jueves, 13 de mayo de 2010

Crónica de la Familia Carmelitana


VIII Encuentro de la F. C. T. Bugense

Santiago de Compostela, 8 y 9 de mayo

Los días 8 y 9 del presente mes han sido jornadas de “Gracia” para la Familia del Carmelo T. en nuestra Provincia. EL Señor, junto a la tumba del Apóstol Santiago, ha inundado de misericordia, paz y amor a los peregrinos que hasta allí nos hemos acercado. Todos llevábamos a tantos en nuestro corazón, plegarias, intenciones… El número no se podría contar.

Este año el ambiente de la celebración ha sido muy distinto al de los anteriores, un poco menos familiar, pero… hemos podido ganar el “jubileo”.

Nos hemos acercado peregrinos de Oviedo: 56, Gijón: 54, León: 56 de la parroquia y 160 del Colegio, Burgos: 9, Reinosa: 34, Burgo de Osma- Soria: 48 y 36 de La Coruña.

Unos grupos han estado tres días, otros dos y otros uno.

El primer encuentro, con mojadura incluida, pues no paró de llover en toda la tarde, lo tuvimos en las MM. Carmelitas Descalzas el sábado a las 19:30h., aunque comenzamos diez minutos más tarde por los inconvenientes de la lluvia, la movilidad de la gente… A los que asistieron se les entregaron dos distintivos del encuentro: un pañuelo blanco, como la capa de la Virgen, con la imagen de la Virgen de Burgos y la leyenda “encuentro de la familia del Carmelo Teresiano”, y una chapa con el escudo de la Orden y la misma frase que la del pañuelo. Compartimos, con la mayor solemnidad que se pudo, las vísperas con las Madres, se hizo el homenaje sabatino y se leyó la carta que el P. Provincial escribió a los peregrinos a Santiago de C. en el día de la F. C. T.

Después, breve presentación de peregrinos. ¿Cómo? Muy sencillo: cada grupo se presentó entonando un canto a María y recibiendo un cariñoso aplauso de todos los demás. Y, como el tiempo volaba, finalizábamos el acto a las 20:45h. Los que pudieron, pues esperaba la cena en los lugares de alojamiento, pasaron a saludar a las Madres que, por cierto, se alegraron muchísimo de poder compartir con nosotros el homenaje a María y de estar todos en su casa.

A la salida, la lluvia, persistente, como si se empeñara en recordarnos que Dios deseaba empaparnos con sus gracias, seguía calando nuestros huesos. Así, la primera jornada.

El domingo por la mañana, otros lo hicieron el sábado por la tarde, se pasó entre cruzar el umbral de la puerta Santa y dar el abrazo al Apóstol. Siempre, agua y mucha cola. Esto nos recordaba que hay que esperar y “padecer mucho para entrar en el Reino de los cielos”.

Llegó la hora de la Misa: las 13:15h. Estábamos presentes 450 peregrinos de nuestra familia junto a otros de variadas procedencias y con los jóvenes de la canción misionera de Galicia. La Eucaristía la presidió el Delegado de Misiones de la Diócesis.

Antes de la Homilía, como es costumbre, proclamamos las invocaciones al Apóstol: por el Colegio S. Juan de la Cruz, el P. Ricardo, y por el toda la F. C. T. el que suscribe. El P. Ricardo se encargó de prepararlas.

Antes de la bendición final, como es costumbre, se entonó el himno al Apóstol Santiago y a su vez... vuelo de incienso con el botafumeiro que, gracioso, enérgico y circense, esparcía por las naves de la catedral dejándonos a todos con la boca abierta y arrancandonos un sonoro aplauso.

Tras la celebración de la Misa, a todo gas, como suele decirse, nos trasladamos al restaurante, a unos 10 kilómetros de Santiago, y allí compartimos la comida casi todos los grupos. Terminada la misma, no hubo lugar para “sobremesa”, rápidamente, emprendimos la marcha hacia nuestros destinos pues nos esperaba una larga andadura. Gracias a Dios todos hemos llegado bien a nuestros destinos.

Espero que todo haya servido para estrechas lazos y construir "Familia".

Gracias a todos por el esfuerzo, la participación y… ¡Hasta el año que viene!

Fr. J. Fausto H.

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