viernes, 30 de abril de 2010
Las mujeres de Jesús
Por Luan Manuel de Prada
Todo el Evangelio está regado de pasajes en los que relumbra el trato delicado y enaltecedor que Jesús brinda a las mujeres; un trato que, sin duda, hubo de resultar incómodo a sus discípulos –como en varias ocasiones queda reflejado– y escandaloso a sus contemporáneos. Incomodidad y algo de bochorno sienten los discípulos, por ejemplo, en la unción de Betania, cuando Jesús permite que María, la hermana de Lázaro, le derrame sobre los pies una libra de perfume de nardo; un gesto confiado, de una naturalidad candorosa, que a los ojos severos de un puritano de la época –de cualquier época, en realidad– podía alimentar cuchicheos y maledicencias. Y escándalo debieron de sentir sus contemporáneos cuando Jesús impide que la mujer adúltera sea apedreada, como exigía la ley de Moisés. En ambos gestos descubrimos una corriente de complicidad que desafía las convenciones establecidas, un desafío jovial a los usos sociales, una suerte de alegre desdén hacia todas las cortapisas y escollos que se interponen en la generosa fluencia entre dos espíritus nobles. Porque lo que más atrae de Jesús en estos pasajes es su capacidad para descubrir nobleza en donde otros, entorpecidos por las legañas de los prejuicios, sólo descubren indecencia o pecado; una nobleza quizá aturullada, quizá arañada por debilidades y claudicaciones, pero nobleza a fin de cuentas, dispuesta a vindicarse y a recuperar su sitio.
El diálogo que Jesús mantiene con la samaritana en el pozo de Jacob llena de perplejidad a sus discípulos. Ahora ya no sólo les ofende que converse con una mujer a solas, actitud que debía de juzgarse indecorosa, sino que además esa mujer sea natural de Samaria, la región cuyos habitantes eran execrados por sus heterodoxias. En ese diálogo, Jesús no evita la ironía piadosa; y la emplea, además, en un punto en el que la samaritana estaría acostumbrada a recibir las reconvenciones más agrias y destempladas. «Llama a tu marido», le dice; a lo que la samaritana responde que no tiene marido. «Bien has dicho –asiente Jesús–; porque maridos has tenido cinco, y el que ahora tienes no lo es.» La samaritana debió entonces de abrir los ojos como platos. ¡Aquel extraño sabía que había sido mujer de cinco maridos y, en lugar de rehuirla como a una apestada, entablaba amistoso coloquio con ella! Aquí el Evangelio no hace comentario alguno; pero siempre que leo este pasaje imagino el natural desconcierto que a la samaritana debió de producirle la \''adivinación\'' de Jesús; un desconcierto que tal vez terminase en sonrisa, al reparar en el rostro afable de Jesús. ¿De dónde salía aquel tipo que la aceptaba sabiendo lo que era, como si su pasado no le importara, como si ese pasado hubiese sido fulminantemente borrado por el agua que le prometía? La samaritana debió de notar entonces la acción misteriosa de la gracia, que golpea sin desmayo a nuestra puerta, sin importarle demasiado nuestras debilidades; o, importándole tanto, que a todas ellas las abraza, con calidez incombustible. E, inevitablemente, tuvo que sonreír: con pudor, con gratitud, con incalculable alegría.
Pero donde la simpatía franca que Jesús emplea con las mujeres desborda la medida de lo previsible y alcanza el colmo, para hacerse subversiva, es en la jornada de su resurrección. El testimonio prestado por mujeres carecía de valor en aquella época, tanto para la ley mosaica como para el derecho romano; y, sin embargo, Jesús quiere que sean mujeres quienes anuncien el acontecimiento más importante de su paso por la tierra, el acontecimiento que justifica la fe que ha venido a fundar. Fueron, en efecto, mujeres quienes acudieron al sepulcro vacío, cargadas de bálsamos ya inútiles; fueron mujeres las primeras que lo vieron resucitado: primero, su madre, de quien sin duda había aprendido a tratar a las mujeres con franqueza; después, la Magdalena y el grupito femenino que lo acompañaba desde Galilea. En esta elección hay, desde luego, una recompensa a la lealtad (ellas habían sido quienes permanecieron en el Gólgota, al pie de la cruz, mientras los discípulos tomaban las de Villadiego); pero hay también un corte de mangas a los prejuicios de la época. A Jesús no se le podía escapar que nadie iba a prestar crédito al testimonio de aquellas mujeres; y que, por ello mismo, el anuncio de su resurrección iba a resultar mucho más problemático, como algunos días más tarde él mismo tendría ocasión de comprobar, camino de Emaús. En ese magnífico, grandioso, exultante corte de mangas a los prejuicios de la época, Jesús restablece para siempre la nobleza de la mujer, como nadie nunca se había atrevido a hacerlo, como nadie nunca lo hará.
jueves, 29 de abril de 2010
Presentamos nuestras oraciones....
Por la resurrección de Jesucristo hemos sido liberados y podemos llevar una vida en todo conforme a la voluntad de Dios. Por eso, en la mañana de este día le decimos:
R/ Queremos ser tu pueblo santo.
Te ofrecemos este día que comienza:
-que resplandezca en nosotros la gloria de tu resurrección.
Te ofrecemos los dolores y sufrimientos de todos los hombres:
-inclina tu mano misericordiosa hacia ellos.
Te ofrecemos nuestras alegrías y nuestras tristezas de este día:
-que nunca olvidemos que somos hijos tuyos.
Te ofrecemos nuestros pensamientos y nuestras ilusiones:
-haz que sean conformes al corazón de Jesucristo.
Te ofrecemos todo lo que nunca te ofrecemos,
-y te damos gracias porque nos amas con corazón de Padre.
Dirijamos nuestra mirada a Dios, Padre de los hombres, antes de iniciar nuestro descanso nocturno:
R/ Escúchanos, Señor, y ten piedad.
Te pedimos por los hombres que hoy no han podido descansar:
-que encuentren el reposo que necesitan.
Por las prostitutas, los drogadictos, los alcohólicos, los ludópatas:
-líbralos de la esclavitud que atenta contra su dignidad humana.
Por los niños que están obligados a trabajar y son explotados:
-que por la pasión de tu Hijo se vean pronto liberados.
Por nosotros, por nuestras ilusiones y nuestras intenciones:
-que sean siempre conformes a tu voluntad.
miércoles, 28 de abril de 2010
Para que todo el que cree en él tenga vida eterna
Mi Señor y mi Dios,
me has conducido por un camino oscuro,
pedregoso y duro.
Mis fuerzas, a menudo parecen querer abandonarme,
yo ya no esperaba ver jamás la luz.
Mi corazón se iba petrificando en una esperanza profunda
cuando la claridad de una dulce estrella
se levanta ante mis ojos.
Siempre fiel, me guía y yo la sigo
con paso tímido, pero seguro después.
Llegué, al fin ante la puerta de
Ésta se abrió. Pedí entrar en ella.
Tu bendición me acoge por boca de tu ministro.
En el interior se suceden unas estrellas,
unas estrellas de flores rojas que me indican
el camino hasta ti…
Y tu bondad permite que iluminen mi camino hacia ti.
El misterio, que precisaba ser guardado y escondido
en lo profundo de mi corazón,
puedo desde ahora proclamarlo en voz alta:
¡Creo, yo confieso mi fe!
El ministro me conduce hasta las gradas del altar,
inclino la frente, el agua santa corre sobre mi cabeza.
Señor, ¿es posible que alguien pueda renacer
cuando ya ha transcurrido la mitad de su vida?
Tú lo has dicho y para mí se ha vuelto realidad.
El peso de las faltas y las penas de mi larga vida
me han abandonado.
¡De pie, he recibido el manto blanco colocado
sobre mi espalda,
símbolo luminoso de la pureza!
He llevado en mis manos el cirio
cuya llama anuncia que en mí se quema
tu vida santa.
Mi corazón, desde ahora, se ha convertido
en el pesebre que espera tu presencia.
¡Por poco tiempo!
María, tu Madre, que es también la mía,
me ha dado su nombre.
A media noche deja en mi corazón
a su hijo recién nacido.
¡Oh! Ningún corazón humano puede imaginar
lo que tú preparas a los que te aman.
Tú eres mío desde ahora y ya jamás te abandonaré.
Por doquiera que vaya el camino de mi vida,
tú estás cerca de mí.
Ya nunca jamás nada podrá separarme de tu amor.
martes, 27 de abril de 2010
¿Y tú de que color eres?
Queridos hermanos blancos
cuando nací, era negro
cuando crecí, era negro
cuando voy al sol, soy negro
cuando tengo miedo, soy negro
cuando estoy enfermo, soy negro
cuando muera, seré negro
mientras tú, hombre blanco
cuando naciste, eras rosado
cuando creciste, eras blanco
cuando tomas al sol, te pones rojo
cuando hace frío, te pones azul
cuando tienes miedo, te pones verde
cuando estás enfermo, te pones amarillo
cuando mueras, serás gris
y después de todo esto, eres tan cara dura de llamarme hombre de color???
lunes, 26 de abril de 2010
Celebrad la Pascua
Quitad la levadura vieja para ser una masa nueva, ya que sois panes ázimos. Porque ha sida inmolada nuestra victima pascual: Cristo. Así, pues, celebremos
1 Corintios 5, 7-8
domingo, 25 de abril de 2010
El testimonio suscita vocaciones
EL NOMBRE QUE ME DISTE
No sé cómo me llamo...
Tú lo sabes, Señor.
Tú conoces el nombre
que hay en tu corazón
y es solamente mío;
el nombre que tu amor
me dará para siempre
si respondo a tu voz.
Pronuncia esa palabra
de júbilo o dolor...
¡Llámame por el nombre
que me diste, Señor!
(Ernestina de Champourcin)
IV Domingo de Pascua
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 10, 27-30
En aquel tiempo, dijo Jesús:
-- Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos y nadie puede arrebatarlas de la mano de mi Padre. Yo y el Padre somos uno.
sábado, 24 de abril de 2010
Por la santificación de los sacerdotes
Oracion por la santificación de los sacerdotes “Santa Teresita del Niño Jesús”
OH Jesús que has instituido el sacerdocio para continuar en la tierra
la obra divina de salvar a las almas protege a tus sacerdotes (especialmente a:…)
en el refugio de tu SAGRADO CORAZÓN.
Guarda sin mancha sus MANOS CONSAGRADAS,
que a diario tocan tu SAGRADO CUERPO,
y conserva puros sus labios teñidos con tu PRECIOSA SANGRE.
Haz que se preserven puros sus Corazones,
marcados con el sello sublime del SACERDOCIO,
y no permitas que el espíritu del mundo los contamine.
Aumenta el número de tus apóstoles, y que tu Santo Amor los proteja de todo peligro.
Bendice Sus trabajos y fatigas,
y que como fruto de Su apostolado obtenga la salvación de muchas almas
que sean su consuelo aquí en la tierra y su corona eterna en el Cielo. Amén
viernes, 23 de abril de 2010
Señor, escucha nuestra oración por los sacerdotes
Pidamos al Señor que no dejen de haber sacerdotes santos para que los misterios de su redención alcancen a todos los hombres:
Oh Jesús,Pastor eterno de las almas,
escucha nuestra oración por los sacerdotes.
¿No son los sacerdotes tu gran anhelo,
el gran amor en el que se encuentra
todo tu amor por la humanidad?
Oh Jesús,haz que accedan al sacerdocio
sólo aquellos que han sido llamados por tí.
Danos sacerdotes que sean puros de corazón,
perfectos en la humildad,
ardientes de tu amor santo
y héroes en el sacrificio,
apóstoles de tu gloria
y salvadores y santificadores del pueblo.
Jesús,una vez más ten compasión
de las multitudes que pasan hambre y sed.
Haz que tu sacerdocio conduzca hacia tí
a toda nuestra humanidad,
que la tierra sea renovada una vez más
la Iglesia efificada y el reino de tu corazón
se establezca en la paz
( BEATO SANTIAGO ALBERIONE)
jueves, 22 de abril de 2010
Ha muerto Piedad Bocos Martínez
Querida Piedad, asciendes al Padre,
vuelves a Casa e intercedes por nosotros.
Toda tu vida ha estado dirigida a tu hermano Ángel, sacerdote.
Has cuidado a uno de los Elegidos de Nuestro Señor Jesucristo, muerto y resucitado a la Vida Eterna. Tu silencio y trabajo constante han sido ejemplo para nosotros.
María, Nuestra Señora del Carmen, a la que tú tanto rezaste en nuestra iglesia, te guíe a la Morada Celestial.
Piedad, has cuidado de un sacerdote y vivido para Cristo.
Nunca te separaste de Nuestro Señor, ahora Él te reclama a su presencia y te invita a descansar.
Piedad, en la alegría de saber que vives eternamente con Cristo, hasta la eternidad. Miguel R.F.
En la foto, Piedad y don Ángel.
miércoles, 21 de abril de 2010
Oremos a Dios, Señor del universo
En Cristo hemos sido bendecidos con toda clase de bienes. Agradecidos, le decimos:
R/ Bendito seas por siempre.
Tú has llamado a todas las cosas a la existencia: nosotros, tus criaturas, te alabamos.
Nos has creado a tu imagen y nos has redimido con tu amor: nosotros, tus hijos, te bendecimos.
Nos has redimido y hecho de nosotros una nación santa: nosotros, tus servidores, te aclamamos.
Nos has destinado a la vida eterna, en tu presencia: nosotros, tu pueblo, te decimos.
Bendito seas por siempre.
Oremos a Dios, Señor del universo y Padre de los hombres:
R/ Señor, sálvanos.
Salva a los oprimidos por el peso de sus culpas.
Apiádate de los pequeños y de los débiles.
Levanta a los que caen y se quedan sin fuerzas.
Muéstrate a los desamparados y a los tristes.
Consuela a los atribulados y a los que no tienen esperanza.
Libera a los cautivos de cualquier esclavitud.
Confirma en la fe a los temerosos.
Enardece a los pusilánimes.
Perdona a los pecadores y muévelos a penitencia.
Auxilia a los que luchan por no caer en la tentación.
Enseña a los padres a educar a sus hijos.
martes, 20 de abril de 2010
Oración vocacional.
El Señor no deja de escoger a hombres y mujeres para que sean testigos de su resurrección en medio del mundo. Nosotros, unidos a los deseos de su corazón, le decimos:
Señor, te rogamos por todos aquellos
que seguirán tu llamada.
Por los obispos, sacerdotes y diáconos;
y también por los consagrados,
por los religiosos y las religiosas;
por los misioneros y por todos los laicos generosos
que trabajan en los ministerios de la Iglesia.
Sostenlos en las dificultades,
confórtalos en el sufrimiento,
protégelos en la persecución,
confírmalos en la fidelidad.
Señor, te pedimos por los que están abriendo
su corazón a tu llamada o se preparan para seguirla.
Que tu Palabra los ilumine,
tu ejemplo los conquiste,
y tu gracia los guíe hasta las sagradas órdenes,
los votos religiosos, el mandato misionero.
Señor, que para todos ellos tu Palabra sea guía y apoyo
para que sepan orientar y aconsejar a sus hermanos
con la fuerza que sólo tú puedes comunicar.
Amén.
(Pablo VI)
lunes, 19 de abril de 2010
Noticias
El sábado por la mañana vinieron los técnicos que arreglan órganos musicales. Nuestro órgano está como nuevo y suena cada vez mejor.
Os comunicamos que todavía quedan plazas para
Como sabéis ya ha comenzado
Y como no, seguimos orando por las vocaciones a la vida consagrada y de manera especial al Carmelo Descalzo. Esta semana con motivo de
Este día tendremos la visita del Vicario General, P. Emilio, a nuestra comunidad. Que sea una visita cargada de gracias. Miguel R.F.
domingo, 18 de abril de 2010
III Domingo de Pascua
En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo, Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos. Simón Pedro les dice:-- Me voy a pescar.
Ellos contestaban:-- Vamos también nosotros contigo.Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada.
Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Jesús les dice: -- Muchachos, ¿tenéis pescado?
Ellos contestaron:-- No.
Él les dice:-- Echad la red a la derecha de la barca y encontrareis.
La echaron, y no tenían fuerzas para sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro.-- Es el Señor.
Al oír que era el Señor. Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaba de tierra más que unos cien metros, remolcando la red con los peces.
Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan. Jesús les dice:-- Traed de los peces que acabáis de coger.
Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red. Jesús les dice:-- Vamos, almorzad.
Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quien era, porque sabían muy bien que era el Señor. Jesús se acerca, toma el pan y se lo da; y lo mismo el pescado. Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos, después de resucitar de entre los muertos.
sábado, 17 de abril de 2010
Suba nuestra oración hacia Tí, Señor
Pidamos la intercesión de María especialmente para los que más necesitan de su protección:
R/ Señor, escucha a tu Madre, que intercede por nosotros.
Madre del Buen Consejo, tú rezaste con los discípulos cuando esperaban en el Cenáculo: reza por aquellos que esperan ser liberados del sufrimiento y de la muerte.
Madre de la divina gracia, ayúdanos a conservar los dones que recibimos en el bautismo.
Madre del Creador, que supiste tratar con delicadeza todas las cosas de la tierra: enséñanos a ser respetuosos con los bienes de la naturaleza.
Madre de nuestro Salvador, tú que cuidaste del Cuerpo de Cristo: ruega por todos los que necesitan ser salvados.
Madre de Dios, que puedes verlo cara a cara: no dejes de pedir por tus hijos.
Pidamos a Dios que ilumine a todos los hombres:
R/ Tu luz, Señor, nos hace ver la luz.
Ilumina a los pastores de la Iglesia y a las ovejas que a ellos encomiendas.
Ilumina a los padres de familia y a los maestros que educan a los niños.
Ilumina a los misioneros que anuncian el Evangelio en ambientes hostiles.
Ilumina a los emigrantes que lejos de sus casas buscan trabajo digno.
Ilumina a los refugiados y a cuantos huyen del horror de la guerra.
Ilumina a los que no tienen fe y caminan en tinieblas.
Ilumina a nuestros hermanos difuntos y a los agonizantes.
viernes, 16 de abril de 2010
Operación del P. Pablo
Vaya problema el de la prostata (perdonad que todo vaya sin acentos, que el teclado se me rebela)... es lo que dice el P. Pablo. Ayer le operaron, por fin, de la dichosa prostata, el medico ha quedado contento, y el P. Pablo, veremos en el futuro. La noche que ha pasado es de las que llaman "toledana" porque cada 45 minutos (cronometrados de reloj) le tenian que cambiar la bolsa de agua, que entraba... y salia, para impedir coagulos. Asi que esta muy cansado pero contento. Nos alegramos de el buen final de la operacion, y esperamos que todo salga fenomenal. ¡Animo, Padre! P. J. Alberto.
jueves, 15 de abril de 2010
El Cirio Pascual
El cirio, alto, fuerte y luminoso,
signo de un Cristo ya resucitado,
signo de un Cristo vivo y exaltado
a la derecha del Padre amoroso.
La antorcha de un triunfo clamoroso
sobre la muerte y el negro pecado
-que al hombre le traía esclavizado-
tu antorcha, sí, de vencedor glorioso.
Que esa luz de tu antocha luminosa,
alumbre el maratón de esta vida
hasta cruzar la meta victoriosa.
Que esa luz, en tu cirio florecida,
alumbre al hombre a quien la sombra acosa
y vea en tu Luz la suya encendida.
miércoles, 14 de abril de 2010
Cristo resucitó
Cristo resucitó,
todo nace a la vida,
todo es luz y color;
¡fiesta,gozo y amor!
es tu Pascua,Señor.
Cristo resucitó,
no más llanto ni pena,
la tiniebla pasó;
¡fiesta,gozo y amor!,
es tu Pascua,Señor.
Cristo resucitó,
mar y cielo exultan,
el desierto está en flor;
¡fiesta,gozo y amor!
es tu Pascua,Señor.
Gloria al Padre,y al Hijo,
y al Espíritu Santo,Amén
martes, 13 de abril de 2010
Intenciones para Abril
General.
Para que toda tendencia hacia el fundamentalismo y el extremismo sea contrarrestada por el constante respeto, la tolerancia y el diálogo entre todos los creyentes.
Misionera.
Para que los cristianos perseguidos por causa del Evangelio, sostenidos por el Espíritu Santo, perseveren en el fiel testimonio del amor de Dios por toda la humanidad.
lunes, 12 de abril de 2010
Oración por los sacerdotes
Oración por los Sacerdotes del Padre Santiago Alberione.
Te presentamos esta bella oración para que la medites y compartas con quienes te rodean para junto orar por nuestros sacerdotes en este Año Sacerdotal 2009-2010:
Jesús, Sacerdote eterno,
guarda a estos ciervos tuyos,
en el recinto Santo de tu Corazón,
donde nadie pueda hacerles dano alguno;
Guarda inmaculadas sus manos consagradas
que a diario tocan tu Sagrado Cuerpo;
guarda sin mancha esos corazones sellados
con el sublime carácter del Sacerdocio.
Haz que tu Santo amor los envuelva
y separe del contacto del mundo.
Bendice sus trabajos, con frutos abundantes,
y sean las almas por ellos dirigidas y administradas,
su consuelo y gozo aquí en la tierra
y después su hermosa corona en el cielo.
Amén
domingo, 11 de abril de 2010
II Domingo de Pascua
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 20, 19-31
Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa con las puertas cerradas, por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
-- Paz a vosotros.
Y diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
-- Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.
Y dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:
-- Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados les quedan perdonados; a quienes se los retengáis les quedan retenidos.
Tomás, uno de los doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino el Señor. Y los otros discípulos le decían:
-- Hemos visto al Señor.
Pero él les contestó:
-- Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto el dedo en el agujero de los clavos, si no meto la mano en su costado, no lo creo.
A los ocho días estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y les dijo:
-- Paz a vosotros.
-- Luego dijo a Tomás:
-- Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.
Contestó Tomas:
-- ¡Señor mío y Dios mío!
Jesús le dijo:
-- ¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean si haber visto.
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su Nombre.
sábado, 10 de abril de 2010
Comienzo de la Visita Pastoral
viernes, 9 de abril de 2010
¡¡A Montes Claros!!
martes, 6 de abril de 2010
Pascua
domingo, 4 de abril de 2010
¡ Alégrate, Cristo vive!
¡Aleluya!
Criato ha resucitado.
¡Aleluya!
SECUENCIA
Ofrezcan los cristianos ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables unió con nueva alianza.
Lucharon vida y muerte en singular batalla
y, muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.
¿Qué has visto de camino, María, en la mañana?
A mi Señor glorioso, la tumba abandonada,
los ángeles testigos, sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!
Venid a Galilea, allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos la gloria de la Pascua.
Primicia de los muertos, sabemos por tu gracia
que estás resucitado; la muerte en ti no manda.
Rey vencedor, apiádate de la miseria humana
y da a tus fieles parte en tu victoria sana.
Amén. Aleluya.
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 20, 1-9
El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue a donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien quería Jesús, y le dijo:
—Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro; vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que Él había de resucitar de entre los muertos.
sábado, 3 de abril de 2010
viernes, 2 de abril de 2010
jueves, 1 de abril de 2010
Jueves Santo
Jesús sabe que va a su sacrificio,
hace en su última cena testamento,
un mandato de amor y un sacramento,
pilares de su sólido edificio.
Da ejemplo de humildad y de servicio
a los llamados a su seguimiento
con su íntima renuncia y vencimiento
de su repulsa humana ante el suplicio.
Él es la oblación pura, Nueva Alianza,
su inmolación perdona la condena,
nos destina a herederos de la gloria.
En la cena inaugura la esperanza
de eterna vida, rompe la cadena
con su mística entrega expiatoria.
Llega el momento de
Jesús eleva el pan y, bendiciendo,
esto es mi cuerpo, dice, os encomiendo
lo comáis por la fe, en memoria mía.
Toma la copa de la profecía
con el vino y la eleva, bendiciendo,
esta es mi sangre, dice, os encomiendo
la bebáis por la fe, en memoria mía.
Él es el Pan de Vida, el que lo coma
vivirá para siempre, es su promesa,
y estará en este mundo hasta el final.
Derramará su sangre de paloma
mensajera de paz, y habrá en su mesa
vino de redención universal.
El milagro se ofrece cada día
por las manos del lícito oferente,
todo un Dios infinito, omnipotente,
se da entero, cosecha de agonía.
Nos espera en amante cercanía
como agua, vino y pan, limpio torrente,
zumo añejo de amor, viva simiente,
alimentos de célica alegría.
¡Que humildad!, en el fruto consagrado
está Dios, el espíritu inmortal,
clamando por el alma redimida.
Olvida su dolor, nuestro pecado,
nos ofrece su reino celestial
en su Pan y en su Vino de