sábado, 16 de octubre de 2010

Dios se da al que abre su alma


"A mi parecer, si como ahora entiendo que en este palacio pequeñito de mi alma cabe tan gran Rey, que no le dejara tantas veces solo, alguna me estuviera con él y más procurara que no estuviera tan sucia. Más ¡ qué cosa de tanta admiración, quien hinchiera mil mundo sy muy mucho más con su grandeza, encerrarse en una cosa tan pequeña! A la verdad, como es Señor, consigo trae la libertad, y como nos ama, hácese a nuestra medida.

Cuando un alma comienza, por no la alborotar de verse tan pequeña para tener en sí cosa tan grande, no se da a conocer hasta que va ensanchándola poco a poco, conforme a lo que es menester para lo que ha de poner en ella. Por esto digo que trae consigo la libertad, pues tiene le poder de hacer grande este palacio. Todo el punto esá en que se le demos por suyo con toda determinación, y le desembaracemos para que pueda poner y quitar como en cosa propia. Y tiene razón Su Majestad, no se lo neguemos. Y como él no ha de forzar nuestra voluntad, toma lo que le damos, mas no se da a sí del todo hasta que nos damos del todo.

Teresa de Jesús



Recordando a santa Teresa de Jesús, virgen y doctora, dirijámonos a Dios, fuente de toda santidad:


R/ Señor, muestranos tus caminos.


-Señor, tu que colmaste a santa Teresa con espíritu de sabiduría y entendimiento: derrama el don de sabiduría sobre quienes se encargan del cuidado de las almas.


- Señor, tú inspiraste a santa Teresa para que reformara el Carmelo: infúndenos a todos el deseo de mayor perfección.


- Señor, tú dotaste a santa Teresa de valentía y prudencia: que ella intercede por nuestros pastores para que gobiernen con sabiduría.


- Señor, tú inspiraste a santa Teresa a enseñar lo que había aprendido mediante la oración y el sufrimiento: enséñanos con sus escritos y con su ejemplo.


- Señor, finalmente te llevaste a santa Teresa a contemplar tu gloria a la derecha del Padre: reúne a nuestros difuntos en tu presencia.

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