lunes, 27 de abril de 2009

Como en Emaús

Señor,

también yo marcho hoy por la vida

como los discípulos de Emaús:

pensando que mi vida no tiene sentido,

creyendo que en la vida todo es negro,

incapaz de ver con mis ojos

la claridad del día y las estrellas de la noche.

Señor, yo, y otros muchos como yo,

tenemos la tentación de creer

que el dolor es más fuerte que la vida.

Yo, y otros muchos como yo,

nos decimos que esto no tiene salida,

que no hay quién lo arregle,

que nos hemos hechos demasiadas ilusiones,

y la realidad es muy distinta...

Señor, yo, y otros muchos como yo,

creemos que nos has abandonado

y nos vamos, cabizbajos, de retirada:

«Porque ya no hay nada que hacer,

porque ya todo está perdido ... »

Señor, ¿no podrías salir hoy al camino

y pasear conmigo?

¿No podrías levantar mi esperanza

de este suelo rastrero por donde camino?

¿No podrías quedarte a comer

y calentar mi corazón frío?

¿No podrías, Señor,

hacer algo para descubrir tu presencia,

que alegre mi existencia?

¿No podrías, Señor, repetir

aquella escena de Emaús en mi vida?

No hay comentarios:

Publicar un comentario