viernes, 18 de marzo de 2011

Acción de gracias por los sacerdotes


Toda celebración eucarística es una acción de gracias.
Y hoy te queremos dar gracias y bendecirte por los sacerdotes,
ellos son para nosotros un precioso regalo de tu parte.
Gracias, Señor, por este regalo que tantas veces no sabemos apreciar.
Gracias por los sacerdotes ancianos y mayores que se han desgastado
en el anonimato y la fidelidad del día a día.
Gracias por los sacerdotes enfermos cuyo testimonio de entrega hasta el sufrimiento nos anima a seguir luchando en la vida.
Gracias por nuestros párrocos y vicarios que, como pastores responsables,
están siempre a nuestro lado para guiarnos y acompañarnos.
Gracias por los sacerdotes misioneros, su ejemplo es para nosotros una invitación a dejarlo todo para anunciar en nuestro ambiente tu Palabra sin complejos.
Gracias por los sacerdotes que trabajan en los hospitales,
donde su presencia es signo de tu presencia que da vida y salud.
Gracias por los sacerdotes que trabajan en las escuelas,
las universidades y todas las instituciones educativas;
ellos se esfuerzan en mostrar que la fe y la cultura se necesitan mutuamente.
Gracias por los sacerdotes que acompañan tantos movimientos y grupos que hay en tu Iglesia porque hacen lo posible para que el fuego del apostolado esté siempre vivo.
Gracias por los sacerdotes que nos acompañan en nuestro camino espiritual;
gracias por su escucha, su silencio, su respeto y sus palabras de consejo, de ánimo y de consuelo.
Gracias por los sacerdotes que trabajan en la formación de los seminaristas,
dándolo todo para formales según tu corazón y al ejemplo de tu Hijo el Buen Pastor.
Gracias por los sacerdotes que trabajan con los más desfavorecidos de nuestro mundo injusto;
porque intentan construir con gestos proféticos el reino de las bienaventuranzas.
Gracias por los sacerdotes que nos han dado el sacramento del bautismo,
el don de la fe y la gracia de ser hijos de tu Iglesia.
Gracias por los sacerdotes que nos alimentan en la Eucaristía con la Palabra y el Pan de la Vida que nos permiten seguir caminando como hermanos.
Gracias por los sacerdotes que en tu nombre perdonan nuestros pecados
y enjugan nuestras lágrimas con palabras de misericordia.
Gracias por los sacerdotes que bendicen nuestros matrimonios
para que sean signo de tu amor hacia todos nosotros.
Gracias por los sacerdotes que nos visitan cuando estamos enfermos
y nos dan fuerzas para soportar el sufrimiento y el dolor.
Gracias por los sacerdotes, Señor.
Gracias, muchas gracias.

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