miércoles, 18 de agosto de 2010

Bendito seas por siempre, Señor.


Damos gracias a Dios, que en su Hijo Jesucristo nos ha mostrado su misericordia:


R/ Bendito seas por siempre, Señor.


Te alabamos por tu Hijo Jesucristo, en quien se cumplió la profecía de Isaías, el Mesias esperado que nos trajo la salvación.


En su nombre los cojos caminan, los ciegos ven, los sordos oyen y a los pobres se les anuncia el evangelio.


Tu Hijo nos ha mostrado el camino de la obediencia, Él, que dio la vida por sus amigos, y selló con su sangre la Nueva y definitiva Alianza.


Ahora la tumba está vacía porque ha resucitado y vive en su Iglesia, dándosenos en el alimento de la Eucaristía.


En Él esperamos, para que abra las puertas de su reino a todos los que han muerto, y nos reciba un día en su presencia.

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