sábado, 18 de junio de 2011

Jornada Pro Orantibus 2011

Monición de entrada
Hoy celebramos en toda la Iglesia la solemnidad de la Santísima
Trinidad, confesión de nuestro Credo y fundamento de toda vida
cristiana. El misterio de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo se nos ha
revelado en su Palabra, lámpara para nuestros pasos y luz en nuestro
sendero.
En este marco litúrgico, tenemos hoy un recuerdo particular por
quienes en la Iglesia han sido llamados a la vida consagrada contemplativa.
Los monjes, las monjas y la vida eremítica ofrecen a la
comunidad cristiana y al mundo de hoy, tan necesitado de auténticos
valores espirituales, un anuncio silencioso y elocuente del amor
de Dios, testimonio humilde del misterio trinitario. El ritmo tantas
veces acelerado de nuestra vida diaria reclama espacios y tiempos
de calma y silencio, oración y contemplación. Los monasterios son
estos lugares donde la Palabra del Señor acontece en la liturgia, el
canto, el trabajo y la contemplación, y donde cada comunidad se
entrega a la oración de intercesión por todos los hombres.

Pidamos hoy especialmente por los hermanos y hermanas que
han recibido en la Iglesia la vocación contemplativa, para que en su
silencio y entrega escuchen y guarden la palabra de Dios a imitación
de la Virgen María, madre de todos los creyentes. Oremos.

Pidamos por los jóvenes, especialmente por todos aquellos que
participarán en la próxima Jornada Mundial de la Juventud, en agosto
en Madrid; para que el Señor les conceda, a imitación de los contemplativos,
un verdadero encuentro con Jesucristo, y se dispongan
a abrirle de par en par las puertas de sus corazones. Oremos.

Monición de envío
En la comunión de la Iglesia hemos celebrado el Misterio de
nuestra fe. Somos el Pueblo adquirido por Dios, llamado a salir de la
tiniebla para entrar en su luz maravillosa. Unidos a tantos hermanos
y hermanas que viven entregados a la oración en la vida contemplativa,
damos gracias a Dios por el don de sus vocaciones, y avivamos
en nosotros la fidelidad a nuestro bautismo.
Que la Virgen María, mujer de la Palabra, acompañe nuestro camino
con la luz de la fe, el consuelo de la esperanza y la fortaleza
del amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario