sábado, 7 de noviembre de 2009

Dirige nuestros pasos por los caminos de paz.


Pongamos en manos de María las esperanzas del mundo y de los hombres:

A ti, Madre de los hombres y de las naciones,
te encomendamos llenos de confianza la humanidad
entera con sus temores y esperanzas.

No permitas que le falte la luz de la verdadera sabiduría.
Guíala en la búsqueda de la libertad
y de la justicia para todos.

Dirige sus pasos por los caminos de paz.
Haz que todos encuentren a Cristo, camino, verdad y vida.

Sostén, oh Virgen María, nuestro caminar en la fe
y alcánzanos la gracia de la salvación eterna.

¡Oh clementísima, oh piadosa,
oh dulce Madre de Dios y Madre nuestra, María!

Amén.
Juan Pablo II

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