lunes, 31 de mayo de 2010

La Visitación de María a su prima Isabel

Traspasas la llanura de Esdrelón

y las montañas de Jerusalén,

en tu vientre se mece el dulce Bien,

y llegas a Ain-Karín, cerca de Hebrón.


En Isabel estalla la emoción:

¡Bendita tú y el fruto de Belén!,

rendidamente has pronunciado amén

y eres cauce de eterna salvación.


El hijo que Isabel espera ansiosa

afirma, desde el seno, la existencia

del Mesías, que en tu interior reposa.


E Isabel te declara fiel, dichosa,

en ti se complació la Providencia

por tu "fiat", tu ofrenda generosa.



Desbordante de fe y de valentía,

aceleradamente vas a darte,

a servir, a ayudar, a sincerarte,

a derramar cariño, cortesía.


Es encuentro de gozo, de alegría.

Isabel se conmueve al abrazarte.

Tú alabas al Señor por desposarte.

¡Estás llena de Dios, de Eucaristía!.


Isabel, por milagro, va a ser madre

del Precursor, profeta del Altísimo,

que mostrará el sendero del perdón.


Tú proclamas la majestad del Padre,

en ti se da misericordiosísimo,

y es tu carne la cuna de su don.

Emma-Margarita R. A.-Valdés


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