
Porque Dios es el Señor de la vida ponemos ante él la jornada que comienza:
Padre Santo, acepta en este día
nuestras oraciones, obras de caridad,
nuestros sufrimientos,
alegrias y trabajos
y los de todos nuestros hermanos
unidos a las intenciones
del Corazón divino de Jesús,
y a las de la Virgen María,
nuestra Madre,
para que así la gracia
de tu Espíritu Santo
nos haga testigos de tu amor,
y el mundo entero
te conozca y te ame. Amén.
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