martes, 21 de junio de 2011

Xavier Novell, obispo de Solsona






Xavier Novell i Gomà (Montfalcó d'Agramunt, 1969) es el prelado más joven de España. Ingeniero técnico agrícola, fue ordenado sacerdote en 1997 y trabajó como docente en la Facultad de Teología de Cataluña. Doctor en Teología por la Universidad Gregoriana de Roma, desde diciembre de 2010 está al frente de la diócesis de Solsona. En «Carta a los jóvenes» (Espasa) invita a avanzar hacia una vida creyente con la aspiración de despertar en quienes no creen el interés por la propuesta cristiana. Lleva veinte años trabajando con los jóvenes. Lo entrevista Antonio Astorga en ABC.

-Lo suyo con Cristo, ¿fue un flechazo?

-Me atraía su manera de vivir y me hice una propuesta: «De este, ¡yo me fío!».

-En esta sociedad laica, no se estila.

-Hoy no es noticia que en todas las Iglesias de España haya diez mil jóvenes que reciban al Espíritu Santo. Ni que un joven decida hacerse sacerdote, o ingresar en un convento.

-Sí son noticia los escándalos de abusos sexuales perpetrados por miembros de la Iglesia.

-No tiene interés que un perro muerda a un señor, y tiene interés mediático que un señor haya mordido a un perro. Dinámica de la hiperinformación.

-¿Hay ovejas descarriadas en el rebaño?

-Algunas. Todos, un poco, somos un poco descarriados y todos tenemos que volver cada día al redil, y renovar nuestra fidelidad a Cristo.

-¿Por qué hombre muerde a perro en la Iglesia?

-Eso no es una oveja descarriada. Eso es terrible. Un pastor, a quien el Señor le ha confiado una misión, se aprovecha para algo terrible: abusar de un niño. Eso es muy grave y tiene que ser extirpado de la Iglesia con toda claridad y contundencia.

-¿Vivimos con la muerte en los talones?

-Vivimos en una sociedad más de muerte que de vida. Catastrófica. Con una cantidad de abortos que hacen temblar. Se frivoliza sobre lo más sagrado: la vida. Vivimos heridos por el pecado.

-¿El pecado y el vicio han derrotado al amor?

-Hay gente que ama de un modo bellísimo, y matrimonios que son ejemplos de amor sincero. Pero es verdad también que se ha prostituido el amor de un modo tal que es difícil para un joven, hoy, llegar a comprender que el amor es algo realmente bello.

-¿Quién ha prostituido el amor?

-Hay una pulsión en el género humano, el deseo sexual, que si uno no lo humaniza pues es fácil que empiece por el derrotero de intentar descubrir qué es el placer venéreo, el placer sexual, y que le sepa a poco porque, en el fondo, el placer sexual, cuando no va unido al amor verdadero, siempre deja como vacío. El primer día quizás, no sé, debe ser cosa extraordinaria, pero por lo que he escuchado, me han contado, me han explicado, eso deriva a probar otras cosas porque no llena. Lo sexual habla del amor, y sin amor lo sexual queda como vacío.

-¿Quién destruye la familia?

-Una sociedad de libertad a ultranza sin objetivo. El querer «ser libre y hacer lo que me da la gana».

-¿El celibato es una gracia y una bendición?

-Así lo vivo, así lo he visto en tantísimos compañeros y sacerdotes mayores, que me han precedido. El celibato religioso o sacerdotal en la iglesia latina es, en gran parte, lo que explica la capacidad misionera inmensa, y también explica que la iglesia ortodoxa se haya quedado estancada y en recesión muy fuerte en sus mismos países de origen.

-¿Los ortodoxos viven como rajás?

-Una chica rumana me dijo: «Los curas en Rumanía, ¡qué gorrones! Las mejores casas, cochazos... ¿Por qué?» Le dije que cuando se tienen que mantener tres o cuatro hijos hay que «recoger» para no pillarse los dedos. «¿Quieres casarte?, pues paga tanto, ¿quiéres que te bendiga la casa?, pues paga tanto...». En cambio, el sacerdocio celibatario da una libertad y una pobreza, que permite la presentación de una Iglesia mucho más evangélica.

-¿Qué ideología tiene la Iglesia?

-Ninguna. Custodia a una persona que es capaz de cambiar los corazones de la gente.

-¿Qué sintió cuando unos chicos a los que usted les dio catequesis le invitaron a conocer su casa?

-Una gran tristeza. Tras recibir la confirmación, esos chicos no habían cambiado nada, y de un modo obsceno y provocador me desafiaban mostrándome un antro cutre donde insinuaban que allí tenían sus primeras experiencias sexuales.

-¿Cuál es el futuro de esa generación?

-El trabajo educa. Y las experiencias verdaderas de amor. Me temo que muchos se quedarán en la cuneta. El único que tiene solución verdadera es Cristo.

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