miércoles, 13 de octubre de 2010

Ante la fiesta de Santa Teresa


Os proponemos cinco perlas preciosas, que, unidas a las que cada uno y cada una encuentre espigando el amplio campo teresiano, le darán al día un aire de alegría familiar inigualable.

1ª Entrar en el espacio de la dignidad vestidos de la absoluta gratuidad de Dios. "Ser siervos del amor... es una dignidad tan grande que me regalo extrañamente en pensar en ella" (V 11,1).

2ª Dejarnos sorprender por la belleza de la mirada de Jesús y, de ahí, pasar a un encuentro de miradas amoroso. "Se esté allí con él, acallado el entendimiento. Si pudiere, ocuparle en que mire que le mira" (V 13,22).

3ª Abrinos al Espíritu en la interioridad habitada, para "gozar de aquel contento con más gusto" (V 14,2).

4ª Estrenar un estilo de vida humilde. "La razón que aquí ha de haber es entender claro que no hay ninguna para que Dios nos haga tan gran merced, sino sola su bondad" (V 15,7).

5ª Responder al don de Dios con una disponibilidad generosa. "A todo se ofrece"! (V 15,14).

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