sábado, 12 de enero de 2013

La Estrella en el Año de la Fe


Es llamada a descubrir nuestra fe como don y como tarea. Nos invita a responder, con la fe, ante el acontecimiento de la llegada de Cristo. ¿Estás dispuesto a ser estrella que indique los caminos a los demás?

La estrella no dejó indiferentes a los Reyes Magos. Seducidos por su resplandor abandonaron sus respectivos reinos llegando hasta las mismas plantas de Cristo. Su gran recompensa fue esa: ¡El Señor! ¿Qué suponen  para ti las luces de la Navidad? ¿Te ayudan a encontrar a Jesús o, por el contrario, deslumbran tu mirada?

La estrella, una vez cumplida su misión, socorrió a los Magos en su vuelta a sus lugares de origen. Pero, los Magos, ya no pudieron dejar las ventanas de sus vidas abiertas: a partir de ese momento dieron testimonio de lo que vieron, oído y adorado. ¿Damos a conocer nuestras convicciones religiosas o , por el contrario, las reducimos al ámbito privado?

La estrella, en su periplo hasta Belén, conocía perfectamente la trayectoria, las circunstancias o peligros de los que tenía que advertir a los regios personajes. ¿Conocemos nosotros la ruta de nuestra fe? ¿Somos conscientes de que, el Papa Benedicto XVI, al convocar un Año de la Fe es porque quiere que nuestro conocimiento de Cristo sea más real, reflexivo, meditado y testimonial?

La estrella, una vez llegado el fin de su misión, quedó en un segundo lugar. Los cristianos sabemos de dónde venimos y a dónde vamos. ¿Dejamos espacio para que Dios actúe en nuestras vidas? ¿Le damos opción para que, Él, alumbre nuestras decisiones, pensamientos o proyectos?

La estrella supo tutelar porque estaba impregnada de luz. El Papa Benedicto XVI, con motivo del Año de la Fe, nos recuerda que nadie puede ofrecer lo que no tiene. ¿Alimentamos nuestra fe con la práctica sacramental? ¿Nos acercamos a lecturas cristianas que puedan iluminar nuestros criterios cristianos?

La estrella apareció en lo más alto del cielo para orientar a hombres de carne y hueso que regían diversos reinos de la tierra. ¿Somos humildes para dejarnos guiar por la Palabra de Dios? ¿Tenemos hambre del cielo o, tan sólo, de aquello que crece en la tierra?

La estrella llevó por los desiertos de aquella época al encuentro “cara a cara” entre el Rey de Reyes y los Magos. ¿Qué estás dispuesto a realizar para que, este Año de la Fe, te ayude a un encuentro personal con Jesucristo? ¿Estás dispuesto a caminar con menos cosas y con más contenido?

 

La Virgen María brille siempre como estrella en el camino de la nueva evangelización. Que ella nos ayude a poner en práctica la exhortación del apóstol Pablo: «La palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; corregíos mutuamente… Todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él» (Col 3,16-17). Amén

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