martes, 21 de julio de 2009

Oración Vocacional

A ESTOS DOCE LOS ENVIÓ EN MISIÓN


Espíritu eterno de Amor,

que procedes del Padre y del Hijo,

te damos gracias por todas las vocaciones

de apóstoles y de santos que han fecundado la Iglesia.

Te pedimos que continúes tu obra.

Acuérdate del momento en que, en Pentecostés,

has descendido sobre los apóstoles

reunidos en oración con María, la Madre de Jesús,

y mira a tu Iglesia que hoy

tiene particular necesidad de sacerdotes santos,

de testigos fieles y autorizados de tu gracia,

que tiene necesidad de hombres y mujeres consagrados

que irradien el gozo de aquellos que viven sólo por el Padre,

de aquellos que hacen suya la misión y la ofrenda de Cristo,

de aquellos que construyen, en la caridad, el mundo nuevo.


Espíritu Santo, Fuente eternal de gozo y de paz

eres Tú quien abre el corazón y el espíritu a la llamada divina;

eres Tú quien vuelve eficaz todo impulso

hacia el bien, hacia la verdad, hacia la caridad.

Tus gemidos inexpresables

se elevan al Padre desde el corazón de la Iglesia,

que sufre y lucha por el Evangelio.

Abre el corazón y el espíritu de hombres y mujeres jóvenes,

a fin de que una nueva floración de santas vocaciones

muestre la fidelidad de tu amor,

y que todos lleguen a conocer a Cristo,

la luz verdadera venida al mundo

para ofrecer a cada ser humano

la esperanza segura de la vida eterna.

Amén.

JUAN PABLO II

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