jueves, 25 de octubre de 2012

«Para abrirle, apenas venga y llame»

 El Dios Verbo sacude al perezoso y despierta al dormilón. En efecto, el que viene a llamar a la puerta viene siempre para entrar. Pero depende de nosotros si no siempre entra y si no siempre se queda con nosotros. Que tu puerta esté siempre abierta al que viene; abre tu alma, ensancha la capacidad de tu espíritu, y así descubrirás las riquezas de la simplicidad, los tesoros de la paz, la suavidad de la gracia. Dilata tu corazón; corre al encuentro del sol de la luz eterna que «ilumina a todo hombre» (Jn 1,9). Es cierto que esta luz verdadera luce para todos; pero si alguno cierra sus ventanas, él mismo se privará de la luz eterna.

Así, también Cristo permanece fuera si tú cierras la puerta de tu alma. Ciertamente que él podría entrar, pero no quiere introducirse a la fuerza, no quiere forzar a los que lo rechazan. Nacido de la Virgen, salido de su seno, irradia todo el universo para resplandecer para todos. Los que desean recibir la luz que brilla con esplendor perpetuo, le abren; ninguna noche vendrá a apagar la luz. En efecto, el sol que vemos todos los días cede el lugar a las tinieblas de la noche; pero el Sol de justicia (Ml 3,20) no conoce el ocaso, porque la Sabiduría no es vencida por el mal.
San Ambrosio

Cántico de las Criaturas


Oración de abandono

"Padre mío, me abandono a Ti,
haz de mi lo que quieras.
Lo que hagas de mi te lo agradezco.
Estoy dispuesto a todo,
lo acepto todo.
Con tal de que tu voluntad se haga en mí.
y en todas tus criaturas,
no deseo nada más, Dios mío.
Pongo mi vida en tus manos,
te la doy, Dios mío,
con todo el amor de mi corazón,
porque te amo,
y porque para mi, amarte es darme,
entregarme en tus manos sin medida,
con infinita confianza.
Porque tu eres mi Padre"

 Carlos de Foucauld

Congreso Nacional de Pastoral Juvenil







Palabra y presencia de Cristo

He experimentado que es verdad que la Palabra de Dios es una presencia de Cristo y coincide con el Verbo mismo. He pensado, entonces, que esta comunión con Jesús en su Palabra la puedo hacer en cada instante; y en cada instante puedo nutrirme de Él y hacerlo crecer en mí como una comunión continua.

He visto el Evangelio no ciertamente como un libro de consolación donde refugiarse en los momentos dolorosos, para obtener una respuesta, sino como un código que contiene las leyes de la vida, de cada momento de la vida; leyes que no hay que leer solamente y observar, sino que hay que “comer” con el alma, ¡y te hacen Cristo en cada momento!

Y lo he experimentado de un modo tan vital que ha minimizado y hecho caer en la nada todos los aspectos que cada momento de la vida conllevan (dolorosos, alegres, comunes, extraordinarios), resultándome indiferentes el uno en comparación del otro, para ver importante sólo el Cristo que con su Palabra los llena y los vive.
Chiara Lubich

DOMUND 2012


¿Qué tengo que hacer para alcanzar la vida eterna?

Maestro, ¿qué he de hacer yo de bueno para conseguir la vida eterna?» Al joven que le hace esta pregunta, Jesús responde primero invocando la necesidad de reconocer a Dios como «el único Bueno», como el Bien por excelencia y como la fuente de todo bien. Luego Jesús le declara: «Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos». Y cita a su interlocutor los preceptos que se refieren al amor del prójimo: «No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no levantarás testimonio falso, honra a tu padre y a tu madre». Finalmente, Jesús resume estos mandamientos de una manera positiva: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Mt 19, 16-19).


A esta primera respuesta se añade una segunda: «Si quieres ser perfecto, vete, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos; luego ven, y sígueme» (Mt 19, 21). Esta respuesta no anula la primera. El seguimiento de Jesucristo implica cumplir los mandamientos.
Catecismo de la Iglesia Católica, 2052-2053.


No era una prisa mediocre la que el joven había demostrado; era como la de un amante. Cuando los demás hombres se acercaban a Cristo para probarlo o para hablarle de sus enfermedades, de las de sus padres o aún de otras personas, él se acerca para conversar con Jesús sobre la Vida eterna. El terreno era rico y fértil, pero también lleno de espinas y abrojos para ahogar la simiente (Mt 13,7). Considera cuán dispuesto está a obedecer los mandamientos: “¿Qué debo hacer para heredar la Vida eterna?”… Nuestro joven, se marchó triste y con los ojos bajos, que es signo nada despreciable de que no había venido con malas disposiciones. Sólo era demasiado débil; tenía el deseo de la Vida, pero le retuvo una pasión muy difícil se superar.
San Juan Crisóstomo, Homilía 63 sobre san Mateo


Jesús había dicho al joven: «Mira, si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos» (Mt 19,17). Él le preguntó: «¿Cuáles?», no para ponerlo a prueba de lo cual no tenía intención, sino suponiendo que para Él habría, juntamente con la Ley de Moisés, otros mandamientos que le llevarían a la Vida. Esto daba prueba de su ardiente deseo. Cuando Jesús le hubo enunciado los mandamientos de la Ley, el joven le dijo: «Todo eso lo he cumplido desde mi juventud.» Pero no se detuvo ahí sino que le preguntó: «¿Qué me falta?» (Mt 19,20), lo cual era igualmente signo de su ardiente deseo. No es propio de un alma pequeña darse cuenta de que todavía le falta algo, que le parece insuficiente el ideal propuesto para alcanzar el objeto de su propio deseo.
San Juan Crisóstomo, Homilía 63 sobre san Mateo


Quien se alimenta de Cristo en la Eucaristía no tiene que esperar el más allá para recibir la vida eterna: la posee ya en la tierra como primicia de la plenitud futura, que abarcará al hombre en su totalidad. En efecto, en la Eucaristía recibimos también la garantía de la resurrección corporal al final del mundo: «El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día» (Jn 6, 54). Esta garantía de la resurrección futura proviene de que la carne del Hijo del hombre, entregada como comida, es su cuerpo en el estado glorioso del resucitado. Con la Eucaristía se asimila, por decirlo así, el «secreto» de la resurrección. Por eso san Ignacio de Antioquía definía con acierto el Pan eucarístico «fármaco de inmortalidad, antídoto contra la muerte».
S.S. Juan Pablo II, EdE 18


San Juan vio... a la santísima Madre de Dios gozando ya la eterna felicidad, y, sin embargo, en los dolores de un misterioso alumbramiento. ¿Qué alumbramiento? El nuestro seguramente; el de nosotros, que, retenidos todavía en este destierro, tenemos necesidad de ser engendrados en el perfecto amor de Dios y en la eterna felicidad. En cuanto a los dolores de parto, señalan el amor y el ardor con que María vela desde lo alto del cielo y trabaja con infatigables oraciones en llevar a su plenitud al número de los elegidos.
S.S. San Pío X

Nuestra dependencia de Dios

"Necesitamos escapar de nosotros mismos hacia algo que esté más allá; y por mucho que deseemos otra cosa e intentemos convertirnos en ídolos de nosotros mismos, nada es nuestro refugio fuera de la presencia de Dios; todo
lo demás no es sino una burla o un recurso útil en su momento y en su medida.


¡Qué desdichado es aquel que desconoce en la práctica esta gran novedad! Se imagina que puede vivir sin un objetivo. Se imagina que se basta por sí mismo. Veis al hombre educado, lleno de pensamientos inteligentes, en plena acción, pero con un corazón de piedra, frío y muerto por lo que se refiere a sus afectos. Veis a otros con afectos cálidos quizá para sus familias, con sentimientos benévolos hacia sus congéneres, pero que se detienen ahí; centran sus corazones en lo que es seguro que les fallará, porque es perecedero. La vida pasa, la riqueza se escapa, la popularidad es voluble, los sentimientos desfallecen, el mundo cambia, los amigos mueren. Sólo uno es firme, sólo uno nos es fiel, sólo uno puede serlo todo para nosotros".
 
Beato John Henry Newman

Sta. Teresa de Jesús, desde la visión de los niños


sábado, 13 de octubre de 2012

Triduo a Santa Teressa

Tomado de http://recursoscarmisar.blogspot.com.es/

TEMAS: Santa Teresa nos invita a reflexionar sobre la verdad, la afabilidad y la alegría en la vida comunitaria.

AMBIENTACIÓN GENERAL
La necesidad de una vida comunitaria más fraterna, se ha convertido en tema obligado para todos los que vivimos en comunidad.

Santa Teresa, desde su rica experiencia nos brinda algunas reflexiones que son como agua que calma nuestra sed sin agotarse. Ella define el modelo de comunidad que desea para sus monasterios con esta feliz expresión: la comunidad es “el colegio de Cristo” (C.E.20,1). Una comunidad orante y fraterna, que vive en espíritu de familia, unida por el amor desprendido y oblativo, abierta y en comunión con la Iglesia. Cada comunidad es una Iglesia doméstica que traduce en escala proporcionada, el ser y el quehacer de la Iglesia universal.

Teresa pone el amor como cimiento de la comunidad: “aquí todas se han de querer, todas se han de amar, todas se han de ayudar”. (C. 4,7). Como actitudes de ese amor para crecer en la hermandad, nos ofrece durante este triduo la verdad, la afabilidad y la alegría.


DIA PRIMERO: LA VERDAD
CANTO: Nº 159

AMBIENTACION

Teresa es buscadora de la verdad, necesitada de “andar en verdad” “porque Dios es la misma verdad” (V. 40,1 ; C. 19,15). Así enseña a sus monjas: “ande la verdad en vuestros corazones”. “quienes de veras aman a Dios… no aman sino verdades” (C. 20, 4; 40, 3). Está convencida de que la sociedad no se rige por un código de la verdad y distorsiona los valores. De ahí, la importancia que concede a dos líneas de conducta: discernir los valores de la vida y conocer la verdad de uno mismo. “Una vez estaba yo considerando por qué razón era nuestro Señor tan amigo de esta virtud de la humildad, y púsoseme delante esto: que es porque Dios es suma verdad y la humildad es andar en verdad, que lo es muy grande no tener cosa buena de nosotros… y quien esto no entiende, anda en mentira. Quien más lo entiende agrada más a la suma verdad, porque anda en ella” (M 6. 10,7).

BREVE SILENCIO DE REFLEXION

Pregúntate:
¿Qué es la verdad para ti? 
¿Cómo la vives?

LECTURA TERESIANA Vida 40, 1 – 2
ORACION PERSONAL
¿Qué luces nos da Santa Teresa para vivir en la verdad?

PETICIONES
Elevemos al Señor nuestra oración por intercesión de Santa Teresa.

Respondemos: “Ande la verdad en nuestros corazones” (C. 20.4)

1. Señor, enséñanos a hacer de nuestra oración un camino de conocimiento propio y compromiso fraterno en la verdad. Oremos.

2. Señor, muéstranos como descubrir y vivir la verdad que está a la base de los hechos y de las opciones comunitarias. Oremos.

3. Señor, llévanos a ser una comunidad que testimonie la verdad con una actitud crítica y profética en nuestras acciones apostólicas. Oremos.

4. Señor, haz que siguiendo las huellas de Teresa de Jesús, seamos coherentes con nuestra fe y consagración para ayudar a la transformación del mundo en la verdad. Oremos.

5. Señor, acompáñanos a conocer y a aceptar nuestra propia verdad para vivir en comunión con Dios, los hermanos y la creación. Oremos.

ORACION FINAL
Señor, Dios nuestro, que por tu Espíritu has suscitado a Teresa de Ávila, para mostrar a tu Iglesia el camino de la perfección, concédenos vivir de su doctrina, y enciende en nosotros el deseo de la verdadera santidad. Por nuestro Señor Jesucristo. Amen.
CANTO A SANTA TERESA




DIA SEGUNDO: LA AFABILIDAD
CANTO: Nº 7.9

AMBIENTACION

La afabilidad es una característica de la amabilidad, es propia de las personas bondadosas y por eso es diferente de la mera cortesía.

Es una de las virtudes que integran el llamado humanismo teresiano. Teresa la entiende como actitud de agrado, simpatía, suavidad en el trato con los otros. Como línea permanente de conducta en la convivencia comunitaria. En contraposición a rudeza y aspereza, a las actitudes de mutismo o retraimiento en sí mismo o a todo tipo de novedades descorteses.

Para Teresa, afable y conversable son términos equivalentes en su léxico. En ella misma esa cualidad es connatural. Bien consciente de irradiar simpatía, la subraya desde los primeros capítulos de Vida: “en esto de dar contento a todos he tenido extremo” (V. 3,4).

Como toda otra virtud, también la afabilidad es modílica en Cristo. En las visiones místicas, Teresa ve el rostro de Jesús: “lleno de una majestad tan grande pero que muestra amor, y de tanta hermosura y afabilidad” (V. 38, 21).

Poner en práctica las enseñanzas de Teresa de Jesús, es recordar que cada uno de nosotros somos un castillo habitado por Dios, que a todos nos creó con la misma dignidad y hermosura. Así al considerar al otro igual a mí, puedo tratarlo con la misma delicadeza con la que me gustaría que me trataran.

BREVE SILENCIO DE REFLEXION
Pregúntate: ¿en qué conoces que eres afable? ¿Qué te falta?

LECTURA TERESIANA: C. 41, 7 – 8

ORACION PERSONAL
¿A qué me invita Teresa de Jesús, para vivir la afabilidad en la vida comunitaria?

PETICIONES
Elevemos al Señor nuestra oración por intercesión de Santa Teresa.

Respondemos: “Vuestra soy para vos nací, ¿qué mandáis hacer de mí?”

1. Señor, enséñanos a valorar la afabilidad como expresión del amor y la entrega a los hermanos. Oremos.

2. Señor, llévanos a fortalecer las relaciones fraternas con la escucha, la bondad y la delicadeza en el trato. Oremos

3. Señor, haz que siguiendo el espíritu de Teresa de Jesús, fomentemos el diálogo, el perdón, la transparencia y la afabilidad para que se haga visible la comunión en nuestra vida y misión. Oremos.

4. Señor, ayúdanos para que acojamos al “otro” en su dignidad e identidad cultural, comprometiéndonos desde el Evangelio y el carisma, a apoyar su proceso de crecimiento personal, social y eclesial. Oremos.

5. Señor, acrecienta en nuestros corazones el espíritu de las bienaventuranzas para revitalizar los espacios de reconciliación y búsqueda de paz en nuestra acción apostólica. Oremos.

ORACION FINAL (como el primer día)
CANTO A SANTA TERESA





DIA TERCERO: LA ALEGRIA
CANTO: Nº 10.46

AMBIENTACION

La alegría es una de las notas más características de Teresa de Jesús. Su alegría es capacidad de disfrute y onda expansiva hacia su entorno. “Me daba el Señor gracia de dar contento a donde quiera que estuviese, y así era muy querida.” (V. 2,8).

Es capaz de reírse de sí misma mientras escribe: “riéndome estoy de estas comparaciones, que no me contentan, mas no sé otras”. (M 7. 2,11). El hecho mismo de ser monja es para ella una fuente de alegría.

El primer consejo que da al principiante en la vida espiritual es: “procúrese a los principios andar con alegría y libertad” (V. 13,1).

La alegría es ingrediente indispensable no sólo como tónico de la vida comunitaria, sino como factor de la espiritualidad personal. Es lo que ella llama “alegría interior”. La oración florece en un estado de alegría designado con el término contentos que normalmente desembocarán en el gozo profundo de la contemplación que ella designa con el término de “gustos”.

Recordemos que la verdadera alegría proviene de saberme amada por Dios; procede del interior donde “ocurren cosas secretas de Dios y el alma”. Experimentar que Dios me ama me ayuda a vivir con calma, serenidad y ecuanimidad, a estar alegre porque se que la vida es un regalo y porque he descubierto que lo importante no cambia: “solo Dios basta”


LECTURA DE TEXTOS TERESIANOS
(se puede leer entre varias personas)
1. En las enfermedades mantiene la alegría y el humor:
“El estar tullida casi tres años…todos los pasé con gran conformidad y alegría” (V: 6, 2). “otras veces tenía males corporales mas graves y como no tenía los del alma, los pasaba con mucha alegría” (V: 30,8).

2. Vive gozosamente su vida religiosa:
“Yo nunca supe qué cosa era descontento de ser monja, ni un momento en 28 años y mas que ha que lo soy” (V: 36,11).

3. Disfruta con las fiestas:
“El día de nuestra Señora de la Natividad tengo particular alegría. Cuando este día viene, parecíame sería bien renovar los votos” (R. 48).

4. De fundadora pese a las increíbles molestias en los viajes vive el gozo de hacer la voluntad de Dios:
“Habiéndome pasado grandísimo calor en el camino … yo os digo… pareciendo se hacía algo y padecía por Dios, iban aquellas hermanas con gran contento y alegría” (F: 24,6).

5. En sus cartas refleja su alegría:
Refiriéndose a su hermano Lorenzo:
”Riéndome estoy cómo él me envía confites, regalos y dineros, y yo a él cilicios” (Cta. del 17. 1. 1577. Nº 14). A María de San José: “Riéndome estoy cómo ha de contar hasta el agua la buena subpriora, y hará bien, que así lo quiero, salvo lo que les dieren de regalillos de limosna (Cta. 11. 11.1576. Nº 5).

6. La alegría es una característica que define sus comunidades.
“Estilo de hermandad y recreación que llevamos juntas” (F. 13.5) “procurad holgaros con las hermanas cuando tienen recreación…y el rato que tienen de costumbre, aunque no sea a vuestro gusto que… todo es amor perfecto” (C: 7.7)


ORACION PERSONAL
¿Cuál es el termómetro de mi alegría interior?
¿Cómo vivo la alegría en la fraternidad?

PETICIONES
Elevemos al Señor nuestra oración por intercesión de Santa Teresa. Respondemos: “si sentimos el amor de Dios andemos alegres” (Cfr. C.40, 5).

1. Señor, acrecienta nuestro gozo vocacional para construir la comunidad y entregarnos solidariamente a los miembros sufrientes de Cristo. Oremos.

2. Señor, danos el contento y la alegría de vivir la Eucaristía como escuela de comunión fraterna. Oremos.

3. Señor, fortalece nuestra alegría interior para cualificar la vida orante y eclesial encarnada en la historia. Oremos.

4. Señor, ayúdanos a redescubrir la riqueza de la recreación comunitaria como testimonio de hermandad, amor, alegría y unión, oremos.

5. Señor, bendícenos para que como Teresa de Jesús, contagiemos la alegría de la entrega a las jóvenes que sienten tu llamada. Oremos.

ORACION FINAL (como el primer día)
CANTO A SANTA TERESA

XXVIII Domingo del T.O.


LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 10,17-30
En aquel tiempo, cuando Jesús salía al camino se le acercó uno corriendo, se arrodillo y le preguntó:
-- Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?
Jesús le contestó:
-- ¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre.
Él replicó:
-- Maestro, todo esto lo he cumplido desde pequeño.
Jesús se le quedó mirando con cariño y le dijo a sus discípulos:
-- Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, da el dinero a los pobres --así tendrás un tesoro en el cielo--, y luego sígueme.
A estas palabras él frunció el ceño y se marcho pesaroso porque era muy rico.
Jesús mirando alrededor, dijo:
-- ¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el Reino de Dios!
Los discípulos se extrañaron de estas palabras. Jesús añadió:
-- Hijos, ¡qué difícil les es entrar en el Reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de Dios.
Ellos se espantaron y comentaban:
-- Entonces, ¿quién puede salvarse?
Jesús se les quedó mirando y les dijo:
-- Es imposible para los hombres no para Dios. Dios lo puede todo.
Pedro se puso a decirle:
-- Ya ves que nosotros lo hemos dejado y te hemos seguido.
Jesús dijo:
-- Os aseguro, que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más --casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones--, y en la edad futura la vida eterna.

"Ya toda me entregué"

Queridos amigos,
desde Reinosa os deseamos un feliz mes de octubre, que comenzábamos con la celebración de Santa Teresa del Niño Jesús, patrona universal de las misiones.

El pasado domingo 7, fiesta de la Virgen del Rosario, un grupo de cincuenta personas acompañados por el P. Evelio Serna, peregrinó hasta el Santuario de Covadonga, donde celebraron la Eucaristía en la gruta, y subieron a pasear por el bello entorno de los Lagos. Tras la comida, visitaron Cangas de Onís y Llanes; para terminar rezando el Rosario por el camino a San Vicente de la Barquera.

 El día 12, fiesta de la Virgen del Pilar, tuvo lugar en nuestra iglesia de Reinosa, la tradicional Misa de la Guardia Civil que estuvo presidida por el P. Ismael Olmo. Como otros años, la presencia de fieles llenó el templo.

 Por último, desde hoy sábado 13 nos estamos preparando para la celebración solemne de la fiesta de Santa Teresa de Jesús, por medio de un triduo en la misa de las 20.00h, y predicado por el P. Superior.

 Os deseamos a todos una feliz fiesta de Nuestra Santa Madre. Que sirva para ensanchar nuestros corazones al mismo Espíritu que a Ella le transformó. Que el inicio del Año de la Fe nos haga rezar como Ella: "Ya toda me entregué", a anunciar de una forma renovada nuestra fe.

sábado, 6 de octubre de 2012

XXVII Domingo del T.O.


LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 10,2-16
En aquel tiempo, se acercaron unos fariseos y le preguntaron a Jesús para ponerlo a prueba:
-- ¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su mujer?
Él les replicó:
-- ¿Qué os ha mandado Moisés?
Contestaron:
-- Moisés permitió divorciarse dándole a la mujer un acta de repudio.
Jesús les dijo:
-- Por vuestra terquedad dejó escrito Moisés este precepto. Al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.
En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo. Él les dijo:
-- Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio.
Le acercaban niños para que los tocara, pero los discípulos les regañaban. Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo:
-- Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el Reino de Dios. Os aseguro que el que no acepte el Reino de Dios como un niño, no estará en él. Y los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos.

"No puedo hablar de Dios sin palabras de Dios"

San Juan de Ávila, cuarto español Doctor de la Iglesia



 San Juan de Ávila nació en Almodóvar del Campo (Ciudad Real) el día la Epifanía, 6 de enero de 1499 ó 1500 y murió en Montilla (Córdoba), el 10 de mayo de 1569.
Comenzó los estudios de Leyes en la Universidad de Salamanca, pero los abandonó al concluir el cuarto curso debido a una profunda experiencia de conversión. Con el propósito de hacerse sacerdote y marchar después como misionero a las Indias, en 1520 fue a estudiar Artes y Teología a la Universidad de Alcalá, recién fundada por el Cardenal Cisneros y abierta a las diversas corrientes del humanismo renacentista.

En 1526, recibió la ordenación de presbítero y celebró la primera Misa solemne en la parroquia de su pueblo. Para festejar su sacerdocio, invitó a su mesa a 12 pobres y decidió vender su cuantiosa fortuna procedente de las minas de plata que poseía la familia y darlo todo a los más necesitados. Fue amigo y consejero de grandes santos como santa Teresa de Jesús, san Juan de la Cruz, san Ignacio de Loyola, san Francisco de Borja, san Juan de Dios, santo Tomás de Villanueva, san Juan de Ribera o san Pedro de Alcántara, entre otros. Llevó una vida intensa, dedicada particularmente a la oración, a la predicación y a la formación específica de quienes se preparaban para el sacerdocio. Tras conocerle, y seguir sus predicaciones, fueron muy sonadas algunas conversiones como la del Marqués de Lombay, que llegó a ser san Francisco de Borja, o la de Juan Ciudad -san Juan de Dios- y, sobre todo, su dedicación a la gente sencilla junto con la fundación varios colegios para la formación de los niños y jóvenes.

 El Maestro Ávila fundó incluso una Universidad, la de Baeza (Jaén), que durante siglos fue un destacado referente para la cualificada formación de los sacerdotes. Entre su abundante obra, destaca el Audi, filia; Memoriales; Tratado del amor de Dios; Tratado sobre el sacerdocio; Pláticas; Sermones; así como un abundante epistolario, un catecismo y una peculiar obra en verso: Doctrina cristiana, concebida para que la cantaran los niños. San Juan de Ávila fue declarado patrono del clero secular español en 1946 por Pío XII y canonizado en 1970 por Pablo VI.

viernes, 5 de octubre de 2012


Yo quiero ser el amor, Santa Teresa de Lisieux

Yo quiero ser la devoción  del sacerdote al consagrar

Al ofrecer tu Cuerpo y Sangre en oblación,


Al celebrar el Santo Sacramento del altar,


Yo quiero ser la devoción.



Yo quiero ser el fuego  que enardece el corazón


De cada misionero  que se lanza a proclamar


La luz del Evangelio  hasta el último confín,


Yo quiero ser el fuego.



Yo quiero ser el celo del profeta y del apóstol


Para guardar fiel el tesoro de la fe,


Para enseñar, iluminar y defender,


Yo quiero ser el fuego...



Yo quiero ser el pulso que da vida al Cuerpo Místico


Y hace llegar la Sangre de Jesús a cada miembro


Porque en el corazón de mi madre la Iglesia,


Yo quiero ser el amor, quiero ser el amor.



Así puedo serlo todo, profeta, misionero,


Apóstol y guerrero,  mártir y sacerdote.


Tú me has dado el llamado de poder serlo todo,



Oh Jesús mi amigo... 


yo quiero ser el amor...


Porque en el corazón  de mi madre la Iglesia,


Yo quiero ser el amor.

Intenciones para Octubre

General:
 La Nueva Evangelización Para el desarrollo y progreso de la Nueva Evangelización en los países de antigua cristiandad. 

 Misionera: 
Jornada Mundial Misionera Para que la celebración de la Jornada Misionera Mundial sea ocasión de un renovado empeño misionero.

Que el amor de Cristo pueda tomar posesión de nosotros

"Debo decirlo lisa y llanamente, por extraño que parezca a primera vista: las comodidades de la vida son la causa principal de nuestra falta de amor a Dios; por mucho que nos lamentemos y luchemos, hasta que no aprendamos a prescindir en buena medida de ellas no venceremos. Hasta que, en cierto sentido, nos despeguemos de nuestros cuerpos, nuestros espíritus no estarán en condiciones de recibir impresiones divinas y poner en práctica aspiraciones celestiales. Una vida fácil y suave, el goce ininterrumpido de los bienes de la providencia, comidas abundantes, prendas de vestir suaves, hogares bien amueblados, los placeres de los sentidos, el sentimiento de seguridad…, estas cosas y otras parecidas, si no las vigilamos, obstruyen todas las avenidas del alma a través de las cuales puede llegar hasta nosotros el aire y la luz del cielo. La esencia de la verdadera conversión es la rendición de sí mismo, un rendirse incondicional y sin reservas… ¿Qué nos falta, pues, a los que profesamos la religión? Lo repito: la voluntad de ser cambiados, la voluntad de soportar, si puedo usar esta palabra, que Dios omnipotente nos cambie. No nos gusta soltar nuestro antiguo yo".

Beato John Henry Newman