martes, 19 de octubre de 2010

Orar siempre sin desanimarse


He pasado mi vida tanto en el bien como en el pecado y, a lo largo de mis sesenta años, he experimentado la fuerza de la costumbre. También el alma y la inteligencia pueden adquirir costumbres. El hombre hace lo que tiene por costumbre hacer. Si está habituado al pecado, constantemente tenderá a pecar, y los demonios le empujarán a ello; pero si tiene hábito de hacer el bien, Dios le asistirá con su gracia.

Si tienes la costumbre de orar sin cesar, de amar a tu prójimo y de llorar por el mundo entero durante la oración, tu alma será atraída hacia la oración, las lágrimas y el amor. Y si tienes por costumbre dar limosna, ser obediente, ser abierto a tu padre espiritual cuando te confiesas, siempre actuarás de esta manera y así encontrarás la paz en Dios.

SAN SILVANO

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