lunes, 22 de julio de 2013

“Rogad al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies”


Padre santo, fuente inagotable de la existencia y del amor, que en el hombre viviente das a conocer el esplendor de tu gloria, y que pones en su corazón la semilla de tu llamada, haz que nadie, por nuestra negligencia, ignore o pierda este don, sino que todos puedan caminar con generosidad hacia la realización de tu Amor. 

 Señor Jesús, que a lo largo de tu peregrinaje por los caminos de Palestina, has escogido y llamado a los apóstoles y les has confiado el encargo de predicar el Evangelio, de apacentar a los fieles, de celebrar el culto divino, haz que, tampoco hoy, falten en tu Iglesia sacerdotes santos que lleven a todos los frutos de tu muerte y de tu resurrección. 

 Espíritu Santo, tú que santificas a la Iglesia con la constante efusión de tus dones, mete en el corazón de los llamado(a)s a la vida consagrada una íntima y fuerte pasión por el Reino, a fin de que con un “sí” generoso e incondicional pongan su existencia al servicio del Evangelio. Virgen Santísima, tú que sin dudar tú misma te has ofrecido al Todopoderoso para la realización de su designio de salvación, suscita en el corazón de los jóvenes la confianza a fin de que haya siempre pastores celosos que guíen al pueblo cristiano por el camino de la vida, y almas consagradas capaces de dar testimonio, a través de la castidad, la pobreza y la obediencia, de la presencia liberadora de tu Hijo resucitado. Amén.

Beato Juan Pablo II

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