domingo, 4 de abril de 2010

¡ Alégrate, Cristo vive!





¡ Alégrate, Cristo vive!

¡Aleluya!

Criato ha resucitado.

¡Aleluya!

SECUENCIA

Ofrezcan los cristianos ofrendas de alabanza

a gloria de la Víctima propicia de la Pascua.

Cordero sin pecado que a las ovejas salva,

a Dios y a los culpables unió con nueva alianza.

Lucharon vida y muerte en singular batalla

y, muerto el que es la Vida,

triunfante se levanta.

¿Qué has visto de camino, María, en la mañana?

A mi Señor glorioso, la tumba abandonada,

los ángeles testigos, sudarios y mortaja.

¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!

Venid a Galilea, allí el Señor aguarda;

allí veréis los suyos la gloria de la Pascua.

Primicia de los muertos, sabemos por tu gracia

que estás resucitado; la muerte en ti no manda.

Rey vencedor, apiádate de la miseria humana

y da a tus fieles parte en tu victoria sana.

Amén. Aleluya.


LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 20, 1-9

El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue a donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien quería Jesús, y le dijo:

—Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.

Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro; vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que Él había de resucitar de entre los muertos.


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