miércoles, 24 de febrero de 2010

En esta Cuaresma


Oh Creador, tu conoces el corazón del hombre,
comprendes nuestras lágrimas y el clamor
de nuestra plegaria.
En este santo ayuno cuaresmal,
condúcenos al desierto, purifícanos.

En tu ternura, Señor, escrutas nuestros corazones,
conoces la debilidad de todas nuestras fuerzas,
da a todo el que vuelve a ti
el perdón y la gracia de tu amor.

Sí, hemos pecado contra ti:
perdona a los que lloran y confiesan tu nombre.
Para alabanza de tu gloria,
inclínate sobre nuestra heridas, Señor, y sánanos.

Que la abstinencia libere nuestro cuerpo,
que tu gracia lo ilumine en este tu Cuerpo de Luz.
Que nuestro espíritu se vuelva sobrio,
que evite todo mal y todo pecado.

Te rogamos, bienaventurada Trinidad,
que nos conduzcas hasta los goces
de las fiestas pascuales.
Y veremos a Cristo elevarse
de entre los muertos, glorioso y viviente.
Liturgia Latina

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