoia », es decir, por el cambio y renovación íntima y total del hombre entero… La invitación que nos hace el Hijo de Dios de la metanoia nos obliga tanto más porque él no sólo la predicó, sino que él mismo se ofreció como ejemplo. En efecto, Cristo es el modelo supremo de los penitentes. Él quiso sufrir no por sus pecados sino por los de los demás. Cuando un hombre se pone delante de Cristo queda iluminado con una luz nueva: reconoce la santidad de Dios y la gravedad de su pecado. Por la palabra de Cristo se le transmite el mensaje que le invita a la conversión y le concede el perdón de los pecados. Estos dones los recibe en plenitud en el bautismo, el cual le configura con la pasión, la muerte y la resurrección del Señor. A partir del bautismo, toda la vida del bautizado está situada bajo el signo de este misterio. Todo cristiano debe pues, seguir al Maestro renunciando a sí mismo, llevando su cruz y participando en los sufrimientos de Cristo. Así, transfigurado a imagen de su muerte, se hace capaz de meditar la gloria de la Resurrección. Seguirá al Maestro viviendo ya no para él, sino para Aquel que le ha amado y se ha entregado por él (Ga 2,20), y viviendo también para sus hermanos, completando «en su carne lo que falta a los sufrimientos de Cristo sufriendo por su Cuerpo que es la Iglesia» (Col 1,24). PABLO VI

¿Que tengo yo, Señor Jesús, que Tú no me hayas dado?

¿Que tengo yo, Señor Jesús, que Tú no me hayas dado?
¿Qué sé yo que Tú no me hayas enseñado?
¿Qué valgo yo, si no estoy a Tu lado?
¿Qué merezco yo, si a Ti no estoy unido?
Perdóname los yerros que contra Ti he cometido.
Pues Tú me creaste sin que lo mereciera.
Y me redimiste sin que Te lo pidiera.
Mucho hiciste en crearme, mucho en redimirme,
y no serás menos generoso en perdonarme.
Pues la mucha sangre que derramaste
y la acerba muerte que padeciste
no fue por los ángeles que te alaban,
sino por mí y demás pecadores que te ofenden.
Si Te he negado, déjame reconocerte;
Si Te he injuriado, déjame alabarte;
Si Te he ofendido, déjame servirte;
Porque es más muerte que vida
la que no está empleada en tu santo servicio.
Amén

«Rogad al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies»

Un día en el que pensaba qué podía hacer yo para salvar almas, una frase del Evangelio me dio una viva luz. En otro tiempo Jesús dijo a sus discípulos enseñándoles los campos de trigo ya maduro: «Alzad vuestros ojos y ved los campos, que blanquean ya para la siega». (Jn 4,35), y un poco más adelante: «En verdad, la mies es abundante pero el número de trabajadores es pequeño; pedid pues al señor de la mies que le mande trabajadores». ¡Qué misterio! ¿Acaso Jesús no es todopoderoso? ¿Las criaturas no son de quien las ha hecho? Entonces ¿por qué Jesús dice: «pedid, pues, al señor de la mies que le mande trabajadores»? ¿Por qué?

¡Ah! Es que Jesús nos tiene un amor tan incomprensible que quiere que tomemos parte con Él en la salvación de las almas. No quiere hacer nada sin nosotros. El creador del universo espera la oración de una pobre y pequeñita alma para salvar a las demás almas rescatadas, como ella, al precio de toda su sangre. Nuestra vocación no es ir a segar en los campos de trigo maduro. Jesús no nos dice: «Bajad los ojos, mirad los campos e id a segarlos». Nuestra misión [como carmelitas] es todavía más sublime. Estas son las palabras de nuestro Jesús: «¡Levantad los ojos y mirad. Mirad cómo en mi cielo hay lugares vacíos, os toca a vosotras el llenarlos; vosotras sois mis Moisés orando sobre el monte (Ex 17,8s). Pedirme obreros y yo os los enviaré, no espero otra cosa que una plegaria, un suspiro de vuestro corazón!»