miércoles, 1 de julio de 2009

Nunca pasas de largo...


Ibas de aldea en aldea,
y aunque siempre ibas de paso,
nadie podía decir
que tú pasases de largo.

Por más deprisa que fueras,
siempre tomabas contacto
con el pobre y el enfermo,
¡siempre allí pasaba algo!

Que por donde tú pasabas,
-aunque fuera breve el paso-
algo nuevo iba a ocurrir,
¡pues no pasabas de largo!

Tú sigues viniendo a mí
en un encunetro diario,
y yo sé muy bien, Jesús,
¡que nunca pasas de largo!

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