Gracias, David. Gracias, hermano.
Siguiendo a María, la Madre del Carmelo, dices Sí para siempre
y las campañas de Soria repican a gloria.
Teresa y Juan están contentos.
¡Qué alegría! Gracias al Señor que se ha fijado en ti y te ha llamado.
Tu Sí es la mejor respuesta al Dios de la compasión,
de la ternura y de la fidelidad.
Tu Sí es el callado amor de tu corazón al que no sabe más que amar.
Tu Sí es dejar que Dios ame en ti entrañablemente a todo ser humano.
Gracias, David; en tu Sí estamos todos:
tu familia, los que formamos la Provincia y tantos amigos.
Tu Sí recrea nuestro Sí al Señor, nos invita a responder al Amigo de darse.
Tu Sí al Señor alienta a los hermanos enfermos,
a la vez que ellos te dan la sabiduría de Dios alcanzada en los caminos.
Tu Sí fortalece a nuestros misioneros de ISAMIS
y les señala la mejor forma de amar a la Iglesia: entregar la vida por los pequeños. Tu Sí, como un perfume de servicio, se hace presente entre los más jóvenes.
Tu Sí llena de alegría a las Carmelitas,
las hermanas que cuidarán tu fuego orando, para que no se apague.
Tu Sí se une a la melodía de María y de la Iglesia a su Señor.
Tu Sí convoca a las comunidades de América y España
para bendecir al Señor que te ha mirado.
Gracias, David, hermano, amigo, carmelita teresiano para siempre.
Para ti, nuestro abrazo más entrañable.
¡Felicidades!
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