sábado, 24 de noviembre de 2012

En el Año de la Fe


 

Prometo ante Ti, Jesús mi Rey,

que deseo firmemente seas las ruedas de mi caminar y de mi ser.

Que, frente a otros dioses que intentan colarse en mi vida,

no pretendo otra cosa sino que, Tú mi Rey, seas mi centro.

¿Me ayudarás, Señor, a conocerte?

¡Tengo tanto miedo a que llegues y no te reconozca!

¡Tengo tanto temor a decir que “creo en Ti” y no saber nada sobre  Ti!

En este Año de la Fe, oh Señor y mi Rey,

haz que comprenda que tu eres la cabeza de mi existencia

que, sin Ti, la caridad se queda a medio camino

y, mi corazón, abierto de vez en cuando.

Haz que, al acercarme a la fuente de tu Palabra,

el castillo de mis entrañas se haga más fuerte y verdadero

más limpio y puro, más cristalino, profundo, auténtico y cristiano.

Que, ningún otro rey, frente a Ti –gran Rey-

tenga mejor posada que la que Tú mereces

Que, ningún otro rey, antes que Tú –gran Rey-

merezca adoración alguna .

En el Año de la Fe

me consagro a Ti, oh mi Rey, como vasallo de tu Reino:

ayúdame a trabajar por él y a construirlo con tu Espíritu

Enséñame a escuchar y valorar las Escrituras de tu reinado

Inspírame acierto en mis decisiones y proyectos

para que, cuando llegues –gran Rey-

me encuentres en la azotea de tu castillo:

vigilante y atento, despierto y con fe

sin sueño, espabilado, ardiente y con esperanza.

Que cuando regreses, oh –mi gran Rey-

puedas decir de mí:

¡He aquí a un siervo bien dispuesto!

Amén

Javier Leoz

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