sábado, 7 de marzo de 2009

Cronica del Encuentro Vocacional en Avila

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Mi nombre es Miguel, tengo 17 años, vivo en Reinosa (Cantabria), estudio 2º de Bachiller y me planteo mi vocación sacerdotal orientada a la Orden de los Carmelitas Descalzos. Desde muy niño quiero ser sacerdote, como me recuerda mi abuela, jugaba a “celebrar misas” en la cocina. Después de mi 1ª Comunión, empecé a conocer la Orden desde el Coro de Niños y la Cofradía del Niño Jesús de Praga impulsada por el P. Fausto. Me he ido involucrando poco a poco en la Casa de María, “ayudando” en las Eucaristías y a todos los frailes, de los que he aprendido grandes cosas. Desde hace seis años asisto todos los meses al Seminario Diocesano de Monte Corban en Santander, como un doble seguimiento vocacional.

Me pide mi formador, el P. Fausto, que comente a grandes rasgos mi experiencia vocacional el pasado fin de semana (27 de febrero-1 de marzo) en Ávila, cuna de Santa Teresa. Nos encontramos en el CITES unos 15 “llamados”, de diferentes puntos peninsulares, algunos de más edad que otros y con un camino vocacional ya definido, pues estaba un sacerdote diocesano, un seminarista y un postulante de la Orden andaluz. El viernes por la noche, tras la cena, nos presentamos todos mediante una animada y catequizadora acogida. Al día siguiente por la mañana, tras la Eucaristía, recorrimos la Ruta Teresiana, visitando la Casa de la Santa, San Juan Bautista (donde fue bautizada), San José (1ª fundación) y el convento de la Encarnación. No era turismo; caminamos, sentimos y oramos con Santa Teresa, conociendo un poco más su vida. Por la tarde se nos expusieron las figuras carmelitanas de San Juan de la Cruz y Santa Teresa del Niño Jesús. Del primero, tras escuchar y comentar su biografía, pasamos a la práctica con sus “Dichos de Luz y Amor”. De la Santa de Lisieux, tras ver un video, meditamos con “Historia de un alma”. Antes de cenar, en la capilla, oramos ante nuestra Madre la Virgen del Carmen, en el día consagrado especialmente a ella, el sábado. El domingo, vimos un montaje sobre la historia de la Orden y su actual pastoral en el mundo. La Eucaristía fue el punto y final de este encuentro, ya que a algunos les esperaba un largo viaje, Andalucía y Portugal. Es incorrecto decir “final de encuentro”, porque es ahora cuando cada uno de nosotros debemos abrir nuestro corazón, dejarnos moldear y crear por nuestro Padre, que nos ha “llamado”, dejándole hacer su Obra en nosotros. He aquí cuando llegan las dudas y los momentos de oscuridad, cuando no encontramos la luz y el mundo se nos cae encima. El “paso”, lanzarse al vació, es difícil y lleno de inseguridad. El Señor espera algo de nosotros, no nos exigirá un “ahora y no más tarde”, sino un “cuando quieras, estés dispuesto y preparado”. El Señor confía en nosotros, nos quiere y por eso nos ha llamado.

Los mejores momentos de este fin de semana se pueden resumir en dos: la convivencia, con la escucha y expresión de nuestras vivencias vocacionales; y la oración. Esta se vivía de manera diferente en esa casa (capillas recogidas, salas de meditación, espacios para la contemplación de la naturaleza, la desnudez de las paredes hormigonadas y los suelos pintados del color de la mística: azul).

Quiero agradecer desde aquí a todas las personas que han hecho posible este encuentro (provinciales, formadores, comunidad del CITES…), ya que encontrarte con jóvenes con tus mismas inquietudes, anima. Pediros que recéis por nosotros y por más y santas vocaciones a la Orden, algo que hacen vehementemente las Madres Carmelitas Descalzas, en sus conventos.

El Maestro de Nazaret nos lo dice muy claro: “Rogad al dueño de la mies que envíe operarios a su mies”.

Paz y Bien.

Miguel Rodríguez Fernández

5-III-2009

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