jueves, 26 de noviembre de 2009

Hágase tu voluntad

Con la confianza puesta en Dios, que vela por sus hijos, oremos antes del descanso nocturno:


Padre, tú estás en el cielo y nosotros en la tierra.


En el cielo hay paz, y los ángeles y los santos participan de tu luz.


En la tierra, ahora, se ciernen las tinieblas.


Pero no es de esa oscuridad de la que tenemos miedo, porque mañana saldrá el sol y el mundo recuperará la alegría.


Tenemos miedo de la oscuridad del pecado, y te pedimos perdón por nuestras faltas.


Tenemos miedo de la voluntad del hombre, que puede construir un mundo injusto en el que no haya lugar para ti y, por tanto, tampoco para los hombres.


Por eso, te pedimos que durante esta noche derrames tu Espíritu Santo, para que los hombres recapacites.


Que mañana nos levantemos dispuestos a ser mejores, y que podamos rezar: “Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo”


Padre nuestro…

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